Según estudios demoscópicos recientes, Xóchitl Gálvez (PRI-PAN-PRD) podría obtener alrededor de 16 millones de votos el próximo 2 de junio. Para ella seguramente resulta alentadora la posibilidad de obtener casi 5 millones y medio más de los que obtuvo Ricardo Anaya (PAN), quien llegó a una cifra de 12.6 millones en las pasadas elecciones por la presidencia, o casi 7 millones más que José Antonio Meade (PRI), que obtuvo poco más de 9 millones de sufragios.
Sin embargo, el problema para Xóchitl es que la tendencia que trae hace muy difícil, si no es que imposible, alcanzar y posteriormente rebasar a su principal contendiente en menos de tres meses. Veamos: en 2018, Andrés Manuel López Obrador obtuvo 30 millones 113 mil 483 sufragios, lo que representó el 53.19 % de los votos.
A la fecha actual, prácticamente todas las encuestadoras serias coinciden en que el piso mínimo de votos potenciales que podría lograr Claudia Sheinbaum es de alrededor de 34 millones y el techo máximo al que podría aspirar es de 38. Por lo que, si la abanderada del PRIANPRD desea alcanzarla y después rebasarla, necesita convencer a por lo menos 19 millones de potenciales votantes en los próximos 75 días. Y Jorge Álvarez Máynez necesita hacer lo propio con por lo menos 32 millones de nuevos simpatizantes, pues su escenario potencial de votos actual es de 3 millones.
Un elemento que nos ayuda a explicar por qué Claudia Sheinbaum podría obtener entre 4 y 8 millones más que el actual Presidente, tiene que ver con que en 2018 su partido y fuerzas aliadas no tenían bajo su mando ningún gobierno estatal, mientras que hoy día gobiernan 23 de 32 estados de la República.
Sin duda alguna, otro factor que incide y del que poco se habla es que en seis años ha crecido la lista nominal de electores, que tendrá por lo menos diez millones más de votantes respecto de hace seis años. Hoy esta lista tiene poco más de 99 millones y se espera una participación electoral de alrededor de un 62%, es decir aproximadamente de 61.5 millones de personas que votarán el próximo 2 de junio.
Viendo estas cifras y si nos atenemos a la encuesta que recientemente ha realizado la empresa Enkoll para el diario El País, Sheinbaum tiene actualmente una preferencia electoral de 63%, que al traducirla a votos nos da un equivalente de 38 millones de sufragios, lo que constituye su mejor escenario posible. De las Heras-Demotecnia y Mitofsky le reconocen una intención de voto del 61%, que equivaldría a 37.6 millones de votos. La empresa Buendía y Márquez le atribuye un 59%, equivalente a 36.3 millones de sufragios y si consideramos su peor escenario, que es el que corresponde a los datos de la encuestadora Covarrubias para El Heraldo de México, Claudia estaría obteniendo 33 millones de votos (55%), sí hoy fuera la elección.
Un dato que podría parecer ya exagerado, pero no por eso menos relevante, es el que arroja el pasado 5 de marzo la empresa agregadora Polls, que se dedica semana a semana a ponderar los datos de más de treinta encuestadoras. Según sus datos promediados, Claudia Sheinbaum habría ya alcanzado una intención de votos equivalente al 68%, contra un 26% de Xóchitl y 4% de Máynez. Si esto fuera cierto y dicho porcentaje se mantuviera hasta el 2 de junio, Claudia podría alcanzar 41, millones 480 mil votos. Es decir, 11.5 millones más que AMLO en 2018.
En sentido contrario, en 2024 PRI-PAN y PRD juntos estarían obteniendo cerca de 7 millones de votos menos que en 2018, cuando por separado alcanzaron poco más de 21 millones frente a los 16 que podrían obtener ahora que se han unido en una alianza electoral. Es decir, estaban mejor cada uno por su lado.
Sea como sea, cualquiera de las cifras anteriores, desde la más conservadora hasta la más extrema, cancela toda posibilidad para que la oposición de derecha tenga cualquier argumento válido que le permita cuestionar la legalidad de la próxima elección, lo que reduce al mínimo su su margen de maniobra político-electoral por la vía pacífica.
Por si fuera poco, algo que complica aún más el escenario para la oposición es que las encuestas reflejan claramente que Morena y sus aliados tienen todas las condiciones a su favor para ganar la mayoría calificada en el Congreso, lo que haría viable el Plan C que ha propuesto el Presidente López Obrador, consistente en una veintena de reformas constitucionales que han sido enviadas ya al poder legislativo el pasado mes de febrero.
Mientras más cerca está el día de la elección, más complicado se ve el escenario para la derecha, por lo que es cada vez más clara la posibilidad de que la alianza PRIANPRD busque que a través de instancias como la Suprema Corte de Justicia o incluso la Organización de Estados Americanos (OEA), se invalide la elección, pues es la última estrategia legaloide a la que podría recurrir. Solo un resultado contundente, con una amplia participación popular podrá desactivar las intentonas golpistas o intervencionistas del bloque conservador.