Para cuando el primer puñado de campesinos llegó a las aspiracionales instalaciones de Plaza Masarik este martes, ya les esperaban una veintena de granaderos, con sus escudos, un camión, tres patrullas y una cinta amarilla de restricción protegiendo el suntuoso edificio que alberga a la Delegación Norte del Sistema de Administración Tributaria (SAT).
El reloj apenas estaba alcanzando las ocho horas y a pesar del despliegue policiaco, los labriegos no se amilanaron, tal vez porque en su anterior protesta por la misma causa -el 23 de abril pasado- tuvieron escarceos con la fuerza pública, a la que arrojaron botellas de agua y otros objetos luego de que los gendarmes retuvieron a un par de sus compañeros, como consecuencia de haber sacado a la calle, literalmente, a la auditora Hilda Reyes, en quien los agricultores ven encarnada la negativa insostenible de devolverles el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
Otra razón para que los productores no se arredraron pudo ser que tenían conocimiento pleno de que la víspera sus representantes informaron al gobierno estatal que volverían a movilizarse por tercera ocasión ante el SAT para reclamar su derecho a la reintegración del arancel.
El caso es que al filo de las 9 de la mañana inició por la zona de más alta plusvalía en Puebla -y una de las más lujosas de México, sin duda- el desfile de decenas de tractores, manejados por hombres y mujeres que de esa forma demostraron que gastan en diésel durante su trabajo y que por eso no debe haber pretexto para que les entreguen el IEPS.
El escenario que podría haberse prestado para una confrontación no cuajó. En parte porque esta vez, con la atingencia que adolecieron las dos anteriores, personal de la Secretaría de Gobernación estatal se apersonó delante de los gendarmes e invitó a los portavoces de los campesinos a dialogar con la gente del SAT.
Fueron cuatro horas de pláticas. El tiempo suficiente para que los voceros de lo inconformes salieran con una respuesta positiva: el viernes de la semana que corre se analizarán 3 mil 200 solicitudes de reintegración del IEPS y ya no se les pedirá cumplir requisitos fuera de la ley y hasta absurdos como los que pretendía imponer la señora Reyes.
En un caso extraño, una de las entidades más temidas y hasta odiadas del Estado mexicano mostró un talante sensible. En los hechos: los campesinos poblanos doblaron al SAT.