Decenas de migrantes venezolanos, hondureños y salvadoreños realizan trabajo temporal en la Central de Abasto de Puebla, donde laboran en las bodegas como acomodadores de productos, cargadores y otras tareas, según se observó en un recorrido por el centro de abasto más importante de la ciudad.
En entrevista con dos venezolanos que llegaron la semana pasada a Puebla, afirmaron que con este trabajo obtienen recursos para pagar un hotel en el que se hospedan, mientras definen si tramitan una estancia temporal en México ante el Instituto Nacional de Migración (INM) o siguen su camino hacia Estados Unidos.
En los negocios intentan pasar desapercibidos para evitar ser identificados por agentes del INM o por delincuentes.
El acento característico del español que hablan en su país los identifica mientras recorren las calles del centro de abasto que apenas conocen, por lo que tienen cuidado de no perderse, entre La Herradura y el resto de las naves, mientras cumplen con sus trabajos.
Evitan dar sus nombres y aparecer ante las cámaras para no ser identificados, pero relatan que los grupos de migrantes no solo son desarticulados por el INM, si no también por bandas del crimen organizado que los asaltan o los han llegado a secuestrar.
Ambos han caminado apenas mil de los 3 mil kilómetros que hay entre la frontera sur y la norte, por lo que afirman que muchos de sus compañeros desistieron o fueron capturados por el INM y regresados a su punto de partida.
Los bodegueros han optado por darles empleo porque los otros trabajadores no les duran mucho, y a pesar de lo que se llega a decir de los migrantes sudamericanos, estos son comprometidos, responsables y realizan bien su trabajo.
Los ayudan con los mandados, entre sus múltiples tareas, pero tienen que guiarlos, ya que es posible que se pierdan en el complejo comercial al que a diario acuden más de 15 mil personas.
Cabe resaltar que recientemente autoridades auxiliares de San Pablo Xochimehuacan revelaron que hay una comunidad creciente de haitianos que se ha asentado en esta demarcación, ubicada al norte del municipio.
Por su parte, Manuel Romero, director de la Pastoral de Movilidad Humana, afirmó que según lo observado en los albergues, hay migrantes que optan por trabajar un tiempo en zonas como la Central de Abasto para juntar dinero y seguir su camino hacia Estados Unidos.
“Algunos se desaniman en su caminar por todas las dificultades que van teniendo. Prefieren quedarse una temporada, recuperar fuerzas, conseguir un poco de dinero porque todo viaje es caro”, expuso.