En plena contingencia sanitaria por el Covid-19, un grupo de artistas de la lente trabajaron en estudios de Puebla y la Ciudad de México en torno a la Kalitipia, uno de los procesos húmedos del siglo XIX que requiere de una mayor sensibilidad y conocimiento. El resultado está presente en la exposición Hablando en plata que forma parte del festival ZeroPixel que se realizará en la provincia de Trieste, Italia.
Los fotógrafos Arturo Talavera y Arturo Fuentes, desde el taller Panóptico de la Ciudad de México, así como Everardo Rivera, Sergio Javier González Carlos, José Loreto Morales, Paulina Gabriela Pasos, Balam Enrique Ponce, Rafael Galván Montoto y Ángela Arziniaga González, desde los talleres La Línea del Horizonte y el Gabinete Fotográfico, aquí en Puebla, trabajaron en conjunto y con las debidas precauciones que marca una epidemia como esta para elaborar estas imágenes que en unos casos son ejercicios periodísticos, en otros ejemplos etnográficos y unos más reflejos de trabajo profundo y búsqueda interior.
Durante una entrevista, la fotógrafa Ángela Arziniaga detalla que Hablando en plata tiene sus antecedentes en la exposición homónima que se montó en 2019 en la Fototeca Nacional de Pachuca cuyo título tuvo un sentido distinto al que se concibe actualmente en Trieste: aquí como referencia de hablar con la verdad, de manera directa, y allá ligado a la idea de la escritura con procesos de plata, elemento original en la fotografía.
Recordó que, en noviembre del año pasado, el fotógrafo Roberto Kusterle visitó México para dar un taller en la Universidad Autónoma de Puebla. Ahí, el colega italiano la conoció a ella y a su obra, así como al grupo de amigos que en conjunto trabajan estos procesos antiguos.
Animados por Kusterle, Arziniaga y Galván trabajaron en la curaduría de la muestra que abrirá el lunes 16 de noviembre con una inauguración en línea a las 18 horas, tiempo local de Trieste, que serán las 11 horas en México.
En su edición de este año, contó la impulsora en Puebla de proyectos como el Salón Independiente de Arte Erótico, el festival ZeroPixel tuvo una convocatoria abierta entre enero y febrero de este 2020, teniendo como hilo conductor a la música, una disciplina artística que es aliento, esperanza y compañía en el confinamiento provocado por el Covid-19.
“Ya estábamos haciendo daguerrotipos, y ahora con el confinamiento, todos estos procesos húmedos se convirtieron un reto. Hubo que calmar la preocupación, tomar las medidas necesarias para trabajar en el laboratorio de La línea del horizonte de Rafael Galván, y producir lo que individualmente cada uno estaba realizando en película hacia una técnica muy bella denominada Kallitipia”, contó Arziniaga.
Detalló que la mayoría de las piezas son impresiones en este proceso, con excepción de lo hecho por el fotógrafo Everardo Rivera, quien presenta impresiones Kalitipia y en paladio/ platino, otra de las técnicas antiguas. El artista, siendo fiel a su formación, realizó fotografías etnográficas haciendo evocación de las fiestas y espacios ceremoniales, de los ritos y momentos particulares de las expresiones populares e indígenas.
Los demás fotógrafos, continuó Arziniaga, hicieron una recreación de la interpretación de la música, el tema del festival ZeroPixel: José Loreto testimonia a un organillero en la ciudad de Puebla; en la Ciudad de México, mientras que Arturo Talavera y Arturo Fuentes recuperan parte de su archivo como fotoperiodistas con imágenes que llevan a heliograbado y a la impresión al carbón en orotono.
“Procurando ser congruentes con el oficio que elegimos y los procesos del siglo XIX va una muestra que, aunque es pequeña porque son 36 piezas, es representativa de la manera de ver de nosotros y el involucramiento en los procesos.
“Se pueden ver dos universos: los testimonios de las fotografías etnográficas que son la añoranza de regresar a los espacios de confluencia popular, los mismos espacios que esta condición nos ha quitado; y las imágenes que creamos desde el taller Rafael Galván, Sergio Javier González, Paulina Pasos, Balam Enrique Ponce y yo, que son un trabajo profundo y de búsqueda interior”, confió Ángela Arziniaga.
Completó que, en su caso, sus imágenes hablan de la recuperación de la voz de su mamá, de aquello que la podía arrullar y dar consuelo para sobrevivir en este tiempo, en lo que se ha quedado estancado.
Expuso que la Kalitipia es un proceso fotográfico húmedo del siglo XIX que consiste en la sensibilización de papeles a partir del nitrato de plata, que lo vuelven fotosensible. Este material es impreso a través de contacto de una imagen negativa al papel sensibilizado. Antiguamente se hacía con luz solar, mientras que ahora se hace por medio de una lámpara de luz ultravioleta que permite tener control en la exposición.
La importancia de este proceso es que da un paso importante entre la fotografía única que se hacía con el daguerrotipo, y con la Kalitipia, a través de la obtención de un negativo, se puede tener una cantidad ilimitada de imágenes. No obstante, sigue correspondiendo al siglo XIX y la aportación de William Fox Talbot es esta invención que permite realizar la fotografía de manera múltiple.
“Es un proceso manual. Aunque en apariencia se tenga todo bajo control, puede suceder que no se obtenga lo que se busca, en la calidad deseada. Nuestro trabajo no es algo experimental sino es resultado del manejo de una técnica de gran calidad, tal como lo hicieron los predecesores que eran científicos. Es ciencia y arte. Por tanto, se honra a la fotografía como lenguaje, arte y ciencia”, sostuvo la artista de la lente.
Ángela Arziniaga concluyó que esta exposición colectiva –la cual permanecerá un mes en Trieste, con deseos que pueda verse en otras ciudades de Italia y Europa-, deja ver el esfuerzo del grupo por hacer cultura y por participar en estas convocatorias internacionales con sus propios recursos.
“Es de doble mérito: se trata de seguir haciendo la cultura, jalarnos a través del arte, y seguir señalando que aquí estamos haciendo obra, desde esta trinchera”, afirmó la creadora que en enero de este año fue homenajeada en la exposición La fantástica construcción femenina montada en el Museo Taller Erasto Cortés, aquí en la ciudad de Puebla.
Hablando en plata es un llamado a la resistencia: Blázquez
Hablando en plata, considera el académico y editor José Carlos Blázquez, es un llamado a la resistencia y los fotógrafos lo saben. “Sus trabajos hechos a partir de procesos húmedos –kalitipia, impresiones a la plata, al carbón, heliograbado, y platino paladio–, rescatan lo que no debió haberse relegado u olvidado: el placer de hacer fotografía…”.
En el texto que acompaña el catálogo de imágenes sostiene que “este proceso, lento y difícil, está `desacreditado´ en el turbulento mundo que vivimos. Volver a los procesos químicos que permitieron en el siglo XIX la captura de imágenes y su intervención para construir un discurso es un desafío”.
Blázquez anota que “la pandemia que nos ha asolado este año, ese no tiempo de aislamiento y obligada reflexión, ha determinado, de alguna manera, los temas que ocupan a estos alquimistas de la imagen: la música y su relevancia en la soledad del confinamiento. Armados con los componentes que hicieron posible las primeras aprehensiones de imágenes, se enfrentan a ese desafío”.