El Popocatépetl no ha dado tregua con sus exhalaciones y la caída de ceniza volcánica en gran parte de la zona metropolitana de Puebla. Al corte de este 25 de marzo, el gobierno del estado mencionó que Puebla capital, San Pedro Cholula, San Andrés Cholula, Cuautlancingo y Amozoc fueron los municipios de la entidad que registraron mayor caída de ceniza, de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
La Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial reportó mala calidad del aire en Puebla y la zona metropolitana debido a dos factores: 1) la emisión de ceniza del Popocatépetl y los remanentes que se generan por las rachas de viento de las últimas horas y 2) el considerable número de incendios forestales registrados el domingo 24 de marzo en la zona.
A decir de María del Coral Patricia García Serrano, expresidente del Colegio de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello del Estado de Puebla A. C, la caída de ceniza volcánica ha incrementado hasta en 70 por ciento los casos de enfermedades como la rinitis alérgica estacional y puede exacerbar patologías preexistentes, tales como lesiones en los pulmones causadas por Covid, fibrosis pulmonar, neumonía tipo laboral o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). La especialista, señaló, además, que puede afectar desde los ojos, nariz, boca y piel; a nivel de los ojos se ha incrementado exponencialmente el problema de conjuntivitis, en la nariz ya han aumentado también la inpfecciones sobre todo en pacientes vulnerables, pero también en personas que tenían un problema y que ahora tienen la sensación de sequedad, picazón e irritación.
Si bien la caída de ceniza se manifiesta de manera recurrente desde tiempo atrás y una parte de la población tiene conocimiento de las medidas a realizar, es necesario reforzar la información y explicaciones de prevención para aminorar los efectos sobre la salud, además de brindar información científica sobre la situación del volcán Popocatépetl, que desde la percepción popular ha incrementado su actividad, aumentando el riesgo volcánico para los que vivimos en su entorno.