Jueves, abril 25, 2024

Cuatomatitla, historias después del sismo en medio de la pobreza

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La riqueza natural y la pobreza patrimonial son características de la junta auxiliar de Santa Cruz Cuautomatitla, perteneciente al municipio de Tochimilco y ubicada a 15.3 kilómetros del cráter del volcán Popocatépetl.

El sismo del 19 de septiembre rompió con la calma en la que por años vivieron los aproximadamente mil 400 habitantes de esta demarcación. Cuatro meses después no cesan en el intento de regresar a la normalidad de la vida dentro del hogar, en los comercios, en el campo, en las escuelas.

Pero es un tanto difícil hacerlo cuando la necesidad obliga a migrar a otros estados y separar a las familias, o a abandonar la escuela para buscar trabajo y tener dinero para reconstruir las viviendas dañadas total o parcialmente.

Rosa Luisa Flores Castellano regresó solo por unos días a Cuautomatitla. Después de haber perdido las cuatro recamaras y baño de su casa, tuvo que viajar a Cuernavaca, Morelos, para emplearse como cocinera.

Dos razones la orillaron a separarse de sus dos hijos, su yerno y un par de nietos: contar con dinero para reconstruir su vivienda, pues no estaba segura de si recibiría apoyo del gobierno o alguna asociación; y la carencia de un lugar donde vivir.

“Muy triste, yo me fui a trabajar. Mi hija, ella se quedó a mover todo lo del apoyo, por cualquier cosa ella venía a junta. Que la tengan ahí mientras yo trabajo”, comentó.

Aunque su situación ha mejorado un poco, Benedit Herrera Escobar, su hijo y su esposo, también buscan regresar a la cotidianidad que tenían antes del temblor. Solo su baño resultó con afectaciones, pero no dejó de ser difícil para ellos adaptarse a las nuevas condiciones de vida y a las de su comunidad.

“Al principio no teníamos agua, el baño no servía. No era igual y los niños se espantaban, no se querían meter a mi casa. Ahorita ya se normalizó más o menos”

Benedit y Rosa ya recibieron las tarjetas Bansefi con el recurso para intervenir sus inmuebles, pero ahora se enfrentan a la escasez de material de construcción. No saben cuándo regresarán a sus casas.

Mientras tanto, ellas acudieron el pasado viernes al zócalo de Santa Cruz para acompañar a los más pequeños de su familia a recibir juguetes donados por Banorte.

Familia antes que estudio

Al menos cuatro jóvenes abandonaron sus estudios en el Bachillerato Digital 175 para involucrarse en la reconstrucción de sus viviendas, ya sea aportando mano de obra o ingresos para solventar los gastos de albañilería.

El director de esta institución, Alberto García de Jesús, comentó que el rendimiento de los alumnos disminuyó significativamente porque la principal preocupación era la demolición de sus casas y la incertidumbre de saber dónde vivirían.

“Hay algunos chicos que han decidido irse a trabajar para poder hacer una casita. Los hemos buscado, tenemos el apoyo de becas, pero hay familias muy grandes y que a lo mejor el chico mayor es el que está con nosotros y es el que tiene que trabajar”.

Sabas Carranza Carmona, presidente de Santa Cruz Cuautomatitla, comentó que después del sismo entre la gente privaba un ambiente de tristeza que paulatinamente ha ido desapareciendo.

Los juguetes que Banorte llevó el pasado viernes a los niños y la reconstrucción que financia este banco con la colaboración de la cooperativa Tosepan Titataniske, puntualizó, son un aliciente para una población.

“Ojalá que nos sigan visitando, que no se olviden de nosotros. El pueblo está unido y está con ustedes también”, pidió reiteradamente el edil.

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