La Reserva de la Biósfera Tehuacán–Cuicatlán, llegó a los 25 años de haber sido declarada Área Natural Protegida (ANP), cuyo valor no solo es en materia ecológica sino también de carácter histórico pues tiene alrededor de 300 millones de años de historia evolutiva donde se conservan huellas de la mega fauna desde el periodo jurásico, todo lo cual es cuidado a la fecha por los ocho pueblos originarios que habitan en las 490 mil 186 hectáreas que comparten Puebla y Oaxaca.
Septiembre es el mes de la reserva, en Puebla y Oaxaca se realizan diversas acciones entre las comunidades para celebrar el 25 aniversario que se cumplió el pasado 18; su director Fernando Reyes Flores, destacó la importancia ambiental de este espacio, donde se conservan nueve de los 10 tipos de vegetación reportados en todo el país, de los cuales el 38.12 por ciento corresponde a la selva baja caducifolia, el 25 por ciento es matorral xerófilo, el 15.44 corresponde a bosque de quercus, el 4.88 es bosque de coníferas y el 3.26 alberga al bosque de pino –encino.
Las especies con mayor presencia son las cactáceas, en toda esa extensión se han identificado, hasta el momento 28 géneros y 86 especies; de ese universo 21 son considerados endémicos, lo cual indica que no hay otro lugar en todo el planeta donde se puedan hallar.
Es todo un espectáculo recorrer la reserva, desde la entrada por Tehuacán sobresalen las cactáceas columnares, ahí está la mayor concentración mundial de esas plantas que llenan los cerros a lo largo de kilómetros y kilómetros, sus flores y frutos son alimento para diversas especies de aves y, si hay suerte, es posible ver posada en lo más alto de las columnas al águila real.
Un tesoro más es el sotolín o pata de elefante, un árbol emblemático, endémico también, que se busca preservar en la zona para impedir su extinción, pero es por lo mismo una de las especies que los saqueadores buscan con ahínco, por lo cual los pobladores, en coordinación con la dirección de la reserva, realizan constantes rondines de vigilancia a fin de impedir su extracción ilegal.
De las familias florísticas del mundo, el 70 por ciento se encuentra representada en ese sitio, donde el agave tiene también una importante presencia con 35 especies y subespecies, de las cuales 29 están en riesgo de extinguirse.
La ocupación humana data de hace 14 mil años, actualmente conviven ahí pueblos ngivas, chianantecos, mixtecos, nahuas, ixcatecos, cuicatecos, chocholtecos o ngiguas, mazatecos y un afro mexicano que se asienta en la población de Valerio Trujano y su presencia se extiende a San Martín Toxpala y Teotitlán de Flores Magón.
Se trata de una zona seca, la mayor parte de su territorio tiene un clima semi árido y es en este ambiente donde se encuentra el número más alto de murciélagos, en toda Mesoamérica; se tienen contabilizadas 49 especies, de las cuales 30 son insectívoras, 10 frugívoras, ocho polinófagas y una hematófaga; todas son grandes contribuyentes de la polinización de plantas en la reserva.
Más de 600 especies de animales habitan la zona protegida, con esto se sobrepasa a cualquier área seca del planeta con vida animal, por igual se han tenido avistamientos de jaguares, así como de otros felinos, tal es el caso del lince o el tigrillo, además de una amplia diversidad de aves, sobresaliendo la guacamaya verde, que se asienta en el cañón el Sabino de Tecomavaca, Oaxaca.
La domesticación del maíz, tuvo origen en esta región, pero también ahí se domesticaron el frijol, el chile, la calabaza, el aguacate y el amaranto, todo esto en el periodo del 9600 al 7000 A.C.
También es la cuna de irrigación más impresionante de que se tenga conocimiento en Mesoamérica; el complejo Purrón, cuyos sistemas de control hidráulico incluyen canales, represas, presas y acueductos con los que se hizo frente a las condiciones de aridez, desde hace más de 4 mil años.
