Exigiendo y resistiendo. Así, es como un grupo representativo del teatro de Puebla utilizó la plancha y la entrada del Teatro Principal para exigir que la actual administración estatal abra sus políticas públicas a la disciplina escénica y sus creadores, siendo quizás, un primer paso, la apertura al que es considerado el teatro más antiguo de América que desde 2018 y por decisión gubernamental está bajo resguardo del Organismo Público Descentralizado (OPD) Convenciones y Parques de Puebla.
En el marco del 27 de marzo, Día Mundial del Teatro, una fecha instituida desde 1961 por el Instituto Internacional del Teatro, miembros del Teatro Taller de Investigación y Experimentación Mexicano (Tetiem) AC, así como gestores y creadores de otras disciplinas también escénicas, hicieron una actuación con la lectura del texto escrito por el director de origen griego, Theodoros Terzopoulos.
“Cada 27 de marzo, desde 1962, alguien de la comunidad teatral da un mensaje de esperanza y resistencia (…) Nos reunimos para recordar que este Teatro Principal no es usado por los artistas poblanos porque es muy cara la renta y no hay las condiciones, las políticas culturales públicas para poder acceder a este”, enunció de manera enfática José Carlos Alonso, director de Tetiem.
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Recordó que hace siete años, tras decisión del Congreso estatal -alentado por el entonces gobierno morenovallista- pasó a manos del OPD Convenciones y Parques de Puebla la concesión del Teatro Principal coartando el acceso a la comunidad teatral que actualmente un monto que les es inaccesible: entre 35 y 50 mil pesos de renta además de cubrir un contrato que se tornará complicado para las compañías, colectivos y artistas locales.
“Hemos estado dando seguimiento a las administraciones -del gobernador interino Guillermo Pacheco, del gobernador Miguel Barbosa- y ahora del mandatario estatal Alejandro Armenta- para que puedan regresar el Teatro Principal como otros espacios a la Secretaría de Arte y Cultura, ya los artistas”, dijo en su mensaje.
Sobre todo, continuó, es necesario que exista el acercamiento de los encargados de cultura, en este caso de la secretaría Alejandra Pacheco Mex, para que se abran esos espacios para los creadores locales. Es necesario, continuó, porque en cada cambio de administración el acercamiento se da desde la comunidad hacia los funcionarios y no al revés, cuando son quienes deben propiciar el diálogo.
Incluso, Alonso notó que si los funcionarios se acercan, no ofrecen las condiciones óptimas para hacer teatro. Lo ideal es que las compañías no se preocuparan por llamar al público, pues este ya debería existir animado por una política pública que aliente la formación de públicos.
De paso, como anotó la gestora cultural Dassein Flores, dichas políticas públicas deben ser variadas, pues el acercarse a los artistas “puede no ser la mejor dinámica que aporte a la comunidad, sino buscar variantes y el hacer cosas efectivas desde el gobierno, ya sea estatal o municipal, sabiendo que la comunidad artística de Puebla es muy frágil”.
“Se trata -inquirió el gestor y artista circense Roberto Mendiola- de ser incluidos en todos los proyectos, pues hay proyectos de otras dimensiones que requieren distintos presupuestos, y para quienes se dan migajas”.
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El fundador de la compañía Rodará se puso como ejemplo el denominado Festival Internacional de Puebla, cuya concesión es externa y no en manos de poblanos. “¿Por qué no hacer una licitación y la comunidad hacer el festival, cuando tenemos experiencia, contactos y el poder de hacer una curaduría, e incluir a empresas culturales poblanas?”, cuestionó.
De paso, el grupo de creadores escénicos demostró sintomático que la Secretaría de Arte y Cultura de Puebla pasara en blanco el Día Mundial del Teatro. “Demuestra la falta de interés de la autoridad cultural de cumplir su labor que es difundir, promover ya a través del arte y la cultura generar un desarrollo social para no solamente pensar que los artistas locales no tienen trabajo, sino para pensar qué va a pasar con la cultura en los siguientes años. Es un síntoma bastante serio, bastante grave”, reparó el actor y miembro de Tetiem, Edgar Gochez.
El teatro refleja la vida del hombre en la guerra
Cundidos por el sol de primavera, sacando la voz como si estuvieran en el escenario y luchando con el ruido de la calle –incluido el de la pantalla que fue colocado para que los trabajadores de Salud vieran el informe por 100 días del gobierno de Alejandro Armenta-, el grupo de histriones dio lectura del mensaje por el Día Mundial del Teatro, escrito este año por Theodoros Terzopoulos, profesor, autor, fundador y director artístico de la Compañía de Teatro Attis.
“¿Puede el teatro escuchar la llamada de auxilio que los tiempos modernos están enviando a un mundo habitado por ciudadanos empobrecidos y encerrados en las celdas de la realidad virtual y atrincherados en su asfixiante privacidad? ¿Puede hacerlo en un universo de existencias robotizadas dentro de un sistema totalitario de control y represión que abarca la totalidad de la vida?”, comenzó a leer en voz alta mientras iban ocupando, lentamente, la plancha del Teatro Principal.
En su texto, Theodoros Terzopoulos reflexiona sobre los problemas sociales, ambientales, políticos, económicos y de “los otros”, que son todos actuales y sobre los que el teatro debe referir, actuar y transitar.
En ese sentido, José Carlos Alonso señaló que, en su texto, el director griego propone cómo el teatro, al imitar la realidad, refleja “que vivimos en la guerra”, una que no sólo habla de enfrentamientos, armas y muerte, sino que es también personal e íntima. “El teatro espera y mueve voluntades. De alguna manera, ayuda a entender ya educar nuestras emociones. Alguien que no está en respuesta con el teatro, no está educada a la sensibilización que cada ser humano necesita para recordar que somos humanos, en principio”.