Ya se presentía, una vez anunciada en Austin la cancelación del GP de Estados Unidos. Y el viernes, la propia jefa de gobierno capitalino lo hizo oficial: no habrá GP de México 2020 porque la única posibilidad de celebrarlo –sin público— lo haría económicamente inviable. Y como buena parte del boletaje estaba ya vendido, la propia Claudia Sheinbaum informó que las entradas podrán hacerlas efectivas quienes las posean el año 2021. Y aunque éste anuncio garantiza, hasta cierto punto, la continuidad de nuestro GP, hay posturas y comentarios para todos los gustos.
En el fondo, late la duda: hoy por hoy, es un riesgo apostar por una vuelta cabal a la normalidad de antes.
Liga MX. A trancas y barrancas, las televisoras terminaron por imponer el regreso a sus actividades formales a la intragable ensalada de clubes y franquicias que le da forma en México al futbol profesional. Como se sabe, hubo por ahí algunos torneítos de reducida participación y ninguna importancia –aunque el Cruz Azul intentara festejar el que ganó–, y la primera fecha del Apertura 2020 –una vez decretada la anulación del inconcluso Clausura—se llevó a cabo con parte de los planteles infectados de Covid –y por lo tanto mermados–, de modo que los resultados registrados constituyen una anécdota hasta ahora desconocida: el que se enfrentaran entre sí equipos malamente parchados –¡aún en medio de la pandemia hubo registro de altas y bajas en la mayoría de ellos!–, o que aquellos no diezmados por la infección dieran cuenta sin problemas de los menos afortunados, caso por ejemplo de Tigres, que se encontró en Aguascalientes con un Necaxa B al que goleó sin problemas.
Entre lo poco llamativo de la jornada está la suspensión, por culpa de un huracán, del Monterrey-Toluca. Que yo recuerde nunca antes el clima provocó la cancelación de un partido en la Sultana del Norte. Para que nadie dude de la vigencia de la sentencia aquella de las pulgas gordas y el perro flaco. Pero así andan las cosas en el futbol “mexicano”.
Y que nadie pregunte por el torneo femenil. La nueva normalidad impone sus propios silencios.
Sobredosis. Mientras eso ocurre por aquí, en Europa, donde ya pasó lo peor de los contagios –aunque ojo con la segunda ola–, se han cerrado ya o están por hacerlo los torneos de liga y copa correspondientes a la campaña 2019-2020. Y como los tres meses sin futbol obligaron a reformular calendarios –apretándolos al máximo–, el desgaste ha sido brutal para los jugadores, a pesar de que la FIFA intentó aminorarlo autorizando cinco cambios por partido y un breve receso en mitad de cada tiempo para que los futbolistas se refresquen. Con todo y eso, hay que ver lo que han sido las segundas mitades de los juegos, con largos paseos de balón a paso cansino, mientras cualquier recién llegado es capaz de superar en la carrera a quienes se limitan a arrastrar los pies como si llevaran grilletes. Así y todo, la calidad sale a relucir en el momento menos esperado.
Bajo ese régimen inusual, las ligas de Alemania, España y Portugal ya concluyeron, con el Bayern Múnich, el Real Madrid y el Porto como ganadores –pendiente la final de la Copa del Rey entre los tradicionales rivales vascos Real Sociedad y Athlétic de Bilbao–, e Inglaterra coronó al Liverpool por primera vez en este siglo y desde que existe la liga Premier, aunque permanece el suspenso en torno a los últimos clasificados para los torneos continentales próximos, y sobre quién se quedará con la Copa FA, una final entre Arsenal y Chelsea que se jugará este fin de semana.
Claro está que, para nosotros, el punto de mayor interés se llama Raúl Alonso Jiménez y está en los goles que aún pueda anotar para su Wolves, que pugna por entrar a la Europa League tanto como su devastador ariete por convertirse en el mexicano con mayor número de goles anotados en un torneo inglés de liga, empatado como se encuentra con el Chicharito, que en sus tiempos con el ManU llegó a los mismos 17 que ahora mismo lleva “El Lobo”, a falta de dos jornadas para la clausura de la Premier 2020.
Ante semejante evidencia, la cotización de Raúl se ha ido a las nubes – se hablaba de unos 40 millones de euros antes de la pandemia–, y son varios los equipos grandes interesados en contar con sus servicios, tanto en Inglaterra (ManU) como en Italia (Juventus).
El calcio y sus viejos. Es en Italia donde más tuvo que apretarse el calendario de juegos pendientes –también donde más tarde se reanudó la liga–, y, por tanto, donde con más claridad se ha notado el desgaste de futbolistas sometidos a la inhumana obligación sostener de tres y hasta cuatro partidos oficiales por semana. Dentro de este panorama, que incluye un flagrante olvido del famoso catenaccio, aunque no de las glorias del contragolpe, ayudado por la presión alta tan en boga y numerosos errores y pifias defensivos, con abundantes desvíos que engañan a los arqueros para provocar lo que en otros tiempos se computaban como autogoles y ahora son atribuidos al último rematador, más por pudor que por otra cosa. También se han batido récords históricos –no sólo en Italia– en materia de penaltis marcados, resultado de la introducción del VAR, sin contar aquellas manos castigadas o ignoradas a capricho del silbante en turno.
Entre las pinceladas más recientes que el calcio nos ha regalado elijo las firmadas por futbolistas de añadas ya lejanas pero calidad inagotable. Como el golazo bombeado por el incombustible Nono Quagliarella al ángulo más lejano de la portería del Parma (empataba a dos un partido que la Sampdoria perdía 2-0 y ganó 2-3), o los dos de un Ibrahimovic magistral que le dieron la victoria al Milán sobre el Sassuolo (2-1).
Por si fuera poco, Gianluigi Buffon, que ha cedido el puesto titular tras el coronavirus, acaba de renovar por una temporada más con su Juventus. Tiene 42 años y su debut profesional data de 1995.
Implacable VAR. Ayer, en el estadio San Paolo de Nápoles, se le anularon cuatro goles a un mismo equipo –el Sassuolo—por sendos fueras de juego tan ajustados que la decisión tuvo que basarse en la tecnología del VAR, pues a simple vista los cuatro parecían válidos. Todo un récord. Al final, y sin que su juego lo justificara, el Nápoli acabó ganando por 2 a 0 con goles en el primer minuto y en tiempo de descuento. Sassuolo, equipo d elindo tikitaka, merecía mejor suerte.
Por cierto que en este partido, además de un puñadito de italianos, participaron jugadores nacidos en Albania, Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Colombia, Costa de Marfil, Eslovaquia, España, Francia, Grecia, Macedonia, Polonia, Senegal y Serbia.
Hirving Lozano, único mexicano con contrato en la Serie A, no salió de la banca.