Un juego de disolución, de desaparecer, de volverse fantasma. En ello radica la propuesta que la artista Chantal Peñalosa Fong (Baja California, 1987) va hilando en la exposición Otros cuentos fantasmas, en las que da cuenta del territorio, la frontera, la identidad, la migración y el exilio. En la muestra, que abrirá el 17 de febrero a las 13 horas en el Museo Amparo, la artista originaria de Tecate presenta una serie de obras que giran en torno a la ausencia y al olvido, mismos que son materializados en el traslado de personas, en los espacios abandonados, o en el desamparo causado por razones político-sociales.
Elemento clave en la exposición es la raíz china de la artista, cuya familia provino de las primeras migraciones de aquel país oriental al país, y que ahora retoma en su producción artística. “Hice una investigación sobre mi descendencia china: comencé a revisar archivos históricos en Baja California y en el sur de Estados Unidos, en California. Este proyecto es una muestra de esos dos archivos, de esos documentos, fotografías, memorias y omisiones, y por otro lado los huevos que se fueron hilando una vez que fui encontrando estos archivos de 1910 a 1930, como el asunto de las campañas antichinas”, expuso durante una conferencia de medios, acompañada por la curadora de la exposición Virginia Roy.
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En esta producción reciente, señala que en aquellos archivos que fue encontrando, le llamó la atención ciertas palabras comunes entre los relatos que ella había recogido y los documentos oficiales, pues al referirse a las migraciones se hablaba de relatos fantasmales, descripciones como lo anormal, el apocalipsis, la enfermedad. “Hubo un vínculo de pensar que este era otro tipo de historia fantasmal, no sólo por el relato y la manera en que narra, sino también por el lugar que tiene en la historia”, refirió Peñalosa Fong.
La exposición Otros cuentos fantasmas incluye una pieza clave hecha en 2023: las fotografías que durante 10 meses tomó la artista sobre el cielo de su natal Tecate y San Diego, haciendo un diálogo poético sobre que frágil son las fronteras.
Dicha muestra inicia con una pieza gestada a partir de las 30 conversaciones que la artista hizo en el Barrio chino, en Los Ángeles, sobre cómo descendientes de aquel país se imaginan China, un país al que están vinculados históricamente.
Asimismo, aparece otra obra que reflexiona sobre la complejidad fronteriza a partir de los aromas que tienen México y Estados Unidos. Realizada en colaboración con ingenieros químicos de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Baja California, se gestó a partir del cruce de fronteras de la artista y la percepción que hizo del aroma de una y otra geografía: en el lado mexicano huele a basura, contaminación –smog- y tacos de carne asada, y en el lado estadunidense prevalece el olor a plantas, plástico –como de auto nuevo- y papas fritas de cierto local de hamburguesas.
Para oler esta pieza, en el Museo Amparo habrá una serie de difusores pues la artista pensó como trasladar este aspecto de la frontera a otro espacio: “un asunto volátil e invisible, que habla de ciertos aspectos de la vida cotidiana, del tratamiento de la basura distinto, del cuidado de la vegetación, de los asuntos de alimentación”.
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En torno a la migración y el vínculo de lo personal y lo histórico, la artista Chantal Peñalosa incluye una serie de esculturas llamadas Algodón, que aluden a las plantas de algodón, cultivo donde trabajó la comunidad china cuando llegó a México, en condiciones precarias y de explotación. Al ser esta una flor frágil, la obra llama a pensar en cómo simbolizar el tipo de trabajo y la migración.
Aparece también otra serie en la que la artista le preguntó a su abuela cómo se imaginaba a China, siendo que ella le comenzó a describir paisajes que tomaron forma gracias a un programa de Inteligencia Artificial, con dibujos con tonalidades azuladas y verdes, típicas de la plástica china, que luego intervino con acuarelas. “Es un juego de imaginación y realidad, de cómo imaginamos algo que recordamos pese a no haber estado ahí”, como señaló la curadora Virginia Roy.
Aparece también un video que se propone como una contraposición entre imagen y texto. “Toda la muestra es un juego de capas de muchos tiempos, temporales, históricos, culturales”, refirió la curadora, al señala que en el video aparecen los hermanos del abuelo de la artista y el texto del comité antichino que entonces incitó a la población sobre la supuesta “amenaza” de la comunidad china.
“Era una forma de mezclar los dos archivos: esta carta que es al pueblo de México contando que hay que evitar matrimonios entre mujeres mexicanas y hombres chinos, que México sería la vergüenza en el futuro si se deja que entren más personas al país, con el fondo del archivo familiar hermanos de mi abuela que sí tuvieron que salir por esas políticas, y sucede que nunca se volvieron a ver”, contó Peñalosa Fong.
Destacan además las imágenes de barcos de Mexicali, que son copias de archivos de San Diego, sobre las primeras migraciones chinas. “Es como una fotocopia aislada que alude al juego de archivo-copia- información mediada”, notó Roy. En ellos, como completó la artista, las embarcaciones y botes, en estos primeros registros de barcos chinos en la costa del Pacífico, aparecen como fantasmas, y al mismo tiempo el mismo archivo va borrando las imágenes.
En Otros cuentos fantasmas se incluye la pieza presentada en la Bienal Femsa sobre la migración en Zacatecas: una meditación, un video silente sobre el recorrido que la artista hizo en casas abandonadas por comunidades que migraron hacia Estados Unidos, espacios vistos como espacios de desolación.
En la última parte de la muestra, que estará vigente hasta junio de este año, se incluye el proyecto de investigación sobre la gestualidad del western, a partir de un lugar: un cine pueblo, un set para películas entre Tecate y Mexicali que nunca se ocupó pues el género cinematográfico estaba en declive. El espacio, se propone entonces como el gran escenario de una película que no sucedió, con cuerpos que no estuvieron pero que se hacen presentes, y con textos que se escribieron pero no fueron dichos. Aparecen elementos como el negativo de esos cuerpos con posiciones para entender la gestualidad de western, que son completados con piezas escultóricas y anotaciones que registran esos cuerpos que no están.