México es el quinto país con mayor biodiversidad en el mundo y, quizá, al que mayormente se le ha saqueado su riqueza. La bioprospección es la mercantilización del saber de los pueblos originarios, es la privatización y patente del conocimiento tradicional a manos de enormes corporaciones trasnacionales, que pretenden ser o sentirse los dueños de la vida.
La globalización ha integrado al mundo en función de la tecnología y el mercado, es un acelerado proceso al que la humanidad se está enfrentando, y que ha llegado con un rostro perverso y voraz por estar dominado por el mercado. La mercantilización del germoplasma y las especies, es la mercantilización de la vida que incluye a los seres humanos.
El saqueo indiscriminado de especies y germoplasma de sus sitios de origen, es un despojo a los pueblos originarios y es una forma de erosionar su cultura y mercantilizar los valores comunitarios mediante mecanismos privatizadores y leyes a modo en los países afectados.
La erosión cultural, como faceta de la globalización, es el resultado de la transformación tecnológica y la concentración del poder corporativo, sumado al deterioro brutal de los recursos naturales que sustentan la vida en el planeta: los bosques, el suelo, el agua, la atmosfera y la erosión genética de las especies vegetales a consecuencia del mejoramiento genético y la transgénesis. La descomposición de los ecosistemas de los territorios comunitarios, provocados por agentes externos, solo es posible comprenderlo con el saber del conocimiento ancestral de los pueblos originarios por entender los procesos de la vida, de ahí la razón de su lucha y resistencia en la defensa de sus territorios. Este conocimiento, que hoy se patenta y mercantiliza, limita a los pueblos originarios el uso de su propio saber, además de negarles los beneficios, que por derecho les pertenece, por el uso de su tecnología por los corporativos trasnacionales.
Los recursos genéticos de plantas y semillas limitan su valor sin el conocimiento tradicional; por ello, este conocimiento es validado a través del método científico desarrollado por los corporativos trasnacionales, generando productos de alto valor agregado legitimados y capitalizables. En México este procedimiento de validación es muy escaso, sumado a la carencia de instrumentos de política que promueva estas acciones, y contribuyan a establecer las bases para institucionalizar el conocimiento tradicional de los pueblos originarios en torno a la riqueza biológica y cultural. La biodiversidad es un bien natural y es la base de la ingeniería genética que hoy es monopolizada por las trasnacionales de la industria farmacéutica humana, la veterinaria, la agrícola y la industria de los alimentos. Hoy la biodiversidad se privatiza como fuente de especulación y ganancia.
México sufre una especulación brutal con su riqueza cultural, su herbolaria médica, las plantas y semillas se trafican y saquean indiscriminadamente. Mucha de su riqueza biológica, tiene hoy una marca con patente extranjera; por ello, es urgente actuar resistiendo el avance del capital trasnacional, el desmedido saqueo patrimonial para rescatar la soberanía sobre nuestros recursos.


