El 30 de septiembre de 2024 se cerró un capítulo en la historia del México moderno con la culminación del gobierno del presidente de la república con mayor aceptación por los mexicanos y catalogado como el mejor presidente de México después de Lázaro Cárdenas del Rio; además de convertirse en un referente para América Latina. Andrés Manuel López Obrador, respaldado por un 53 por ciento de votantes, pasara a la historia como el presidente que puso como cimiento de su gobierno: el humanismo mexicano, bajo el postulado “Por el bien de todos, primero los pobres”.
En el pasado se decía que el Estado debía subordinarse al mercado que, si la economía se regaba a los de arriba, les llegaría a los de abajo; que si aumentaba el salario mínimo se provocaba la inflación, y que no habría inversión; todas esas declaraciones se echaron por tierra con la llegada de AMLO al gobierno.
La expresión “Cuarta Transformación” es un proceso de cambio profundo en la forma de gobernar al servicio del pueblo, es construir patria, es garantizar el porvenir de las actuales y futuras generaciones. Implica un cambio de régimen político, es decir: la manera en que operan el conjunto de instituciones de gobierno, sus normas y reglas. La 4T busca marcar una relevancia histórica que López Obrador quiso para su gobierno, y que, incluso, estuvo presente en el nombre de la coalición que lo llevó al triunfo electoral “Juntos Haremos Historia”.
Hay temas que quedaron pendientes, que no se resolvieron en la administración saliente, como la creciente inseguridad en el país; los abusos de los bancos en México; la revisión de concesiones de agua a las grandes corporaciones; el caso Ayotzinapa que se queda en la incógnita; informe del estado actual que guarda la deuda externa; impulso a una política de desarrollo integral para el campo y medio ambiente; y ausencia en la norma a los grandes sindicatos de instituciones públicas, entre otros temas.
A diez días de gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, como Presidenta de México, ha resaltado los esfuerzos para impulsar el llamado “Segundo piso de la Cuarta Transformación”; que si bien es dar continuación a un gobierno honesto y austero basado en el humanismo, se sustenta en un proyecto de “Cien pasos para la Transformación” que el Historiador Lorenzo Meyer llama “El corazón de una idea” el punto de partida de un proyecto político nacional deseable, legítimo y viable que debe ser el producto de la combinación del conocimiento a fondo de la realidad sobre la que se propone actuar, más una idea o ideal que sirva de cimiento intelectual y brújula ética. El corazón de esa idea, que se supone deberá ser la hoja de ruta para transformar la realidad vigente en otra de orden moral, política, social y económicamente superior. La meta final del proyecto es dar forma aceptable a una institucionalidad que dé protección personal y colectiva de manera efectiva a todos los miembros de la comunidad, que facilite la materialización de su potencial creativo y que procese, según los estándares de justicia y de equidad vigentes, las inevitables contradicciones entre individuos, grupos, regiones y clases sociales que tienen lugar en toda estructura nacional. El éxito de tamaño y empeño, lo dará el grado en que logre que la mayoría considere no sólo como legítimos la dirección, la estructura y el ejercicio del poder público sino, además, que los asuma como propios y dignos de apoyo.
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Uno de los grandes temas que inquieta a la sociedad, es la desaparición, desincorporación o simplificación de algunos órganos autónomos como el INAI; más allá de lo que pueda representar, no debe haber cabida a la opacidad, es necesario transparentar el ejercicio de la gestión pública y rendir cuentas al pueblo; lo cual abonará a fortalecer la democracia.
Claudia Sheinbaum ha declarado que, con el proyecto de transformación, se ha implementado una serie de políticas fiscales y económicas que han marcado un cambio significativo respecto a administraciones anteriores, tanto en la recaudación de ingresos como en el enfoque del gasto público. La austeridad republicana, el combate a la corrupción y mejoras en la eficiencia de la recaudación fiscal, seguirán siendo tareas prioritarias del Segundo Piso de la 4T; sin recurrir a la creación de nuevos impuestos o al incremento de los existentes. El segundo piso de la 4T partirá de una economía sólida generada a partir de los avances históricos ya logrados por la administración saliente. Además, asume la responsabilidad de llevar a México por el sendero de la paz, la seguridad, la democracia, las libertades y la justicia. Deja claro que nuestra guía como país es el bienestar y la felicidad del pueblo, y que el Segundo Piso de la Transformación, se logrará construir con el esfuerzo de todas y todos los mexicanos.
Un total de 35.9 millones de mexicanos a través del sufragio, dieron su respaldo a Claudia Sheinbaum como Presidenta de México, con el mejor deseo de que el éxito de su gobierno se traduzca en un Estado de bienestar para el pueblo de México, y los temas pendientes de la administración anterior, puedan integrarse a su agenda de gobierno.
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