Auspiciadas por el gobierno mexicano, entre 1881 y 1882 se conformaron seis colonias italianas agrícolas en el país, como lo fueron Carlos Pacheco y Fernández Leal, mejor conocida como Chipilo, aquí en Puebla, señaló la catedrática de la Universidad de Guanajuato, Marcela Martínez Rodríguez.
Dijo que, en el caso de la producción de lácteos en Chipilo, donde se establecieron familias de la región de Véneto, los herederos del centenar de familias de la migración original siguen practicando las mismas actividades agropecuarias, aunque no a gran escala.
Al participar en la tercera sesión del seminario Italia y México: relaciones culturales”, organizado por la Secretaría de Cultura y la Embajada de Italia en México, dijo que además de Puebla colonias migrantes italianas se asentaron en Aldana, en Ciudad de México; en Manuel González, en Veracruz; Porfirio Díaz, en Morelos, y la Carlos Diez Gutiérrez, también llamada La Italiana, en San Luis Potosí.
Estas colonias, detalló la historiadora, se ajustaban a los objetivos del proyecto de colonización trazados por Porfirio Díaz, el cual buscaba delimitar fronteras, modernizar el campo, incrementar la producción agrícola, impulsar la economía, poblar espacios vacíos, promover la inmigración de europeos de origen latino que profesaran la religión católica.
Martínez Rodríguez mencionó que se prefirió a los italianos del norte de ese país y de Tirol meridional, perteneciente al Imperio austrohúngaro, sobre españoles y franceses, pues había reticencias ante las aún recientes heridas de las guerras de Independencia y las posteriores intervenciones militares.
Las leyes y los contratos de colonización estipulaban que el colono debía dedicarse a las actividades agropecuarias, trayendo consigo herramientas de labranza. Al fundar cada colonia agrícola, los jefes de familia podían recibir además animales, otras herramientas y semillas para iniciar su labor.
Estos asentamientos, expuso la investigadora que ha realizado estudios sobre los inmigrantes del norte de Italia que, entre 1881 y 1882, sería la primera y más organizada de las oleadas de inmigrantes italianos, pues después la colonización se dejaría en manos de compañías privadas, finalizó la investigadora.
A su vez, el profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Franco Savarino Roggero, brindó un panorama de cómo se constituyeron los vínculos entre ambos territorios, particularmente a mediados del siglo XIX, cuando ambos estaban inmersos en procesos de reconstrucción y conformación de sus Estados-nación.
Después de su independencia de España, México comenzó a debatirse entre los proyectos de conservadores y liberales, mientras lidiaba paralelamente con invasiones extranjeras; asimismo, durante la década de 1861 a 1871 diversos acontecimientos daban lugar a la unificación de Italia. No obstante, la escasa industrialización y una población agrícola pobre y en aumento continuo, condicionaron la migración hacia América Latina en los años 70 y 80 del siglo XIX.
El historiador naturalizado mexicano explicó que ambos países pueden considerarse “periféricos”: México en el extremo Occidente, e Italia “algunas veces tratada como marginal por los países del norte, donde inició la industrialización”.
En términos geopolíticos, “Italia fue el último país europeo en unirse a la aventura imperialista, colonizando Eritrea, Somalia y Libia, entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Una vez independiente, Italia ambicionó reconstituir el prestigio y la gloria de la antigua Roma”, dijo el también cofundador del nuevo Posgrado en Ciencias Antropológicas del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El nacionalismo acompañó estos fenómenos de reconstrucción en los dos países, dando lugar ya en el siglo XX a experimentos políticos como la Revolución Mexicana y, en el caso italiano, al fascismo, después de la Primera Guerra Mundial.
“Sin embargo, puede decirse que la inmigración italiana en México tuvo fases intensas, pero cortas: la primera entre 1881 y 1926, mientras que la segunda -altamente politizada- tuvo lugar entre 1922 y 1943, durante el fascismo, arribando personajes adheridos a esta ideología y movimiento político, pero también comunistas contrarios al mismo, como la fotógrafa Tina Modotti”.