Para los meses de septiembre y hasta enero de 2021 podría haber un repunte de contagios de Covid-19, influenza, neumonía y bronconeumonía derivado de los fenómenos meteorológicos como las lluvias, granizadas y cambios bruscos de temperatura que azotan en esta temporada al estado de Puebla, advierte el estudio “Riegos y peligros regionales por fenómenos naturales y atrópicos” que dio a conocer este lunes el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim).
Para ello, el observatorio ciudadano exhorta a los gobiernos municipales a elaborar su atlas de riesgo para conocer zonas de posibles inundaciones y contaminación que facilitarían la propagación del virus y también de un mayor número de casos de dengue.
El estudio enfatiza que los efectos negativos del coronavirus impactan en mayor medida entre la población que enfrenta carencias y rezago social, lo cual podría provocar el acumulamiento de riesgos y peligros por las condiciones territoriales.
“En zonas propensas de inundación por lluvias no solo se afecta el patrimonio, sino que el cambio brusco de clima repercute en la condición física de las personas, lo que las deja vulnerables y propensas a infecciones respiratorias que en este momento incrementa el riesgo ante la presencia del Covid-19 y del dengue”, advierte.
De acuerdo con el Igavim, el índice de inundabilidad con período de retorno de 2 años se concentra en los municipios de Puebla, Huejotzingo, Izúcar de Matamoros, Tulcingo del Valle, Acatlán y en algunas localidades de la región Tehuacán y la Sierra negra.
Refiere que el Covid-19 ha generado ya un acumulamiento de impactos negativos en la sociedad; sin embargo, asegura que los problemas aumentarán cuando se suman los efectos que provocan los fenómenos naturales en el territorio como las lluvias, las granizadas y las bajas temperaturas.
Explica que las carencias y el rezago social también acumulan riesgos y peligros por las condiciones territoriales en el que se puede ubicar una persona o una vivienda, lo que limita el orden urbano o rural y a su vez complica la jerarquización de necesidades.
Actualmente, enfatiza que en el estado de Puebla 8.6 por ciento de la población, es decir unas 550 mil personas, se encuentra en extrema pobreza.
A esto agrega que de acuerdo con la Ley General de Cambio Climático, el estado de Puebla incumplió con la entrega desde 2013 de un programa que integre y publique los atlas de riesgo de los 217 municipios y su vulnerabilidad ante el cambio climático.
Advierte que en el estado existen regiones como la Angelópolis, el Valle de Atlixco, Matamoros y la Mixteca con diferentes tipos de contaminación que se originan en el agua por coliformes fecales.
En el caso de la contaminación por residuos sólidos urbanos identifica 19 sitios en la entidad que son considerados como de alto riesgo, no obstante, en este período de la pandemia se ha incrementado la cantidad de residuos por el uso de cubrebocas y otros insumos que no han tenido una correcta disposición y manejo.
Asimismo, el observatorio ciudadano afirma que el mayor grado de vulnerabilidad social se observa en algunos municipios de las regiones Sierra Norte, Nororiental y Tehuacán y Sierra Negra, mientras añade que el índice de marginación también se identifica en la región Mixteca y Valle de Atlixco-Matamoros.
“Las condiciones de marginación y pobreza impactan directamente no solo en la gestión integral del riesgo sino en la resiliencia ante los fenómenos naturales y que en estos casos también afecta las condiciones naturales de la zona”, afirma.
Por otro lado, el Observatorio del Instituto para la Gestión y Vinculación Municipal revela que sólo 38 de los 217 municipios del estado de Puebla cuentan con un Atlas de riesgo, es decir un 17.5 por ciento de la totalidad de las localidades.
Al respecto, señala que es dicha cifra es preocupante por las deficiencias técnicas que persisten para la identificación de riesgo y peligros por regiones, que evitan un correcto orden urbano y rural.
Asegura que esto ha propiciado cada año que en caso de lluvias, inundaciones, deslizamientos, sismos o erupción del volcán Popocatépetl, los afectados tengan que ser desplazados de último momento de sus viviendas hacia albergues y campamentos, donde se incrementaría el riesgo de contagios por Covid-19.
A la precariedad de los refugios, alerta la dificultad de acceso al agua potable, las deficiencias de los sistemas de saneamiento, los deficitarios servicios médicos y la inseguridad alimentaria, entre otros.