La Tierra será como sea el hombre
(Proverbio Náhuatl)
Tonanzin Tlalli para las culturas mesoamericanas, Pachamama y otras expresiones diversas, se escuchan en los diversos pueblos originarios del mundo al referirse a la Madre Tierra, el único lugar del universo que da vida.
La conmemoración surge en 1970 como un movimiento ambientalista, y en el año 2009 la Organización de las Naciones Unidas declara oficialmente el 22 de abril como el “Día Internacional de la Madre Tierra”. Su promotor, el senador y activista estadounidense Gaylord Nelson, instauró este día para crear una conciencia común a los problemas de la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales encaminadas a proteger la Tierra. Es un día para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra Madre, como lo han expresado distintas culturas a lo largo de la historia, demostrando la interdependencia entre sus muchos ecosistemas y los seres vivos que la habitamos.
El Día Internacional de la Madre Tierra, se conmemora para recordar que el planeta y sus ecosistemas nos dan la vida y el sustento. Con este día, admitimos la responsabilidad colectiva, como lo recuerda la Declaración de Río de 1992, de fomentar esta armonía con la naturaleza y la Madre Tierra. Este día brinda la oportunidad de concientizar a todos los habitantes del planeta acerca de los problemas que afectan a la Tierra y a las diferentes formas de vida que en él se desarrollan. La Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, simplemente no hay otro planeta Tierra. Hoy, la destrucción de los ecosistemas es alarmante, la llamada modernidad, el capitalismo voraz y el consumismo, es inhumano e indiferente, todo es medible en dinero, destruyendo todo equilibrio a favor de la acumulación y la mezquindad.
Para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza y el planeta. El cambio climático, el calentamiento global, los tsunamis, la desertificación, escases de agua, las nuevas enfermedades, entre otros, son la expresión del reclamo de la Madre Tierra a sus derechos. La Tierra responde como ente biológico, es un llamado a la consciencia humana. Nos quedan pocos años si no actuamos.
Si aún nos queda un poco de conciencia, retomemos el profundo respeto de las antiguas civilizaciones y pueblos originarios por la Madre Tierra, aún hay tiempo; la armonía con la naturaleza, será resultado de la armonía entre los hombres. Nadie cosecha lo que no siembra, a nadie le gusta caminar sobre su propia bazofia, ni orinar donde beberá agua, ni comer entre la mierda; nadie contamina donde se habrá de respirar. Mejor sigamos el orden del arcoíris y la armonía con la diversidad por amor a la Madre Tierra, de la que fuimos formados y a la que volveremos: “Yo quisiera no ver tanto verde en la tierra muriendo, ni en las aguas de ríos los peces desapareciendo. Yo quisiera ser civilizado como los animales” (Roberto Carlos, El Progreso).