Arte y patrimonio fue el binomio que llevó a la reflexión a un grupo de artistas e investigadores de Puebla que charlaron en torno a la exposición La ciudad y la luz del artista oaxaqueño José Villalobos, que sigue montada en la Casa de las culturas contemporáneas de la UAP.
“La idea del patrimonio tiene que ver con la idea del poder, el cual se preserva a través de la acción que tiene sobre el mismo patrimonio, que pretende conservar pues le significa. Hay que filtrar las cosas por ahí, porque cuando vemos los recursos que se le dan al patrimonio y a su preservación, siempre nos sorprendemos.
“En el patrimonio influye el turismo, el poder económico privado, la apropiación de los espacios y su uso contemporáneo, sin importar si existe una visión patrimonialista que hay que compartir con la comunidad. El valor del espacio comunitario puede dejar de serlo para transformarse en un hotel boutique, restringido para ciertas gentes”, reflexionó el pintor.
Acompañado por las artistas Mónica Muñoz Cid y María Eugenia Jiménez, el historiador Mariano Castellanos y el historiador del arte Alejandro Julián Campos, Villalobos definió que la problemática que rodea al patrimonio es como “el ir pelando una cebolla repartiendo los problemas en sus capas”.
De inicio, para Alejandro Julián Campos, profesor investigador del Instituto de Ciencias Sociales “Alfonso Vélez Pliego”, el patrimonio se habla a tres tiempos, como un cúmulo de saberes, formas y anhelos, de soluciones devenidas de la experimentación propia del pasado histórico.
Al abrir la charla guiada por Patricia Preciado y Andrea Vázquez, el historiador del arte llamó a entender a la humanidad como seres de su propio tiempo, que está en constantes interpretaciones, que debe entender el valor del patrimonio y hacia dónde se le debe proyectar.
Asimismo, llamó a investigadores a salirse del centralismo que provoca la Ciudad de México y sobre todo de la UNAM, donde se acaparan muchos de los discursos. “Ha faltado fortalecer la historia del arte de manera regional”, aseveró Campos, quien de paso recordó la labor y el legado de la historiadora del arte Montserrat Gali Boadella (1947 2023), que “en su momento escribió de contemporáneos, del XIX y muchas temporalidades”.
“Lo que toca es fortalecer la historia de arte desde diferentes especialidades y hacen falta historiadores del arte que desde la academia estudien el arte contemporáneo”, confió el historiador formado en la UAP con estudios de grado por la UNAM.
El también profesor e investigador universitario Mariano Castellanos definió que al patrimonio se le debe dar múltiples lecturas: como valor dictado por la Unesco, como mercado, como parte del Estado, como objeto de estudio de la academia y como espacio de las instituciones, entre otras más.
“Es una arena de conflicto en el presente para ver quién gestiona el pasado”, dijo y refirió que en el siglo XIX se dio el debate de su restauración, en el XX se adjudicó su propiedad y procedencia, mientras que en el actual siglo XXI es rodeado por posturas críticas que indican que el patrimonio no está anclado en lo material, sino que tiene muchas dimensiones.
Para la grabadora y profesora Mónica Muñoz Cid, el arte es también patrimonio siendo que en el caso de Puebla ha ido desapareciendo como se canceló el encuentro estatal de arte contemporáneo, como cerró la Galería de arte contemporáneo, como el cambio de sentido que ha tenido la Galería de arte del Palacio municipal en donde “se exhiben cuadros de toros”, ejemplos que son pérdidas que dependen de los gobiernos estatales y municipales, que “han propiciado la pérdida de memoria”, con catálogos traspapelados, que no circularon, que se quedaron guardados y se están apolillando.
En ese sentido, la pintora María Eugenia Jiménez mencionó que parte de esa pérdida de memoria aparece en su investigación denominada Ecosistema del arte contemporáneo en Puebla: la década de los 90, que surgió porque no hay documentos ni libros que hablen sobre este tiempo cercano y este patrimonio.
“Comienza con la Nueva Escuela Poblada de Pintura y termina en 2001 con el primer Encuentro estatal de arte contemporáneo, una década donde prácticamente no hay preocupaciones por cuidar ese patrimonio, en una ciudad donde hay por lo menos cinco carreras de artes y maestrías, siendo nula la información sobre el patrimonio reciente del arte, pese a que hay algunas tesis”.
En dicha investigación, expuso, se deja ver como en “las últimas décadas de la pintura en Puebla están llenas de oportunidades pérdidas”, que se insertan en la idea del patrimonio, que no es lejano a lo que estudian los académicos, sino “ignorado por la razón que sea”, que es lamentable además porque los jóvenes no tienen referencia del pasado cercano del arte en Puebla.
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