El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder), ubicado en el municipio serrano de Zautla, alertó que la epidemia modificó la vida cotidiana de las familias y en el caso de las comunidades alfareras cambió su forma de organización y comportamiento.
A través del bolentín trimestral, de noviembre a marzo de 2021, informó que muchos alfareros narran las dificultades para seguir produciendo y comercializando sus productos dado que la mayoría vendía en mercados locales, en plazas, ferias, exposiciones o llevando sus mercancías casa por casa.
Expuso que las familias alfareras viven al día y las restricciones generadas por la epidemia han significado que no pueden salir a vender con la misma facilidad y que por lo mismo están supeditados al precio que quieren pagar los compradores.
Hizo público que “los mercados restringidos tienden a discriminar y despreciar la calidad de los productos, y a degradar los procesos de trabajo y condiciones de vida de los artesanos”.
Por esta razón, el Centro de Estudios dijo que la emergencia sanitaria por Covid-19 ha hecho más profundas las desigualdades que requieren de mayor trabajo, esfuerzo y colaboración entre gobierno, ciudadanos y las organizaciones para cambiar la situación.
El Cesder ha desarrollado a lo largo de 35 años diversos proyectos educativos de secundaria, preparatoria, licenciatura y posgrado en la región, con amplio reconocimiento por impulsar procesos de desarrollo comunitario sostenidos a partir de acciones colectivas, fomentadas y promovidas por organizaciones locales y por los diversos actores de las mismas comunidades (www.cesder-prodes.com).
Uno de los proyectos más interesantes del Cesder es el Centro de Estudios Alfareros (CEA), que realiza un importante trabajo en las comunidades alfareras de la región.
El CEA se encuentra instalado desde 2005 en San Miguel Tenextatiloyan, la comunidad alfarera más grande de México, donde el oficio es heredado de generación en generación, y los talleres familiares son la combinación del hogar con el espacio de trabajo.
A pesar que la alfarería es la actividad principal de la comunidad, Elvia Rojas Zacarías, coordinadora general del boletín, expuso que “es difícil encontrar a jóvenes que quieran involucrarse de manera activa en el mundo alfarero”.
Informó que en el año 2012, después de asistir a diferentes cursos de capacitación en el Centro de Estudios Alfareros, un grupo de jóvenes se juntó y comenzó un proceso de formación en materiales cerámicos.
“Fue aprender a investigar para tratar de comprender los diferentes procesos en la transformación del barro”, se lee, con el fin de fortalecer las habilidades.
Otros temas a destacar en el boletín son las tareas de sustitución del plomo en los acabados vidriados de la alfarería tradicional, explicados por el ingeniero Moisés Ramírez Zambrano.
El escrito razona acerca de los aprendizajes adquiridos, tanto a nivel comunitario como en los intercambios de experiencias en el ámbito nacional, respecto a logros y dificultades en la sustitución del plomo.
También se presentó un artículo preparado por Domingo Martínez Romero, responsable del CEA, que narra la evolución en el diseño y construcción de hornos mejorados de leña en respuesta a la necesidad de elevar y uniformar la temperatura de los hornos tradicionales.
Martínez Romero explicó que el objetivo es facilitar el manejo de esmaltes libres de plomo, así como el desarrollo de piezas novedosas, al mismo tiempo que se logra un ahorro de combustible y reducen gases emitidos al medio ambiente.
Para el Cesder, las piezas de cerámica forman parte de la vida cotidiana, son formas de conocimiento, procesos de creación y aprendizaje, así como actividad económica. Tienen connotaciones sociales, religiosas y culturales.