Sobre aviso no hay engaño: “Municipios ubicados dentro de los 30 km con respecto al cráter del volcán Popocatépetl han sufrido un crecimiento urbano desmedido hacia alguno de sus bordes, por ejemplo, Atlixco, Huejotzingo, Nealtican. Decenas de hectáreas, muchas de ellas de alta calidad agrícola, o bien zonas ricas en fauna, flora y bosques, caen anualmente dentro de las áreas urbanizadas, además de la rápida conurbación con la ciudad de Puebla”. Así concluía el diagnóstico sobre el uso urbano, expuesto en el Programa de Ordenamiento Ecológico y por Riesgo Eruptivo del Territorio del Volcán Popocatépetl y su Zona de Influencia (POEVP), publicado en el Periódico Oficial en enero de 2005, y hasta hoy aún vigente (Cupreder, 2005). Este estudio consideraba 19 municipios pertenecientes al estado de Puebla y los elegimos nuevamente, casi dos décadas después, para el presente análisis y actualización del crecimiento de los asentamientos humanos en los últimos 20 años para el sector poblano.
Los municipios asentados en las faldas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl han sido testigos no solo del proceso de transición de lo rural a lo urbano, sino de las múltiples transformaciones físicas y de dinámica social, política, económica, cultural, entre otros. Hablar de crecimiento urbano implica pensar, además, en otros cambios irreversibles en el territorio, desde el cambio del uso del suelo, al deterioro ambiental, pasando por la industrialización o el desarrollo de infraestructuras físicas especiales como parte de los proyectos federales, incluyendo la expansión de asentamientos irregulares en zonas de riesgo. Todo ello representa una creciente población interna y externa que demanda cada día más espacios y servicios para vivir en este territorio donde los recursos naturales provistos por los volcanes, como es el agua o el suelo, siguen siendo el mayor aliciente para habitar, trabajar y explotar sus bienes naturales.
En términos de la población existente de los 19 municipios en estudio, se percibe una evolución importante en los últimos 20 años, ya que el porcentaje de crecimiento en su conjunto superó el 30 %, pero de manera particular se dieron incrementos poblacionales notables en municipios significativos tanto por su ubicación geográfica como por la dinámica socioeconómica con otros municipios aledaños. En las siguientes imágenes podemos observar esta evolución y crecimiento con respecto al resto de los municipios en estudio:

Es cierto que el ritmo de crecimiento de los asentamientos humanos se vincula al aumento natural de la población. Por ello, este análisis presta atención al tema de la vivienda y cuál ha sido el incremento de estas en los municipios estudiados, ya que justo la expansión de los asentamientos se define por la construcción y el aumento de viviendas. Como en muchas otras partes del país, no necesariamente son casas habitadas por los dueños, quienes adquieren, sobre todo, terrenos a las afueras de los asentamientos o manchas urbanas consolidadas para ir construyendo nuevas viviendas. Es necesario mencionar que en los municipios asentados en esta región de los volcanes el tema de la migración por cuestiones de trabajo es muy notorio. Un importante número de hombres y mujeres trabajan en los Estados Unidos y mandan dinero a sus familias en Puebla para construir sus viviendas en sus localidades de origen.
Muchas veces los terrenos adquiridos o heredados están ubicados en zonas no aptas para vivir por diversas condiciones, desde la cercanía con barrancas, pie de carreteras, cercanas a infraestructura peligrosa o a zonas de producción agrícola, solo por mencionar algunas. Siendo que muchos de estos territorios carecen de algún instrumento de planeación, y escasean los planes de desarrollo urbano, el caos urbanístico se acrecienta en muchas localidades donde no son necesarios los permisos de construcción. Este conjunto de razones explica el crecimiento desordenado que se está generando en la mayoría de los municipios.
En cuanto al incremento de la vivienda, se consideraron a los cuatro municipios con mayor número de casas (Imagen 4). Estos datos difieren de los resultados que mostramos anteriormente en cuanto al incremento de la población, ya que, para este caso, el municipio de Huejotzingo tiene el mayor porcentaje de crecimiento de viviendas en 20 años con una subida de más del 139 %, seguido por San Salvador el Verde con el 96.69 %, Tlahuapan y Atlixco con el 68 y el 45 % respectivamente.
Sin embargo, no hay que perder de vista el tamaño en términos de población que tienen estos municipios. El mejor ejemplo es Huejotzingo, municipio con una conectividad importante, con proyectos industriales de inversión estatal y sede del aeropuerto internacional de Puebla, o el municipio de San Salvador el Verde, ubicado en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, donde la actividad económica derivada de la producción florícola y agrícola ha sido un factor económico crucial en la transformación del municipio.
Con el incremento de las viviendas se generan también nuevas demandas y necesidades en términos de infraestructura y servicios básicos, ya que la mayoría de estas nuevas casas se van edificando a las afueras de las manchas urbanas consolidadas. Además, se puede observar una modificación en la tipología arquitectónica, pues los materiales prefabricados predominan en las construcciones, así como los diseños o estilos con influencia de ciudades de los Estados Unidos, común denominador en muchas de las viviendas de la región, mostrando con ello la mejora y éxito económico de aquellos que han salido en busca del llamado “sueño americano”.
Es innegable que, pese a la cercanía del Popocatépetl y sus continuas manifestaciones eruptivas, esta región de 19 municipios, considerada en el Programa de Ordenamiento Ecológico y por Riesgo Eruptivo (Cupreder, 2005), continúa expandiendo sus asentamientos de manera constante. Persiste, por lo tanto, el subsiguiente crecimiento hacia la parte alta, pese al riesgo latente de vivir a pocos kilómetros del volcán, cuando la intención expresada en dicho ordenamiento regional era desalentar explícitamente el crecimiento hacia el foco eruptivo. Pese a todas las intenciones plasmadas en papel, estos criterios y restricciones no se han respetado en ningún momento ante la presión poblacional en busca de nuevos predios para construir casas-habitación.

