Miércoles, noviembre 12, 2025

«Buenos días desde el corazón agotado de Gaza…»

Por Faten

Buenos días a cada persona que hoy lee mis palabras, desde el centro de la destrucción hacia todos los que aún conservan humanidad en sus corazones. Escribo esta mañana mientras abrazo a mis hijos, no para protegerlos del frío del clima, sino del frío del miedo… del peso insoportable de una realidad que no perdona.

Las noches pasan como siglos

El miedo no duerme, el hambre no perdona, y la mente no deja de pensar.

Intento parecer fuerte frente a mis hijos, pero ellos son demasiado inteligentes para ser engañados…

Ven mis ojos sin dormir, mi rostro cansado, y sienten que la vida ya no es como antes.

Mohammed me pregunta cada noche: «¿Mamá, volveremos a vivir?»

Lana me mira en silencio, como si tuviera miedo de expresar lo que siente.

Incluso Yazan, con sus quince años y su sueño de ser ingeniero, ya solo piensa en cómo sobrevivir.

Vivimos día a día… o mejor dicho, momento a momento.

No sabemos cuándo llegará el pan, ni si despertaremos con otro bombardeo o con la noticia de otra pérdida…

Y una madre, queridos míos, lleva un dolor imposible de medir: ver a sus hijos con hambre, con miedo, sin poder hacer nada.

No escribo esto para entristecerlos…

Sino para decirles: aquí estamos, seguimos intentando, seguimos aferrándonos a la vida pese a todo.

Y ojalá mis palabras toquen sus corazones, y sean ustedes esa luz en nuestra oscuridad, ese apoyo cuando el mundo entero nos falla.

Con todo mi amor desde Gaza… de una madre cansada por el hambre y el miedo, pero que aún sueña con una risa segura para sus hijos.

Faten en Por Voces desde Gaza

Los trabajos (todavía) humanos

Por Senén Barro Ameneiro// El diario

Con frecuencia me preguntan cuáles son las ocupaciones que se automatizarán y cuáles permanecerán en manos –y cabezas– humanas. La primera clave para entender esta cuestión es que no se automatizan empleos completos, sino tareas específicas que los componen. La versatilidad y la inteligencia humanas siguen estando muy por encima de las capacidades actuales de las máquinas. Estas no pueden —por ahora— realizar todo lo que hacemos en nuestros trabajos.

Por ejemplo el trabajo de una radióloga. Hoy día puede automatizarse la detección de anomalías en imágenes médicas como radiografías o TAC. Las máquinas son capaces, con mayor precisión que los especialistas, de identificar fracturas, tumores o nódulos pulmonares. También pueden priorizar casos urgentes o generar informes preliminares. Pero otra cosa muy distinta es integrar esos hallazgos con la historia clínica, los síntomas del paciente u otras pruebas diagnósticas, o elaborar un diagnóstico completo. Esa capacidad de contextualización, juicio clínico y toma de decisiones integradas sigue siendo terreno humano. Tampoco es fácil que una máquina explique sus resultados con claridad, empatía y sentido clínico a los pacientes o que participe exitosamente en decisiones multidisciplinares.

Es evidente que muchas tareas manuales y cognitivas, ya pueden ser realizadas por sistemas automatizados. Presenciamos cómo la automatización ha avanzado desde tareas físicas muy repetitivas —como las de los robots industriales que pintan o sueldan— hacia actividades cognitivas estructuradas, basadas en reglas claras y procesos repetitivos. Y comenzamos a ver cómo se automatizan tareas mucho menos pautadas, que ocurren en entornos dinámicos y complejos. Un ejemplo son los robots agrícolas que identifican malas hierbas o la fruta madura, o los sistemas que sintetizan grandes volúmenes de información para informes útiles.

Hasta hace poco era difícil encontrar ejemplos de automatización de tareas cognitivas de alto nivel que no eran sistemáticas o previsibles. Con la irrupción de la inteligencia artificial generativa, los ejemplos se multiplican. Modelos de lenguaje como ChatGPT pueden redactar textos, escribir código, traducir artículos, resolver dudas o aportar ideas a veces originales. El abanico se amplía con rapidez.

