La declinación a favor de la coalición Cinco de Mayo del candidato a edil de la capital del Partido del Trabajo (PT), Miguel Ángel Ceballos López, se dio por la conjugación de tres factores: la incapacidad del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas de mantener alianzas con fuerzas ajenas a su grupo político; la pifia que representó el proyecto del PT para posicionarse en la ciudad de Puebla, y la habilidad de Enrique Agüera Ibáñez para recuperar negociaciones que hizo al arranque de la campaña electoral.
Se sabe que la declinación del todavía militante priista Miguel Ángel Ceballos se operó –por petición de Enrique Agüera– desde el CEN de PRI y quien habría mediado para que se lograra la comunicación con el abanderado petista fue el ex gobernador Melquiades Morales Flores, quien actualmente funge como dirigente priista en Oaxaca.
Ahora una pregunta que queda en el aire es: ¿cuántos votos en realidad podrá aportar Ceballos a Enrique Agüera?
Los sondeos, antes de este lunes, ubicaban que la intención del voto de Ceballos oscilaba entre los seis y los 11 puntos; sin embargo, se percibe que la mayor parte de los resultados de encuestas eran consecuencia de una manipulación para “inflar” la candidatura del priista con la intención de que le quitara sufragios a Enrique Agüera, tal como lo habían pactado los dirigentes del PT con el gobernador Moreno Valle.
Las mediciones serias indican que el abanderado petista había captado entre 4 y 5 por ciento de posibles votantes, que en su mayoría son miembros del PRD que se fueron al PT por el malestar de que el instituto del sol azteca se unión a la derecha, es decir al PAN. Nada garantiza que ese porcentaje se acabe reflejando en las urnas y se sume íntegro a Enrique Agüera.
Sin embargo, por muy pequeño o mediano que sea el aporte de candidato petista a Agüera, podría ser el fiel de la balanza en los comicios del domingo próximo, pues se estima que la contienda por la alcaldía de la capital entre Enrique Agüera Ibáñez y Antonio Gali Fayad, el candidato de Puebla Unida, se definirá por un porcentaje mínimo de votos, que podría ser de entre 2 y 4 por ciento.
Por eso aunque los trolles de Gali que invaden con anuncios las redes sociales ayer buscaron ridiculizar y minimizar la decisión de Ceballos López de pedir el voto a favor del ex rector de la UAP, en realidad se trata de un traspié de Moreno Valle y del PT, así como un éxito de Enrique Agüera, del cual hasta el domingo se sabrá si fue de gran o pequeña dimensión.
La fallida concertacesión
En esta columna se narró –el pasado 13 de mayo– que el 22 de abril de este año en Casa Puebla se acordó la candidatura de Miguel Ángel Ceballos, en una reunión a la que habrían acudido los petistas Zeferino Martínez Rodríguez, Mariano Hernández Reyes y Gonzalo González, diputado local, dirigente estatal y delegado nacional del PT, respectivamente, así como el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, junto con sus colaboradores Luis Maldonado Venegas y Eukid Castañón. Ahí se habría acordado que la misión del abanderado del Partido del Trabajo era evitar que surgiera un polo de izquierda en el actual proceso electoral en la capital y que se le quitara a Agüera entre 30 y 70 mil votos.
Como parte de ese acuerdo –también se narró en la columna de esa ocasión– el gobierno del estado se comprometió a que apoyaría la construcción de tres Centros de Desarrollo Integral (Cendis), los cuales son lugares en donde se dan terapias de estimulación temprana para niños y se ha convertido en un jugoso negocio para los miembros de la cúpula nacional y local del PT, que se encargan desde la construcción, el equipamiento y la operación de esos sitios.
¿Por qué no se llevó ese acuerdo a su fin? En primer lugar porque el PT –encabezado por Mariano Hernández Reyes– operó de manera desastrosa la postulación de Ceballos, de tal forma que dio pie a que el ex panista Jesús Encinas pudiera impugnar la candidatura del priista y por ende consiguió que no arrancara campaña en tiempo y forma, lo cual le llevó a que sus actividades proselitistas empezaran con desgano y nunca pudieran crecer en el ánimo del electorado.
Al no despuntar Ceballos tal como se quería en Casa Puebla, se dice que Rafael Moreno Valle Rosas se decepcionó y dejó de apoyar al priista que se metió de candidato petista. Y al final nunca llegaron los apoyos económicos, de propaganda y de personal de trabajo que se le ofrecieron al abanderado del PT.
Más allá de su desempeño, con Ceballos se volvió a evidenciar la falta de capacidad del gobernador de mantener las alianzas con personajes o facciones que no son de su grupo político o no siguen sus lineamientos. Por ese en esta campaña electoral no están presentes el grueso de aliados que el jefe del Poder Ejecutivo tuvo en 2010 en su calidad de candidato opositor a la gubernatura del estado de Puebla.
Asimismo, trascendió que Miguel Ángel Ceballos –quien había repetido hasta la saciedad que no declinaría por nadie– se sintió doblemente abandonado, por un lado por el gobernador, que no cumplió los acuerdos pactados, y por el otro por el PT, que le había ofrecido una estructura electoral que resultó inexistente.
Se dice que en la disputa de prebendas por las negociaciones oscuras que hubo con el gobierno, los dos principales dirigentes del PT en el estado, Zeferino Rodríguez y Mariano Hernández, entraron en choque y se han dedicado a bloquearse en el desempeño electoral del estado.
De tal forma que Zeferino Rodríguez nunca permitió que Miguel Ángel Ceballos conociera y utilizara la endeble estructura electoral del Partido del Trabajo en el municipio de Puebla, lo cual causó desesperación en el candidato al verse que solamente podía hacer campaña con sus recursos propios y que éstos no le permitían tener un desempeño honroso.
Esa debilidad de la campaña de Ceballos la captó Enrique Agüera y la aprovechó para lograr un acuerdo con el candidato petista. Mientras que Gali no se ocupó de ayudar a quien hasta ayer era su principal aliado en contra del PRI.