En la exposición documental Nava: creación y promoción a través de la estampa, la Biblioteca Palafoxiana hace una revisión de algunos de los trabajos más afamados del grabador novohispano José de Nava.
Abierta apenas días atrás en el recinto ubicado al interior de Casa de Cultura, la muestra se agrupa y analiza a partir de algunos conceptos de la historia del arte como la construcción intelectual y técnica de las piezas, el patrocinio y los géneros de representación.
Montada en la sala de lectura de la biblioteca, se exhiben estampas que provienen del propio acervo de la Palafoxiana, además de piezas de otras instituciones y de coleccionistas particulares, que permiten mostrar obra de Nava y de otros autores menos conocidos, pero también de notable calidad.
José de Nava, se escribe en el texto de sala, nació alrededor de 1735, logrando rápidamente destacar en el grabado, pues trabajó en los ámbitos episcopales desde el periodo del obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu (1743 – 1763).
Su esplendor artístico, se apunta, lo alcanzó bajo el patrocinio del prelado Francisco Fabián y Fuero, quien fue particularmente cercano a la estampa, pues la vio como medio de promoción política y devocional.
Fue durante esta época que José de Nava trabajó en empresas tan célebres como la edición de la Misa Gótica Mozárabe o en las vistas, también llamadas mapas, de la Biblioteca Palafoxiana.
Se trata de un par de vistas que el artista realizó a partir de los dibujos del también célebre pintor poblano Miguel Jerónimo Zendejas. Esos mapas, como se nombran en su descripción, los mandó a burilar el Seminario Palafoxiano en agradecimiento al obispo Francisco Fabián y Fuero.
Las obras fueron dedicadas a este obispo, como testimonio de su labor dentro de la Palafoxiana, espacio a la que la dotó de su todavía presente estantería que la hace tan característica.
En las estampas, José de Nava buscó difundir la riqueza, amplitud y capacidad del repositorio poblano, haciendo imágenes que gracias a la naturaleza propia del grabado, pudieron llegar a cualquier parte del mundo.
En ellas, aparecen la firma de Zendejas y de Nava, las cuales están en latín, además de que el grabador agregó a rúbrica el gentilicio de “angelopolitano”, un gesto que refería a su reconocimiento y al de la ciudad en la que trabajaba, considerada entonces como la segunda ciudad de las artes de la Nueva España.
Destaca que en época virreinal, el grabado fue ampliamente utilizado como medio de difusión de la imagen, una característica material que le permitió cruzar fronteras. Asimismo, su reproductibilidad ayudó a que composiciones logradas por célebres artistas sirvieran de inspiraciones para otros en distintas partes del mundo: imágenes devotas llegaron a lugares insospechados, aparecieron en libros y, a través de la alegoría, compendiaban y transmitían conceptos.
Según algunos datos, la historia del grabado en Puebla comenzó alrededor de 1640, en tiempos del obispo Juan de Palafox y Mendoza, siendo precisamente Juan de Nava, uno de los principales artistas que trabajaron en la Angelópolis hasta su muerte en 1817, y según las crónicas era el “último buen grabador” de la urbe.
La apertura de la exposición documental Nava: creación y promoción a través de la estampa forma parte de las actividades que desarrolla la Secretaría de Cultura hasta el 22 de mayo para celebrar el Día Internacional de los Museos. La exhibición estará disponible en la Biblioteca Palafoxiana -5 Oriente número 5, Centro Histórico de Puebla- hasta el 3 de julio de este año.