Podemos afirmar que no existe ninguna ocupación que esté completamente a salvo de la automatización. Todas, contienen tareas que las máquinas pueden realizar hoy o que podrán hacerlo en los próximos años. Las de investigador y profesor, también. Muchos de mis estudiantes ya no acuden a tutorías: resuelven sus dudas con ayuda de modelos de IA. La traducción de artículos científicos, que antes requería horas de trabajo o servicios profesionales, hoy puede hacerse en minutos y con resultados sorprendentes.

Diré cuáles son las ocupaciones que más resistirán la automatización, durante bastante tiempo.

Podemos situar las ocupaciones en una escala que va desde las más hasta las menos automatizables, según el tipo de habilidades que se requieren para su realización: el saber, el saber hacer, el querer hacer y, finalmente, el querer y saber hacer colectivamente. A medida que ascendemos en esta escala, el componente emocional y social, más humano, se vuelve más relevante, y es más difícil de replicar por las máquinas.

En el primer grupo, el saber, más susceptible de automatización, se encuentran las tareas de gestión de información de modo procedimental: procesar datos, elaborar informes más o menos rutinarios, realizar cálculos contables o verificar documentos. Muchas de estas tareas pueden ser realizadas por algoritmos con mayor rapidez y precisión que los humanos (Ver sector gobierno, bancos y oficinas)

El segundo grupo  -el saber hacer- incluye ocupaciones orientadas a resolver problemas poco pautados o incluso impredecibles, sean manuales o cognitivos. Se trata de situaciones singulares, donde no hay dos casos iguales. Por ejemplo, un fontanero al que llamamos por una fuga de agua en casa o un negociador que interviene en una situación de crisis. La improvisación, la experiencia y la capacidad de adaptación juegan un papel fundamental (Ver construcción y gestores y mediadores).

En el tercer nivel, el del “querer hacer”, se encuentran las habilidades ejecutivas: motivación, perseverancia, liderazgo. Son esos “tónicos de la voluntad” a los que se refería Cajal. Así, un líder no solo concibe ideas valiosas, sino que movilizar equipos de personas para llevarlas a cabo. También aquellos docentes que transmiten conocimiento, inspiran, motivan y conectan con sus alumnos.

En la cúspide de esta escala, están las ocupaciones centradas en nuestras capacidades emocionales y sociales. Son los trabajos cuyo buen desempeño depende de la empatía, la compasión, la escucha activa y el acompañamiento humano. La atención a personas enfermas, el cuidado de mayores o dependientes, o la ayuda a personas en situaciones de crisis —víctimas de violencia o desplazados forzosos— forman este grupo. Su valor no se limita a lo técnico, sino que reside en el vínculo humano.

Manténganse atentos, y no precisamente a la pantalla(Extracto y notas de El Zenzontle).

Los trabajadores olvidados por la ciudad

Jade Guerrero y Jazmín Sandoval *

CIUDAD DE MÉXICO. – Alejandro Galván se despierta a las seis de la mañana. Carga sus herramientas de trabajo y se prepara para una jornada laboral de diez o más horas: barre calles, recoge basura de casa en casa y empuja un carrito bajo el sol, la lluvia o el frío. Él cumple con mantener limpias las calles de la ciudad. Lo hace sin un sueldo fijo ni acceso a seguro social. Todo este esfuerzo apenas alcanza para cubrir lo básico para él y su familia.

Como Alejandro, miles de personas en México realizan trabajos esenciales en la sociedad en condiciones precarias, viviendo una injusticia que ha sido invisibilizada por los sindicatos y gobiernos en turno, los encargados de apoyar a este sector trabajador de la población.

Este es uno de los testimonios y análisis de personas trabajadoras del sector de mantenimiento y limpieza de la Ciudad de México*, que durante la pandemia fueron llamados héroes y su labor fue reconocida como esencial para el funcionamiento de la ciudad.

Trabajar en el limbo de la formalidad

Alejandro, trabajador del sector de limpieza y transporte de la Sección 1 Coyoacán, lleva más de 25 años trabajando y esperando un contrato desde hace 8 años, que se le ha retenido por el sindicato que lo representa.