De acuerdo con el análisis comparativo, en un periodo de 20 años se tuvo un incremento del 54.31 %, ya que la superficie de los asentamientos humanos existentes para el año 1994 era de 12,947.10 has, mientras que para el 2020 se tenían 19,979.29 has. El municipio que registró mayor crecimiento es Tochimilco, ubicado en la parte sur del volcán y reconocido por las importantes remesas que recibe de la población migrante que se complementa con la actividad agrícola de la zona. El segundo municipio con mayor urbanización en dos décadas es Atlixco, con un 145.35 %.
Este pueblo mágico es el lugar donde más notorio ha sido en los últimos años el crecimiento urbano y la modificación del uso de suelo, abonados por una explosión de la actividad turística, comercial y florícola. Asunto asociado, a su vez, con fuertes movimientos poblacionales de la zona metropolitana de Puebla, con sectores de la tercera edad, jubilados o de altos ingresos, que trasladan sus domicilios habituales hacía Atlixco y su periferia, creando, en un futuro no tan lejano, un área periurbana integrada a la conurbación angelopolitana. Los otros dos municipios con mayor crecimiento y expansión de sus asentamientos son Huaquechula y Santa Rita Tlahuapan.
En la siguiente imagen podemos ver este fenómeno sobre todo en la parte sureste de esta región poblana, la cual ha sido la de mayor crecimiento y conurbación entre sus pequeñas localidades con las cabeceras municipales de esta zona.

En términos medio ambientales son las modificaciones urbanas y los cambios de uso de suelo los que propician, casi siempre, el deterioro irreversible del medio natural. El crecimiento urbano presiona e invade aquellos espacios que anteriormente tenían algún uso productivo, suelos agrícolas, por ejemplo, o impacta ecosistemas con una intensa utilización de sus recursos que comporta la rápida degradación del entorno natural. Todos estos impactos dejan, físicamente, un territorio modificado, susceptible y vulnerable. Lo que sucedió en las dos Cholula, así como en los municipios de Ocoyucan, Santa Clara Ocoyucan y Santa María Malacatepec con el auge de los fraccionamientos y de las comunidades cerradas, o Gated Communities (Roitman, 2010) en la zona de Angelópolis es todo un ejemplo del impacto ambiental de este urbanismo expansivo (Aguilar Mendoza, 2022).
Lamentablemente, el incremento de áreas urbanas responde la mayoría de las veces a intereses económicos y políticos, así como a una demanda social de clase media-alta. En consecuencia, los problemas medioambientales se incrementan como resultado de la poca valoración del suelo y de la autorización del cambio de uso. Como siempre, sin ningún estudio que lo avale, invisibilizando los factores inminente que incrementan el riesgo tanto en las zonas urbanas como en las rurales, aunque son precisamente estas zonas o asentamientos rurales las que, por lo regular, carecen de todo instrumentos de planeación urbano territorial. No existe o no se actualiza el ordenamiento ecológico existente, tampoco se identifican las zonas de peligro y riesgo específico por municipio. Sin barreras legales y reales, se genera una constante expansión de asentamientos irregulares, sin estudios que definan si los lugares donde se construyen son aptos o no para vivir. Demasiadas veces, se evita o se omite la gestión de permisos para construcción y, finalmente, se materializan los desastres socioambientales o se incrementa el riesgo de la población.
Es urgente, por lo tanto, frenar esta acelerada urbanización hacia territorios con riqueza ambiental que deben ser preservados, pero también urge mitigar las afectaciones en áreas vulnerables por la presencia de una amenaza natural como es el volcán Popocatépetl, una lección que aprendimos hace ya tres décadas, pero que siguen ignorando las autoridades municipales de ayer y hoy.
Referencias
Aguilar Mendoza, A. (diciembre de 2022). Impactos económicos, sociales y ambientales de la expansión del fraccionamiento Lomas de Angelópolis en Santa Clara Ocoyucan y Santa María Malacatepec, 2015-2022. Tesis de maestría en . Puebla, Puebla, México: Facultad de Economía: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Obtenido de https://hdl.handle.net/20.500.12371/18342
Cupreder. (2005). Programa de ordenamiento ecológico y por riesgo eruptivo del territorio del volcán Popocatépetl y su zona de influencia. Puebla: Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Obtenido de https://dgoia.edomex.gob.mx/sites/dgoia.edomex.gob.mx/files/files/POER%20VOLCAN%20POPOCATEPETL.pdf
INEGI. (3 de agosto de 2022). Mapas. Obtenido de Instituto Nacional de Estadística y Geografía: https://inegi.org.mx/app/mapas/default.html?-t=01500001000000000&ag=21
Roitman, S. (2010). Gated communities: definitions, causes and consequences. Proceedings of the Institution of Civil Engineers-Urban Design and Planning, 163(1), 31-38. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/270466407_Gated_communities_Definitions_causes_and_consequences