Una pequeña personificada como la menstruación que persigue a una adolescente en su menarquía, su primera regla, es la protagonista de uno de los tres cortometrajes escritos, actuados, dirigidos y producidos por menores que por primera vez toman la palabra para comunicar sus necesidades y experiencias, decir lo que las atraviesa y las mueve, y lo que no las hace sentirse cómodas en un mundo que no está diseñado para mujeres menstruantes.
Los tres cortometrajes Amigas al rescate, Espíritus menstruantes y Mi amiga del mes, además de las canciones Mujeres de colores, Nos vestimos de libertad y Brujas poderosas, son el resultado del proyecto Ya empecé: antología de historias menstruantes, coordinado por Veinte 20 Comunicación Solidaria.
El proyecto, que se dio en colaboración con Radio Huaya, La Quimera, Ni metzita y Mizraím Sánchez, fue financiado por el Estímulo para la Producción Audiovisual Independiente (EFAI) 2023 con un objetivo: la enseñanza de la producción audiovisual como punto de encuentro para hablar con libertad y autonomía sobre la menstruación.
La antropóloga Jazmín Hernández González, la productora sonora Beleguí Enríquez, y las productoras audiovisuales Mariana Quéchotl y Paola López fueron las guías de este proyecto que incluyó la realización de talleres para niñas y adolescentes de la comunidad de Huayacocotla, Veracruz.
Acompañados por Meredith Rivera, Elizabeth Chiquito y Mizraím Sánchez, este proyecto se desarrolló durante 2023 y conjuntó a un grupo de niñas y adolescentes que hablaron sobre la menstruación, un tema que sigue siendo tabú lo mismo en las familias, que en los espacios educativos y en la sociedad en general.
Durante una entrevista, González, Enríquez, Quéchotl y López señalan que al estar en contacto con Radio Huaya, una radio comunitaria que ha sido una inspiración, supieron que la menstruación sigue siendo un tema que no se aborda entre los adultos y menos aún en las infancias.
Completan que a partir de sus saberes, la antropología, la producción audiovisual y la producción sonora generaron una serie de actividades y talleres para que la menstruación se viera de manera distinta, se hablara y tuviera otras connotaciones.
De paso, justo al inicio del proyecto, se analizó que la creación del audiovisual está cerrada y arraigada al mundo académico, sin acceso al público en general y mucho menos a personas de edades pequeñas, por lo que en los talleres se identificó a la producción audiovisual como un campo fértil y futuro para las menores.
Al mismo tiempo, como notó la antropóloga social Jazmín Hernández, se percataron que la comunidad de Huayacocotla también era un espacio vulnerable, pues la información relacionada a la educación sexual o a la menstruación está limitada estructuralmente, pues desde la familia no hay un espacio para abordar el tema, lo mismo que en la escuela o entre generaciones.
“Una parte importante del taller fue el acercar herramientas para contar las propias historias: dieron sus palabras, sus historias, sus propias experiencias. Fue una parte esencial del taller que tomaran una cámara, un micrófono, que hicieran un fanzine y con sus palabras de niñas y adolescentes pudieran expresar eso. No se trató de esperar el ser adultas para acercarse a esos medios, ellas demostraron ser capaces y muy creativas: la menstruación vinculada con una forma del terror o de una manera cómica, fue una creatividad que superó las expectativas”, comentó la productora sonora Beleguí Enríquez.
De paso, completó audiovisual Mariana Quéchotl, hay que partir de una idea; que menstruar es político y que la aproximación a la menstruación ha sido androcentrista desde la ciencia, la medicina, las ciencias sociales; por ello, en la medida posible las las propias mujeres menstruantes deben contar sus propias experiencias y compartan sus propias necesidades, lo que las atraviesa y mueve, lo que las hace no sentirse cómodas en un mundo que no está diseñado para mujeres menstruantes.
Pera Quéchotl, también encargada de uno de los talleres, lo importante es comenzar, tomar la agencia y decir lo que no se quiere para uno misma ni para otras mujeres, saber qué cambios se pueden generar y qué propuestas se pueden hacer.
“Se trata también de identificar que si bien como niñas o adolescentes, incluso como adultas, no se puede tener incidencia en la política o en las leyes, sí se puede desde el acompañamiento, la sororidad, el dejar la vergüenza y el vivir la menstruación desde una libertad rebelde, que es ya un gran paso, es como acercarse a un cambio más grande”, reflexiona.
En su caso, la también productora audiovisual Paola López, señaló que en el proyecto Ya empecé: antología de historias menstruantes hubo varios resultados de cada taller. En el primero que fue acerca de la gestión menstrual se hicieron postales bordadas; en el segundo que fue en torno la escritura creativa se hicieron libritos; en el tercero fue de producción musical se crearon tres canciones y en el último de producción audiovisual resultaron tres cortometrajes, todos con diferentes conceptos pero alrededor de la menstruación, con guiones, ideas, letras, voces, que son de las niñas participantes y en donde las organizadoras fueron solamente la guía.
Concluyó que en Ya empecé: antología de historias menstruantes inició con una idea: que el propio “ya empecé” era una de las frases que se utilizan comúnmente, casi como claves, para llamar a la menstruación. “´Ya empecé´, es una pequeña frase con la que se vienen muchas limitaciones, muchas incomodidades. Aquí en el proyecto el ´Ya empecé´ se transforma para decir las propias cosas, la propia historia, las propias canciones, para comunicarse y animarse a ser una productora audiovisual”, dijo López.
Los proyectos están en youtube: https://www.youtube.com/playlist?list=PLqbmSQNA5hFAkgm2jzEWuWWeEdX7PG4Kf y en spotify: https://open.spotify.com/show/1zYnXRfQciQgvwtj5zDYzc?si=ipoAo4-fSuOGn-c4VYqxkw.
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