A pesar de la colocación de sellos de clausura por parte del gobierno de San Andrés Cholula, un grupo de pobladores de la junta auxiliar de San Bernardino Tlaxcalancingo denunció que camionetas de la empresa Junghanns continúan saliendo y entrando con agua embotellada de la nave industrial que supuestamente fue cerrada en definitivo, por no contar con los permisos de la Conagua para perforar un pozo profundo.
Los inconformes encabezaron este lunes una rueda de prensa en la calle Guadalupe Victoria 211, frente a la compañía que abriría sus puertas el mes pasado.
Sin embargo, debido a la resistencia del pueblo de Tlaxcalancingo se logró el cierre definitivo de la planta embotelladora, como confirmó el propio alcalde interino de San Andrés Cholula, Roberto Maxil Coyópotl.
No obstante, los lugareños desmintieron al alcalde Maxil Coyópotl, al afirmar que “Protección Civil clausuró la obra pero solo por dentro, los vecinos han capturado imágenes donde salen y entran camionetas con agua embotellada del lugar”.
Por esta razón, los lugareños exigieron a las autoridades municipales que también se coloquen los sellos de clausura por fuera de la bodega que anteriormente funcionaba como mueblería.
A manera de resumen, informaron que el pasado 26 de abril se hizo pública la perforación de un pozo de agua de 150 metros de profundidad, que al no contar con los permisos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) fueron clausurados por la autoridad municipal.
Al día siguiente, relataron que un grupo de vecinos ingresó a la embotelladora para tomar evidencia de la perforación del pozo.
En el ingreso a la embotelladora, revelaron que fueron recibidos por una persona de nombre Roberto Altieri, quien se acreditó como apoderado de la empresa, admitió que el agua se acabará en Puebla en los próximos 30 años, pero justificó “como ya estoy viejo no me tocará verlo”.
A raíz de esta situación, comentaron que se creó el Comité de Defensa del Agua de la Calle Guadalupe Victoria que desde hace tres semanas realiza vigilancia día y noche para documentar la movilidad en la bodega, donde se instalaría Junghanns.
Se burló a la autoridad: Junghanns tenía permisos de exploración para perforar pozo profundo
Durante la visita al lugar del secretario de Gobernación Municipal, Agustín Ramírez, relataron que los vecinos ingresaron a la nave industrial para confirmar que en su interior había una cisterna con una capacidad para almacenar 510 mil litros, según datos de la propia empresa, lo que permitiría embotellar 25 mil garrafones de 29 litros diarios.
El día de la clausura los pobladores dijeron que se apersonó el empresario Oscar Juárez, quien dijo ser dueño de la concesión, para asegurar a los inconformes que solo buscaban embotellar un promedio de 800 garrafones diarios del pozo de Tlaxcalancingo.
“Ni siquiera concuerda ninguno de los datos que proporcionó, porque en otra ocasión dijo que podría trabajar con tres pipas de 10 mil litros cada una al día, lo cual tampoco representa un llenado de 800 garrafones como informó”, señalaron.
Además, agregaron que Oscar Juárez confirmó que del pozo en Tlaxcalancingo llevaban 50 metros rascados y que contaba con permisos de exploración.
Afirmaron que esta situación exhibe la protección y amparo que tuvieron de las autoridades sanandreseñas, que permitió la explotación de los mantos acuíferos sin consultar previamente al pueblo.
El 4 de mayo informaron que el supervisor de la Conagua, Guadalupe Téllez Bañuelos, acudió al establecimiento para efectuar la inspección correspondiente, no obstante, precisaron que el servidor público no pudo ingresar a la nave por los sellos de clausura.
Esa misma noche se mencionó que la empresa tenía un plazo de 48 horas para retirar la maquinaria, pero una semana después, el 12 de mayo, cuando se ingresó al lugar el pozo ya estaba sellado. La estrategia fue que Junghanns no pague una multa a la Conagua.
“La estrategia fue que empresa no pague una multa a la Conagua, con la ayuda de las autoridades”, acusaron.
Cerramos la puerta a Junghanns para que no venga Bonafont, Pepsico ni Femsa
Ante lo expuesto, los pobladores de Tlaxcalancingo dijeron que iniciaron una campaña para recabar firmas, que a la fecha suman mil 500, para exigir la salida definitiva de Junghanns.
Entre las peticiones, solicitaron a las autoridades federales y municipales se realice una nueva inspección y dictamine lo que hay al interior de la bodega, mientras que al ayuntamiento de San Andrés Cholula que informe sobre los permisos de exploración.
“La embotelladora se burló de la autoridad, pues tenían permisos de exploración para perforar el pozo profundo, pero le advertimos que el pueblo está muy unido para cerrar el pozo y correr a la empresa”, alertaron.
Al final, aclararon que el movimiento social no está representando por ningún partido político, y recalcaron que empresarios de la embotelladora por medio de trampas y atropellando sus derechos intentan saquear el agua de los pueblos.
“Le cerremos la puerta a Junghanns, porque si no va a venir detrás Bonafont, Pepsico y grupo Femsa. Sigamos organizados para que nadie venga a despojarnos del agua, porque es nuestra vida y es de los pueblos”, concluyeron.