Para el PRI no ha sido sencillo encontrar la ruta de éxito luego de que perdimos el poder en 2011, reconoce la ex candidata a la gubernatura Blanca Alcalá Ruiz, ante la cercanía del próximo proceso comicial en el que se renovarán todos los cargos de elección popular en Puebla, desde las presidencias municipales hasta el Poder Ejecutivo local.
Pocas horas antes de dejar el país para asumir las funciones de embajadora en Colombia, Alcalá participa en el programa Aquí Vamos de La Jornada de Oriente que se transmite en redes sociales, donde señala que los resultados del Revolucionario Institucional en 2018 dependerán de que actúe en inclusión y construya un proyecto “suficientemente atractivo y sólido”.
“Yo creo que mi partido está trabajando en ello. El reto es enorme porque seguimos siendo un partido en oposición y la historia ha demostrado que a veces recuperar el gobierno es complicado”, indica.
Como militante del tricolor, manifiesta que “quisiera que el PRI regresara a conducir el destino de Puebla”, sin embargo, reconoce que “serán los ciudadanos los que decidan” en las urnas.
Acción Nacional convirtió la elección de 2016 en una guerra de lodo, señala
Aunque la senadora con licencia y ex presidente municipal de Puebla considera que el proyecto que presentan los partidos políticos a los electores influye en los resultados comiciales, reconoce que no siempre es determinante cuando el rival a vencer recurre a métodos antidemocráticos para ganar los comicios.
Recuerda que como candidata al Poder Ejecutivo local el año pasado decidió arrancar campaña con la presentación de su propuesta de gobierno, en la que concretó la experiencia que le dio su paso por la Secretaría de Finanzas y Administración del estado, el Banco Nacional de Obras y Servicios (Banobras), el ayuntamiento de Puebla, el Congreso local y el Senado de la República.
Al final, lamenta, pesó más la reforma electoral que impulsó Acción Nacional de manera previa porque le sirvió para construirse un escenario favorable, así como la campaña negra en su contra porque convirtió la elección “en una guerra de lodo” en la que quedó fuera de discusión de las propuestas.