Bandas de delincuentes de origen colombiano se han asentado desde hace más de dos años en Lomas de Angelópolis y se hacen pasar por vecinos con fortunas prósperas con el único objetivo de vigilar durante meses los movimientos de los residentes y perpetrar asaltos a residencias de gente que les parece vulnerable y que les reditúan botines millonarios.
La denuncia anterior la hicieron vecinos de ese fraccionamiento luego de que ni la mesa directiva de Lomas de Angelópolis ni la empresa VIMA que está encargada de la seguridad en esa zona han proporcionado los videos que servirían como pistas para dar con el comando que asaltó a un par de ancianos la semana pasada.
La versión de los quejosos sobre las bandas sudamericanas fue corroborada por La Jornada de Oriente al mediodía de ayer con fuentes cercanas a la Fiscalía General de la República (FGR), quienes dijeron que desde hace tiempo se sigue la pista de estos grupos delincuenciales, los cuales tienen un modus operandi sumamente sofisticado, que involucraría también la defraudación con tarjetas departamentales y bancarias, para sostener la apariencia de un nivel de vida alto, que les permita encajar sin problema entre los habitantes de la que es considerada la zona residencial más lujosa después de San Pedro Garza García, en Nuevo León.
La Operación
Según lo relatado por las fuentes consultadas, los delincuentes suelen rentar viviendas que tienen un valor comercial para su venta de entre 4 y 12 millones de pesos.
Los ladrones fingen -o suelen ser- ser una familia, compuesta por un varón y una mujer que rondan los 50 años de edad y de dos a tres hijos, regularmente varones, con edades de 20 a 25 años.
Los delincuentes llevan aparentemente una vida normal, suelen salir de las moradas alquiladas en vehículos de gama semi alta o alta para supuestamente dirigirse a sus trabajos o al gimnasio, pero la mayor parte de las veces su destino son casinos, en la que pasan buena parte del tiempo, pero no apostando, sino reuniéndose con otras personas, que, se presume, se dedican a otro tipo de negocios ilícitos, como los préstamos por goteo.
Durante el tiempo que ocupan las lujosas viviendas en arrendamiento, los delincuentes suelen llevar un registro de las actividades de sus vecinos, con quienes apenas intercambian saludos, pero la información sobre la vida privada y sus movimientos suelen obtenerla de personas que prestan sus servicios de trabajo doméstico o jardinería, a quienes suelen interrogar de una manera sutil, para no levantar sospechas.
El acopio de información puede llevar meses y los delincuentes se enfocan simultáneamente en varios objetivos, hasta que definen cuáles son los vecinos más vulnerables, ya sea por su corta estadía en sus casas, porque salen con frecuencia de la ciudad o son personas de avanzada edad y poco visitadas por familiares y amigos.
Cuando se deciden a dar los golpes, al parecer estos ladrones, son auxiliados por sus cómplices que viven en otros clústeres, para realizar hurtos “relámpago”, que les demoran de dos a tres horas.
Se tiene conocimiento, abundaron las fuentes, de que después de los robos, los ladrones siguen habitando sus residencias rentadas por dos o tres meses más y luego se marchan del clúster. No se ha detectado que los mismos delincuentes vuelvan a Lomas de Angelópolis después de un robo, lo que hace suponer que se trata de una red coordinada que operaría en varios fraccionamientos similares en otras partes del país.
No hay vigilancia
A las actividad casi impune de estos ladrones contribuye la casi nula vigilancia que se brinda desde los ayuntamientos de San Andrés Cholula y Santa Clara Ocoyucan, pues los vecinos afirman que apenas una o dos patrullas acuden a hacer rondines de vigilancia a lo largo del día.
La empresa de seguridad que está contratada, añadieron las fuentes, tampoco ofrece mayor seguridad que la que se ubica en las casetas y desplazamientos en los mismo horarios en sus patrullas, que hacen predecibles sus movimientos y facilitan los asaltos.
La semana pasada dos personas mayores de 70 años fueron víctimas de un violento asalto la noche del pasado sábado en el clúster 333 de Lomas de Angelópolis, cuando al filo de las 23 horas un comando de cinco hombres encapuchados, con armas largas, se introdujo a su domicilio violando chapas y rompiendo vidrios y los sometieron amarrando sus manos y pies y cubriéndoles la cabeza con una cobija.
El asalto duró menos de media hora pero el botín calculado por las víctimas fue cuantioso y ronda los 5 millones de pesos.