“Los sindicatos no entregan los contratos o sólo pocos son los elegidos, los que son parte de los sindicatos son quienes eligen quiénes obtienen una base y son quienes retienen contratos y, en otros casos, pagos. En el sexenio pasado llegaron varios contratos para nómina 8 que, estando ya en el sindicato, muchos vendieron sus lugares o metieron a sus allegados, dejando de lado a muchos que llevamos tiempo esperando un contrato”, comenta.

¿Quiénes son los responsables de esta inestabilidad o a quiénes debemos voltear a ver para encontrar respuestas? Manuel Fuentes Muñiz, especialista en Derecho Laboral, reflexiona:

«El sector de limpieza se divide entre lo formal y lo informal. Esto quiere decir que dentro de un sector formal de contratados existe otra sección de trabajadores más vulnerables, que son los que no cuentan con un contrato y están en la informalidad».

Estos trabajadores, a pesar de tener un trabajo en lo informal, los derechos laborales son vulnerados desde lo se les debe dar por ley, que es un sueldo digno, ya que muchos solo trabajan por las propinas que les da la gente al tirar su basura. Muchos no llegan a ganar ni el salario mínimo.

Este acto de no recibir un contrato se repite en más del 60% de los trabajadores.

Alejandro confirma el análisis del abogado:

“Al no tener contrato, he tenido que trabajar como voluntario, o sea, de manera informal; gano de las propinas que nos da la gente, y mientras esto pasa, sigo esperando que me den mi contrato. Muchos me dicen que busque otro trabajo, pero a mí me gusta hacer lo que hago, solo que sería ideal para mí, como para muchos, que nuestros derechos laborales se cumplieran y tener un contrato, que se nos reconozca como trabajadores y no como voluntarios».

Patrones y sindicatos abusan de los trabajadores

El problema es estructural, y lo operan los dirigentes de los sindicatos, como es el Secretario General de la Sección 1 “Limpia y Transportes” del SUTGCDMX, Hugo Alfredo Alonso Ortiz, quien tiene la obligación de responder por el cumplimiento de dar contratos a los trabajadores, él controla desde la asignación de plazas sindicales hasta la distribución de nóminas del gobierno y de las empresas subcontratadas, tiene poder para decidir quién trabaja y en qué condiciones.

«Estamos viendo que muchos de ellos ponen trabas, venden lugares o incurren en prácticas de nepotismo. Asimismo, podemos ver cómo el gobierno en turno solo vela por sus propios intereses, generando una confabulación entre gobierno y sindicatos», aade Fuentes Muñiz.  Esta problemática no solo se limita a los trabajadores informales, ya que también los trabajadores formales, contratados por empresas privadas subcontratistas, resienten estas problemáticas. Estos trabajadores, que generalmente cuentan con salarios fijos y prestaciones de ley (incluyendo seguro), con el tiempo se les da de baja sin que lo sepan. Se aprovechan del contrato indefinido, haciéndolos renunciar y firmar hojas en blanco, lo que provoca que no puedan hacer nada para reclamar sus derechos laborales y humanos.

“Existe una ausencia de sindicatos, y los que hay son manejados por patrones; es ahí donde la defensa del trabajo debe intervenir, es una obligación constitucional ver por estos trabajadores».

*Fragmento de las entrevistas en Pie de Página

 Educadores como sujetos políticos

“Como educadores no nos hemos limitado a impartir cátedra, lo cual siempre realizamos de manera digna y con rigor, sino que como sujetos políticos que somos nos hemos untado con el barro de la lucha, y participamos en importantes movilizaciones y protestas de estudiantes y profesores. Nunca hemos visto nuestra labor de profesores e investigadores como un privilegio que nos permitiera hablar, desde una aséptica torre de marfil, con una pretendida superioridad y sapiencia sobre lo que acontece en el mundo real de la educación”,

Renán Vega Canto: Educación capitalista. Mercantilización, violencia y sometimiento tecnológico

“Todos los mártires de la clase obrera  son víctimas del mismo asesino, el capitalismo internacional. El alma de esos mártires sólo podrá encontrar su último consuelo

en la liberación de sus hermanos oprimidos”,

 Ho Chi Minh

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