Ya no perdió el Puebla, empató con el Atlas. Dicho así no parece gran cosa. Pero habrá que ver que pasa de aquí en adelante. El DT emergente, Aristeguieta, algo modificó desde el principio la alineación con la que su predecesor se había casado, pero lo más significativo fueron los cambios de la segunda parte porque le permitieron nivelar el partido.
Actualmente, el Atlas dice muy poco. Nada que ver con el bicampeón de la pandemia, de por sí discutible. Así y todo, suyo fue el primer tiempo, que empezó con un balón en la red rojinegra (Pablo González, 9´) y terminó con la visita en ventaja —Aldo Rocha (15´) y Luis Reyes (44´)—. Hasta ahí, ninguna novedad. Sin arriesgar mucho, sin mostrar gran cosa, los tapatíos eran más que la Franja, tan empantanada como de costumbre. Con el inconveniente agregado de un arquero aficionado a cazar mariposas, que se fue en blanco dos veces y permitió que los rojinegros facturaran ahí mismo sus dos anotaciones.
Pero en la segunda mitad, Aristeguieta invirtió a los ocupantes de las puntas —Álvarez por derecha y Velasco a ocupar el otro extremo—, recurrió a dos atacantes de refresco —Ormeño como centro delantero y Sansores de media punta— y el Puebla salió de su marasmo, echó atrás al Atlas y consiguió el tanto del empate (Sansores, 72´), en notable jugada y cruzamiento por alto del colombiano y oportuno cierre del yucateco para cabecear en las barbas de Camilo, aprovechando que su central Aguirre dejó pasar el centro de Velasco pasiva y confiadamente.
Y eso fue todo. Pero como nota de interés, habrá que señalar que los camoteros no dejaron de intentarlo. Desordenadamente, con pocas luces y sin llegar a comprometer realmente a Camilo Vargas, pero lo intentaron. Fue así como el Puebla rescató al menos un puntito, mientras comprobábamos las razones por las que el Atlas ha sido incapaz de ganar fuera de su terreno.
Jornada 11. La noticia es que al Cruz Azul se le apareció el diablo con disfraz de Santos. Su defensa ya venía evidenciando fisuras, que esta vez fueron grietas enormes por las que coló sus tres goles el conjunto de la región lagunera (3-0). No les funcionó a los cementeros la trampa del off-side, su ataque pecó de ineficaz y tímido y hasta su arquero colombiano, tan solvente de ordinario, pareció contagiarse. Todo junto explica por qué un equipo del furgón de cola tiró al piso a este Cruz Azul, sin que la llamativa personalidad que los pupilos de Anselmi venían mostrando apareciera por ningún lado. Como para empezar a tachar el catálogo de los elogios fáciles y situar al equipo del cemento en el lugar que en justicia corresponde.
Por el contrario, el América, al fin campeón, se crece ante los de arriba y el sábado dio cuenta en el Azteca de un Tigre norteño medio echado pa´lante pero sin gol. Al bando azulcrema, lleno de suplentes, le bastó con hacerlo dos veces –Dirosun (28´) y Zendejas (68´)—, y poner en la cancha, mediante cambios, a algo semejante a su equipo titular, para controlar el partido y recuperar el liderato (24 puntos), aprovechando que a la derrota cruzazulina se sumó la del Pachuca, sorprendido en casa por el Querétaro (1-2), y en espera de lo que ocurra con el Monterrey, que con 22 unidades acumuladas recibía anoche al Mazatlán.
Otros resultados y tabla general. A estas alturas poco tiene de extraño el tercer revés consecutivo de unas Chivas a la deriva (0-1 León), que afrontan sus dos próximos compromisos contra el América (Concachampions y liguita) con talante sombrío y apuestas abrumadoramente en contra. Y mientras el Necaxa retomaba la senda de la victoria (3-1 San Luis), el Toluca volvía a quedarse a medio camino, sin pasar de insustancial 1-1 en casa del supercolero Juárez.
Y hubo un partido loco –menos mal que aún quedan—, el que se jugó en CU, empatado a tres entre Pumas y Xolos. Cuando el felino del Pedregal ganaba fácil (2-0 a los 15´), se le3 ocurrió a su rudo defensa Magallán aplicarle un golpe de KO a Efraín Álvarez cuando lo fintaba con el balón dentro del área: expulsión y penalti. Otro partido, ahora con el local en inferioridad numérica. Aun así, Pumas se puso 3-1 y Xolos no daba señales de vida adelante, pero entre una mano inobjetable de Mateo Cazares y un caballazo de Julio González sobre Zúñiga le facilitaron las cosas: dos penaltis más y otras tantas ejecuciones impecables del mismo jugador, Christian Rivera, colombiano, autor de un triplete insólito. Y para que no se quedara solo rumiando su éxito, qué par de golazos del exfranjado Memo Martínez, al que mucho se extraña por acá, donde lo que le faltan al Puebla –además de muchas otras cosas— son precisamente goles.
