Puebla enfrenta un déficit de vivienda social de 50 mil unidades, situación que limita el acceso a la vivienda digna para miles de familias y complica la estabilidad del mercado inmobiliario estatal. Así lo reconoció Julio Javier Préstamo Abrego, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), quien explicó que este rezago se debe, principalmente, al alto costo de la tierra y a la insuficiencia de políticas efectivas que impulsen la construcción de vivienda social.
El dirigente señaló que actualmente la desaceleración del mercado inmobiliario responde a la coyuntura económica nacional y a la escasez de capital, lo que retrasa operaciones y reduce la colocación de inmuebles.
“Toda la inmobiliaria en este momento está en un proceso de desaceleración, pero bueno, es por la economía a nivel nacional, no es un tema de la ciudad de Puebla, es un tema que al final nos afecta porque por la falta de capital. Las familias se están enfrentando a bajos recursos, vivienda a un precio alto y entonces se está conjugando ahorita una tormenta perfecta, el mercado inmobiliario no se va a detener, pero sí va a ser un poco más lento”, advirtió Préstamo Abrego.
En Puebla, la falta de proyectos de vivienda social se agrava por los precios del suelo urbano, que alcanzan los 700 pesos por metro cuadrado en la zona conurbada. Este valor duplica el monto necesario —de 300 a 350 pesos— para viabilizar la construcción de desarrollos accesibles.
“Desgraciadamente, si nos damos cuenta, en Puebla todavía no ha habido quien detone este tipo de vivienda por el alto costo de la tierra… En Puebla ya es muy difícil poder conseguir a esos costos la tierra”, lamentó el presidente de la AMPI.
La problemática se agrava cuando se compara la evolución del precio de la tierra. Hace dos décadas, una hectárea costaba entre 40 mil y 50 mil pesos; hoy, su precio alcanza los 7 millones de pesos, situación que reduce las opciones incluso en las periferias.
Aunque el gobierno federal ha mostrado interés en impulsar la vivienda social —principalmente desde la presidencia de Claudia Sheinbaum—, en Puebla aún no hay medidas concretas que generen alternativas reales para atender la demanda acumulada y el impacto de los altos precios del suelo en la oferta habitacional.
El déficit de vivienda social en Puebla y la desaceleración económica mantienen un escenario adverso para las familias de menores ingresos y para los profesionales inmobiliarios, quienes enfrentan cada vez más dificultades para colocar viviendas a precios accesibles.
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El desarrollo se centra en las zonas conurbadas, donde los costos de la tierra, aunque menores que en la ciudad, todavía resultan poco competitivos para el desarrollo social.
El reto principal para revertir la tendencia estará en articular acciones entre actores públicos y privados que permitan reducir los precios del suelo, incentivar la inversión y ampliar la oferta de vivienda social para atender la demanda insatisfecha en la entidad.


