En las entrañas del atardecer de Palafox en Puebla. Deberes y afectos encontrados, es el nombre del más reciente libro el investigador español Ricardo Fernández Gracia, quien saca a la luz 98 misivas inéditas que en su tiempo fueron dirigidas al obispo Juan de Palafox y Mendoza en el momento que abandonaba la ciudad de Puebla para regresar a España.
“El protagonista es don Juan de Palafox”, afirmó el autor al presentar este libro de manera virtual acompañado por Jaime Cuadriello Aguilar, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM; Montserrat Galí Boadella, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP, y Jesús Joel Peña Espinosa, del Centro en Puebla del Instituto Nacional de Antropología e Historia, moderados por Lidia E. Gómez, también de la UAP.
Dicho volumen, expuso Fernández Gracia, tiene su origen en el año 2000 cuando comenzó a recopilar y escanear documentación relativa a Palafox procedente de varios archivos para hacer un gran corpus. “Cuando recogimos de los fondos de la Catedral un legajo de cartas, éste quedó en mi memoria para algún día hincarle el diente; con la desgracia del confinamiento le llegó la hora”.
Cuando se enfrentó a las cartas, continuó, hubo que transcribirlas por la “letra endiablada” con las que algunas habían sido escritas. De inicio pensó en introducirlas y transcribirlas, pero una vez leídas, supo que habría que contextualizarlas, para saber “dónde estaba la cabeza de Palafox en aquellos momentos”.
“Alrededor de 75 personas enviaron esas cartas, por lo que en el verano estaba ahogado con eso. Estaban mis agentes en Puebla y México, Galí y Cuadriello, que me atendieron de una manera exquisita, sobrada, como colegas amigos míos y del protagonista. Ellos se armaron de paciencia porque los mareé pues algunas de esas citas bibliográficas no estaban aquí -en Navarra-, o eran difíciles de localizar. Me escanearon y me mandaron libros y pude armar esas cartas para que no salieran sin padre ni madre, ni descontextualizadas”, añadió el merecedor en 2015 de la Clavis Palafoxiana que le entregó el gobierno de Puebla.
Al señalar que el libro ya se encuentra en formato virtual para su descarga en academia.edu, confió que “hoy Palafox estaría contento de todo aquello que significaban los libros, tal como yo he quedado contento”.
En su turno, Jaime Cuadriello destacó que en los más de 20 años que ha leído la obra de Ricardo Fernández, es claro que siempre sorprende con un nuevo libro, valioso como objeto intelectual, hermoso y elegante, pero no ostentoso. “El trabajo de don Ricardo es una fuente inagotable que irriga mis propias preguntas sobre personajes de la Nueva España y España”, apuntó.
Este, continuó, es un libro que reúne el epistolario de lo más variopinto y representativo de los estamentos y cuerpos novohispanos, calidades raciales y morales, e incluso jesuitas disidentes que ponen de por medio la lealtad de sus conciencias. “Es un retrato colectivo casi al modo de una pintura de patrocinio episcopal bajo cuya capa extendida se arrodillan nobles y plebeyos, monjas y prelados, letrados y rústicos, monjas y los fidelísimos indios tlaxcaltecas quienes dicen que no hallan consuelo por su partida, y se dicen ovejas solas y descarriadas, además de mercaderes que le dan arrobas de chocolate y pescado”.
El miembro del IIE refirió que este libro es el recuento de los adioses de quienes le lloraron por su regreso a España, con un total de 98 cartas venidas de todas las provincias del reino, que quedarían resonando para la posteridad e incluso la apertura de su causa ante el Vaticano.
En estas misivas, también, aparecen “cínicos” enriquecidos que se habían medrado sin escrúpulos, habían crecido y luego le habían volteado la cara, como lo fue don Marcos de la Torre y Rueda, obispo gobernador. Otras cartas expresan “la viva voz del lamento criollo” que venía desde la primera mitad del siglo XVI. Notó que, incluso, en las misivas se deja ver la rivalidad entre poblanos y ´mexicanos´, pues éstos se sentían humillados por el estreno de la Catedral y su esplendor.