La tabla de la nuestra la encabeza el América (24) aunque podría rebasarlo el Monterrey (22); los de veinte puntos o más son Cruz Azul (22), Pachuca (22) y Toluca (20); sobre aguas tibias navegan Tigres y Necaxa (18), y tal vez Pumas, que de ganar ayer habría igualado ese puntaje; el recuperado Santos-Laguna se coló entre los doce primeros (13), cercano a Querétaro y León (ambos con 14) y las decadentes Chivas (15). Y el resto es calderilla: Atlas y San Luis (10), Mazatlán (9), Tijuana (6), Puebla (5) y Juárez (3).
Champions sin sorpresas. La primera parte de los octavos de final nos deparó un par de jornadas ayunas de emoción, dada la incontestada superioridad de los cuatro favoritos en liza. Si acaso sobresale el par de golazos de Kylian Mbappé que liquidaron a una voluntariosa Real Sociedad, a la que poco le sirvió recibir en casa a los parisinos que no tuvieron que esforzarse demasiado (1-2 para 4-1 global). El Bayern, por su parte, hizo pagar al Lazio su osadía del Olímpico de Roma con aquella engañosa victoria mínima en la ida; en Múnich Harry Kane hizo doblete, el veteranísimo Thomas Müller cerró la cuenta (3-0 y 3-1 global) y todo fue coser y cantar para los bávaros. No así para el Real Madrid, que salió con las botas puestas al revés y apenas salvó el empate con Leipzig en el mismísimo Bernabéu (1-1); calificó a cuetos gracias al 0-1 de la ida en territorio alemán.
Casi que el encuentro más ameno de la fecha fue el que Manchester City, jugando en casa, le ganó sin apuro a un Copenhague de juego abierto y limpio, muy agradable de ver. Claro que el abismo de calidad entre ambos quedó reflejado en la pizarra del martes (3-1) y el marcador acumulado (6-2).
Mañana martes van a resolver su asunto Barcelona-Napoli (1-1 en la ida) y Arsenal-Porto (1-0 para el Dragón lusitano). Y el miércoles toca turno a Dortmunt-PSV (1-1) y Atlético de Madrid-Inter (1-0, la ventaja del neroazzurro)
Otro 1-2 de Red Bull. Fue en el GP de Arabia –corrido en sábado por respeto al Rabadán—, con la inesperada ausencia de Carlos Sainz, operado de apendicitis. Esta vez, el bólido holandés sólo le sacó 13.643 segundos de ventaja a Checo Pérez, quien sumó su podio número 37 en F1. Lejos de ambos entró el 3º, Charles Leclerc, confirmando a Ferrari como la segunda escudería del circuito, aunque sin posibilidades de toserles a los dos Red Bull.
De más estaría decir que la prueba, en un escenario nocturno abundante en lujos orientales asociados con la tecnología de punta, resultó en paseo más bien insulso de unos y otros, los dos punteros y el resto, apenas salpimentado por una riña de corta duración entre cinco aspirantes al ultimo puntito en disputa, es decir, el décimo lugar, finalmente para el Hass de Nico Hulkenberg. Siguen los Mercedes arrastrando la cobija –Russell fue 6º, Hamilton 9º— y Fernando Alonso sacó petróleo de la nada llevando a un meritorio 5º a su decepcionante Aston Martin, en tanto Lando Norris (McLaren) arribaba 8º.
Pero la sensación del día fue el debutante que sustituyó de emergencia a Carlos Sainz, un joven de 18 años llamado Ollie Bearman, inglés nacido en Chelmsford (08.05.2005), al que no le alteró el pulso la necesidad de medirse con los grandes y cruzaría la meta en 7º lugar. Fue el inesperado animador de la noche en que Red Bull reconfirmaba a este 2024 como un año más sin competencia en la cumbre. Confirmación demasiado temprana, para peor.
Partidazo. Si a usted le dicen que un 1-1 puede corresponderse con un espectáculo de antología por favor créaselo, pero a condición de que ese encuentro se parezca al de ayer en Anfield entre Liverpool y Manchester City, que se disputaban, a la altura de la fecha 28, el liderato de la premier inglesa. Éste, merced a la igualada, tiene ahora como huéspedes a los reds locales y al Arsenal (64 puntos ambos), uno más que el City, de modo que el cierre del torneo pinta apasionante.
Lo de ayer fue de mantener a la gente al borde de la butaca, abrió la cuenta la visita en un córner rematado por Stones, libre de vigilancia al lado del primer poste (22´), pero el Liverpool salió desatado para la segunda mitad, hubo penal del arquero Ederson sobre Darwin Núñez, perfecta ejecución de McAllister (50´) y a otra cosa, mientras el guardameta brasileño se retiraba lesionado. Lo que siguió fue un constante ir y venir, con prolongados lapsos en que los rojos locales le arrebataron la pelota y el mando del encuentro al equipo de Guardiola. Emociones continuas, ocasiones de gol de ambos lados y empate final que aprieta la disputa del título más de lo que ya estaba.