Atlixco. Al menos una decena de familias de las juntas auxiliares de San Jerónimo Coyula y La Magdalena Axocopan, a 25 minutos de la cabecera, resultaron la tarde de este lunes severamente afectadas debido a las inundaciones en sus viviendas tras la caída de una nueva tormenta, con granizos grandes incluidos, en la parte alta del municipio, concretamente en la comunidad de San Pedro Benito Juárez ubicada a los pies del Popocatépetl.
El casi centenar de atliscenses involucrados, de acuerdo con sus testimonios y con los primeros datos oficiales, perdieron animales y parte de su patrimonio luego del lodazal por la llegada incesante e intensa de agua durante más de 20 minutos. Además el flujo desapareció unos cuatro caminos vecinales.
Trastes, colchones, aparatos eléctricos y electrodomésticos, muebles, puertas, juguetes y hasta algo de comida terminaron esparcidos en sus patios o de plano jalados por ese fenómeno natural nunca antes registrado en la zona.
Entre las 14:30 y las 15 horas de este lunes los lugareños de San Pedro Benito Juárez, quienes apenas la semana pasada estuvieron alarmados y preocupados por la creciente actividad del Popocatépetl, reportaron en las redes sociales la aparición de la segunda lluvia torrencial en apenas 48 horas.
Ésta primera del jueves por la noche para el viernes, tal y como consignó oportunamente La Jornada de Oriente, destruyó decenas de hectáreas de aguacate a punto de ser cosechado y comercializado.
De acuerdo con las primeras versiones, ese inmenso caudal de líquido soltado en las faldas del coloso tomó rumbo hacia los pueblos de abajo a través de las diversas barrancas hasta toparse con esos núcleos poblacionales asentados ahí, muchos de ellos en bancos de arena, desde hace décadas.
Hasta el punto del siniestro ya llegaron elementos de la policía, bomberos y protección civil local quienes ayudan en las tareas de rescatar algunas pertenencias de los lugareños y a sacar árboles o gigantes ramas del interior de las casas.
No hay personas lesionadas. Pero nada pudieron hacer por los animales domésticos arrastrados entre la corriente. Fue una “barrancada”, lamentaron los más viejos del área quienes únicamente miran a la distancia el paso de un nuevo río.