En suma, consideró el historiador del arte, este libro deja “levantar la cortina a un teatro político y social, en medio del gran mundo con pequeños y conocidos actores interconectados por una geopolítica mundial tan cambiante para la monarquía durante aquella década de los años 40 del siglo XVII”.
Para cerrar, Jaime Cuadriello dijo que no recordaba en la bibliografía novohispana un epistolario tan nutrido e intenso, en donde el pleno de la sociedad se haya expresado con tanto involucramiento. De paso, “esta apretada y sustanciosa edición” engrosa la escasa y mal conocida producción epistolar de la Nueva España, un género que apenas se empieza a conocer entre los estudiosos. “Este es un atado de cartas que Palafox llevó consigo y permanecieron mudas durante 370 años en la Catedral de Burgo de Osma”.
En su caso, Montserrat Galí refirió que el libro En las entrañas del atardecer de Palafox en Puebla no sólo destaca por su contenido sino por su aspecto material. “Hay muchos palafoxianos que estarán encantados de tenerlo. Son 299 páginas, cada apartado está precedido de un retrato de Palafox y acompañado de un texto alusivo al tema del obispo o de su biógrafo, a la par de grabados o la reproducción de sus cartas. El diseño es elegante y austero. Es un goce bibliográfico pues es un libro que se deja acariciar”, consideró la también historiadora del arte.
Palafox, mencionó la investigadora, fue un escritor prolífico y de él se cuentan con miles de cartas, papeles sueltos y textos inéditos que se conservan, incluidos los del Vaticano y la correspondencia inédita recibida o escrita por Palafox. De ésta, agregó, se deduce algo increíble: la gran cantidad de conocidos y corresponsales epistolares que acumuló a lo largo de su vida. En ese sentido, estimó que “las redes de relaciones ayudan a entender los matices y vericuetos que los datos históricos oficiales no ponen en evidencia e incluso ocultan”.
Apuntó que las cartas ponen en evidencia la capacidad de Palafox como escritor en un género particular: la correspondencia. Asimismo, destacó la “labor detectivesca” de Ricardo Fernández para “escarbar hasta encontrar al autor o destinatario de la carta, que puede ser alguien sin ´pedigrí histórico´”.
En las cartas, concluyó Galí, más que consejos piadosos se ve a un Palafox atento a los problemas de la época: va una mirada crítica acompañada de una expresión amable, un detalle simpático o una señal de humanidad”. En ellas, se percibe el valor que el obispo le daba a la lealtad, siendo una red de lealtades mutua. El sentido dominante es la tristeza por su partida, por su injusticia, porque regrese o porque reciba los cargos que merece”.
Por su parte, el historiador Jesús Joel Peña consideró que este libro es “la nueva aportación de Ricardo Fernández a la obra, figura y herencia de Palafox”, que destaca por ser “un corpus documental inédito” sobre quien es visto como “la figura más importante del siglo XVII indiano”.
“En casi 300 páginas se construye un dialogo del obispo consigo mismo mediante la perspectiva del autor, quien remite a numerosos aspectos de la figura polifacética de Palafox desde la voz de quienes tenían alguna relación con él… Son testimonios de lo que vivió al ultimo momento en su muy amada ciudad episcopal. Se abren las páginas a un nutrido número de cartas para mostrar al personaje trenzado en un mar de relaciones personales. Las misivas ayudan a imaginar esas conversaciones y los esporádicos encuentros, donde se intercambiaban frases desnudas de los discursos que mandaban obedecer”, apuntó.
El investigador del Centro INAH Puebla acotó que al transcribir las cartas o colocar amplios extractos de ellas, Fernández Gracia da más que simples datos: acaso los deberes y afectos encontrados que Palafox halló por sí mismo. Incluso, concluyó, a la correspondencia la atraviesa un rasgo persuasivo pues “todos buscan provocar en Palafox un gesto, un afecto o una acción”.