La secretaria de Salud estatal, Araceli Soria Córdoba, al comparecer ante el Congreso local para rendir su informe del último año de gobierno, reconoció como difícil la transferencia de los servicios de salud de Puebla al organismo IMSS–Bienestar, ya que la Federación ha incumplido con el abasto de entre 30 y 20 por ciento de los medicamentos, por lo que el gobierno estatal ha tenido que destinar recursos propios para mitigar el problema. En Puebla, la transición al IMSS–Bienestar implicó la federalización de los servicios que se brindan en 743 unidades que antes eran administradas por el estado, a través de Servicios de Salud del Estado de Puebla (SSEP).
No hay duda de que el desafío es mayúsculo cuando se trata de la salud de la población, más cuando se habla de poner en funciones los servicios a fin de otorgar atención médica y medicamentos gratuitos a las personas sin seguridad social. Y si bien los esfuerzos han sido significativos, falta un largo camino, incluso en la mejora de los servicios de los propios organismos de seguridad social.
Otro aspecto es la homologación de los salarios y la basificación de los profesionales de la salud que venían laborando previamente adscriptos a la SSEP y que todavía están pendientes de regularización.
Además, otra de las dificultades reconocidas por la secretaria es la de alcanzar la cobertura de personal médico, situación que atribuyó a la negativa de los especialistas a laborar en comunidades marginadas. Lo anterior puede tener diversas explicaciones. La más simple responsabilizar a las y los propios médicos por falta de vocación de servicio hasta la falta de condiciones materiales para ejercer su práctica, así como las condiciones de inseguridad prevalecientes en muchas regiones, pero en muchos casos es una realidad que les es ajena, comenzando por la lengua, así como las costumbres que están en la base de las relaciones sociales comunitarias.