La denuncia de golpear a niños y embarazadas, hostigamiento y amenazas por parte de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), que realizaron integrantes de la Caravana Viacrucis 2024, que llegó ayer a la ciudad de Puebla con más de mil 500 migrantes, debe investigarse.
Miembros de la caravana compuesta por personas oriundas de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Perú, Ecuador, Cuba, Haití, Venezuela y Colombia, entre otros países, que pretenden llegar a Estados Unidos, afirmaron que el principal problema que han tenido en su paso por México es el acoso del personal del INM, que no solo golpea a los más vulnerables y les quita sus escasas pertenencias, sino que busca capturarlos para tramitar su deportación.
A su paso por las distintas comunidades, municipios de la región y de la ciudad de Puebla, sus habitantes dieron muestras de solidaridad con los migrantes, entregándoles diversos tipos de apoyo hasta su llegada a la parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Llanos, en donde les esperaba comida y alojamiento.
La actitud de la población contrasta con las acciones del INM frente a la vulnerabilidad de las caravanas migrantes, que no solo es esta ocasión han sido denunciadas en Puebla. No olvidamos los hechos en febrero pasado, cuando personal de esa dependencia agredió a migrantes que la población de San Isidro Monterrosas y la cabecera del municipio de Palmar del Bravo protegió, y donde organizaciones y colectivos como la Red Jesuita con Migrantes México, la Casa de Atención a Desamparados, el Programa Universitario en Migraciones de la Universidad Iberoamericana en Puebla, entre otros, urgieron a las autoridades federales a que investigaran los hechos, demandando el respeto a los derechos humanos de todas las personas migrantes y pidieron que se otorgue a las familias que están en condición de extrema vulnerabilidad tarjetas de visitante por razones humanitarias.
Por ello y frente a las denuncias actuales de la caravana migrante, es necesario exigir una investigación que busque frenar prácticas abusivas y violatorias de los derechos humanos de personas y de los muchos infantes que componen las caravanas migrantes en su tránsito hacia Estados Unidos.