Sabemos, desde siempre, que las grandes y pequeñas farmacéuticas tienen como único Dios el negocio. Para ellos no hay el apoyo a los más necesitados, ni siquiera en algunas que manejan genéricos o similares, medicinas que en ocasiones ya no tienen la eficacia que se necesita.
En México, como en todo el orbe, hay unos cuantos que acaparan los medicamentos. La mayoría tiene el mercado más importante en las instituciones de salud de los gobiernos, especialmente el federal. Debido a que las compras son por miles de unidades.
Recientemente la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), a cargo de Alejandra Palacios, sancionó a cinco empresas y 20 personas con 903 millones 476 mil pesos debido a que de 2006 a 2016- un decenio- elevaron sus precios, llevaron a cabo el desabasto de medicinas y triangularon sus productos con el objeto de obtener una ganancia mayor de dos mil 359 millones de pesos. Es decir, menos de la mitad de lo que obtuvieron esos tiburones, fue la sanción que les dieron. Ello porque según dicha Comisión: es la multa máxima que se puede imponer “en función de la capacidad económica de las sancionadas (sic que se le paran los pelos) y la ley de competencia vigente entonces” (sic que muestra el patente apoyo a los oligopolios).
Entre las sancionadas está Marzam, de Luis Doporto, la segunda más importante en el país; Casa Saba, muy conocida, la cual incluso quiso entrar en la televisión; Nadro, de Pedro Escandón Cusi, él fue dueño hasta 2019, que estuvo implicada en el lavado de dinero en la trama de Los Papeles de Panamá; Distribuidora de Productos Farmacéuticos y Almacenes de Drogas. Más 20 individuos que no se dieron a conocer sus nombres.
Se ha señalado en varios medios que entre los participantes de esa trama para vender productos al IMSS y el ISSSTE, entre otras instituciones de salud, estaban los viejos lobos de mar del PRI: Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón y hasta el ex rector de la UNAM, José Narro, quien ingenuamente quiso ser candidato tricolor a la presidencia de la República.
La población más pobre eroga más de 24 mil millones de pesos al año en esos y otros fármacos. Y su salud se deteriora, por eso es indispensable tener un sistema de salud robusto, general y con buena atención, como proponen organismos internacionales, entre ellos la Comisión Económica para la América Latina (Cepal), presidida por la mexicana, Alicia Bárcena.
En esta pandemia que vivimos, laboratorios como Pfizer ganarán en poco tiempo 15 mil millones de dólares, y sus acciones subirán 185 por ciento. Incluso la china CanSino, situada en Hong Kong, tendrá un avance en sus recursos de seis mil millones de dólares y un aumento en su capital de 117 por ciento.
Mientras tanto las nuevas 243 restricciones que impuso Joe Biden a Cuba, han traído que la Isla tenga mayores problemas ahora, no obstante que sus dos vacunas: Abdalá, con 92 por ciento de eficacia, y Soberana, con 91 por ciento, han dado inmunidad al 30.2 por ciento de los vacunados.
También vale la pena anotar que, en Haití, a quien le pegó una nueva desgracia con el terremoto del sábado 14, que trajo más de mil 400 muertos y miles de damnificados, hay 250 médicos cubanos ayudando.
La salud debe ser un asunto mundial de ayuda y no de negocio o la humanidad irá al colapso.
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