Este domingo 21 de septiembre, la soprano Elisa Ávalos (24 de julio de 1981- 22 de septiembre de 2024) será recordada a un año de su fallecimiento con un emotivo concierto con la Misa de Réquiem de Mozart.
Ofrecido por el coro Elisa Ávalos Martínez y la orquesta Música Humana, bajo la dirección de Omar Ruiz García y la participación de la soprano Diana Rojas, la mezzosoprano María Ávalos, el tenor Rogelio Marín y el barítono Rubén Luque, el concierto será en el templo de La Soledad -2 Sur 1106, Centro Histórico-, en punto de las 18 horas.
Hace un año, el 22 de septiembre, la soprano Elisa Ávalos fue despedida entre música y aplausos, los mismos que cultivó en vida, en un sentido homenaje póstumo de cuerpo presente realizado en San Pedro Museo de Arte.
Ahí, Omar Ruiz, su compañero de vida y trayecto musical afirmó: “Elisa no ha muerto, Elisa ha trascendido”, al recordar a la reconocida intérprete y estudiosa de la música antigua formada en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), y en el Posgrado de Música e Interpretación de la UNAM, que fue ganadora en 2009 del Premio Gilda Morelli a la mejor interpretación y el proÓpera otorgado por el público en la edición 17 del Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli, a la par de miembro de Los Tonos Humanos y Concentus Antiqua Musica, dos agrupaciones vitales en la escena musical de Puebla, legó parte de su voz, talento y disciplina.
Para Omar Ruiz, la soprano Elisa Ávalos escogió un camino que le llevó a transitar el “verdadero sentido de la música”: el conmover al otro y el conmoverse a sí misma.
Así, definió en una pasada entrevista, dentro de las tendencias de la música, ella optó por conmover al público más que impresionar. “Una de sus características musicales fue el timbre de su voz. Ella siempre decía que tenía una voz privilegiada y sí, tenía un timbre muy cálido, agradable y único, diferente al estereotipo de los cantantes”.
Continuó que con esa característica Elisa fue reconocida, sobre todo por el público. Ejemplo de ello fue que en el Concurso de canto Carlo Morelli, el más importante de México, llegó en dos ocasiones a la final, siendo en la segunda de ellas cuando obtuvo el Premio a la mejor interpretación y el Premio del público, lo que es representativo de su intención profesional.
“Su timbre era único. Elisa nació con una voz privilegiada, cantó desde muy niña, pero trabajó mucho, estudió mucho, tuvo buenos maestros, y pudo trabajar técnicas vocales y musicales. Siempre tuvo una musicalidad excepcional, una expresividad también excepcional, lo mismo que en escena. Era una artista”, dijo orgulloso.


