Jesús afirmaba: “Dad al César lo que es del César y a dios lo que es de dios”. Con ello, mostraba una posición que se ha entendido como un distanciamiento de la vida política, optando por la construcción de un reino espiritual, sin embargo, durante siglos, un puñado de privilegiados se han asumido como constructores de un reino divino en este mundo y, en nombre de dios, han cometido los peores crímenes de los que se tenga registro: la invasión de América, África y Asia, el franquismo en España. Sin olvidar que Hitler fue un ferviente católico, las peores dictaduras en América, como la chilena, sucedieron bajo el amparo de insignes conservadores dispuestos a matar por “el reino de dios en la tierra”, aún a costa del sufrimiento del pueblo, la violación de los derechos humanos y la muerte de miles de personas.
Cuando parecía haberse erradicado el pensamiento ultraconservador, cuando parecía que el discurso democrático era hegemónico, resurgen los voceros del pensamiento dictatorial. En México ha habido varios intentos por cohesionar a las fuerzas conservadoras que han sido afectadas en sus intereses por el avance de la 4T. Sus intentos han sido diversos y más que efectivos han llegado a ser ridículos, por decir lo menos. Entre la colección de hechos caricaturescos están las casas de campaña voladoras de FRENA, sus “Mega caravanas” con 200 personas, en incluso, haber entonado el himno de las izquierdas chilenas un 26 de julio, por si fuera poco.
Poco a poco se han ido descarando hasta llegar al punto de invitar a la dirigencia de VOX, partido ultraconservador español, a la sede del Senado de la República. Luego de la ola de rechazo popular a la firma de la “Carta de Madrid”, los legisladores panistas han procurado deslindarse del acto, sin embargo, la respuesta de la dirigencia de VOX y otros elementos destacados del ultraconservadurismo latinoamericano, ha sido llamarles tibios o incluso, infiltrados izquierdistas en el PAN.
Al tiempo, el presidente ha asumido un discurso abiertamente de izquierda. Anteriormente llegó a decir “Si apoyar a los pobres es populismo, que me anoten en la lista”, ahora la frase ha variado “Si ser humanista es ser comunista, que me apunten en la lista”. Lo que hoy, por hoy, va resultando claro es que las posiciones se van radicalizando progresivamente.
Esto trae varias interrogantes. En primera instancia, la efectividad que el discurso radical puede tener en los sectores de ingreso medio en México ¿Cómo puede pegar un discurso abiertamente racista en un México plagado de mestizos, donde incluso la virgen es morena? ¿Qué efectos puede tener este discurso en las estrategias de medios de la derecha que se benefician de la ambigüedad?
Es necesario evaluar el posicionamiento de las izquierdas y el trabajo político en temas como el derecho de las mujeres a elegir sobre su cuerpo, el matrimonio igualitario y esa agenda que ya ha sido elegida por los voceros del pensamiento ultraconservador dictatorial.