Son ya 150 años. Este martes 13 de febrero, se cumplen ya siglo y medio de que zacapoaxtlas, indios serranos, zapadores, zuavos y turcos ocupen la plaza central y las calles de Huejotzingo, como parte de su tradicional carnaval.
No obstante los detenidos, lesionados, heridos de gravedad y muertos que se han contabilizado a lo largo de los años, mismos que hoy martes son recordados por la mañana, cuando familiares llevan flores y ofrendas a las tumbas de los danzantes caídos, vecinos festejan la que es quizá la más fervorosa y representativa tradición de su localidad.
En ella, pese al mal uso de la pólvora, el exceso de consumo de alcohol y los enfrentamientos que ocurren dentro de los barrios en las llamadas guerritas, se vive una acción en vivo, diversa, colorida y multitudinaria, conformada por escenas de la historia de la región que van de la Conquista a la Batalla del 5 de mayo.
El mediodía de martes de Carnaval marca el inicio de esta plástica en la que participan aquellos danzantes que representan a los indios y a los negritos, quienes dan paso a los huehues vestidos de zacapoaxtlas, indios serranos, zapadores, zuavos y turcos, que dan forma a esta tradición que comenzó en 1868, según apuntan los cronistas.
Uno a uno, en torno a la plancha principal y a la presidencia municipal, desfilan los batallones y los grupos de hombres y mujeres del municipio y de otras comunidades cercanas que participan bailando y tronando sus mosquetones.
Además de su ritmo y sus pasos, destacan sus elaborados y simbólicos trajes que se preparan desde inicio de año, cuando los huehues destinan entre 15 y 40 mil pesos.
Cada año el carnaval tiene la participación de unos 25 mil danzantes; de ellos, alrededor de 18 mil utilizan mosquetones con pólvora. Se sabe que se queman de siete a 10 toneladas de pólvora en la detonación de los mosquetones.
A esta tradición asisten unas 20 mil personas como espectadores: lo mismo de la región que de otros estados del país y otras ciudades extranjeras, quienes presencian dos de los actos principales del carnaval: el rapto de la novia, es decir, el momento en que la hija del corregidor es llevada a caballo por Agustín Lorenzo y sus bandidos, y la representación de la primera boda indígena bajo el rito católico que dicen sucedió en Huejotzingo tras la Conquista.
Otro momento crucial es la representación final de la Batalla del 5 de mayo que ocurre frente al Palacio Municipal de Huejotzingo, causando un inesperado estruendo y cegando la visión con la enorme nube de polvo, pólvora y ceniza que provoca el múltiple estallido de los mosquetones.
En suma, son ya 150 años de “esta obra teatral de masas”, como la han llamado especialistas, la cual da inicio cuatro días antes con la entrega simbólica de la plaza de armas de Huejotzingo a los contingentes.