En unos cuantos días se ha experimentado una normalidad, y con paciencia y sobriedad política, se han sobrepasado las sorpresas de la oposición, que ha sido vencida, dando paso a un naciente Poder Judicial, sin recurrir a fuerza alguna al reformar la Constitución.
El proceso se llevó apegado a la legalidad vigente y dentro de los exigentes cauces de respeto a los derechos humanos. Los jueces, los magistrados, o ministros, no lograron descarrilar, como pretendían, el proceso legislativo. El nuevo Pacto Constitucional, dará sustento a la inédita transformación del cuerpo de justicia nacional, alentando así al despliegue entre los miles de integrantes, de este nuevo cuerpo de funcionarios, electos por el pueblo. Los votos darán la legitimidad ayudando a encajar, como es debido, el proceso completo. La crítica mediática, y la oposición partidista, no pudieron lograr su intentona de sabotear el cambio programado. La continuidad del esfuerzo transformador libra su primera gran batalla política.
De manera ilegal, con paros y amparos, ejecutados sin concierto y mucha rabia, quedaron al margen del apoyo popular. Otras colaboraciones, de distintos grupos de poder, tampoco calaron lo suficiente y la tendencia continuó hacia mejores estadios. Los medios de comunicación nacionales y extranjeros, no pudieron dañar la voluntad política para cumplir con lo mandatado por la ciudadanía. La Presidenta y los congresos pudieron terminar su tarea y ahora toca, en junio próximo, el momento de las urnas quedando inscrita en la Historia el resultado de esta etapa de lucha democratizadora.
El presupuesto federal para 2025, es cauce de normalización y ha dado pie a la sutil opinión desde el Poder Ejecutivo, al entregar el cúmulo de programas, ya cuantificados y con las jerarquías debidas, se ha resaltado una novedosa situación: la conveniencia de contar con mayores recursos a los acostumbrados. Sin duda, también a los que pueden ser recaudados al introducir eficiencias en los procesos fiscales. Se equilibrarán los gastos e inversiones con las promesas de crecimiento y bienestar respecto de los recursos ahora disponibles, aun los que, se sabe y desea, podrán aumentar en caso de un trabajo recaudatorio eficaz.
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Esta sugerente posibilidad ocasionó de inmediato la expectativa de una reforma futura que cumpla con dos necesidades: una, por mayores recursos que soporte ambiciones futuras y, otra, que introduzca la debida justicia distributiva en los equilibrios regionales. Medidas tan esperadas como de difícil implementación debido al poder de réplica que tendrán aquellos afectados que detentan enormes riquezas, medios y tradiciones de poder que se han ido acumulando de manera veloz en el curso del tiempo.
Superar obstáculos al despuntar este gobierno, permitió a la Presidenta asistir a la reunión del G-20 de trascendencia indudable, provocando así un cambio respecto del pasado gobierno, con lo que el país estará en condiciones de lidiar con otros con intereses y gobiernos distintas.
La emergencia que implica el nuevo gobierno de Donald Trump, obliga a estrechar alianzas y, la doctora Sheinbaum estará mejor equipada para negociar con él. Es en estas juntas de líderes, primeros ministros, presidentes y organismos mundiales donde se desarrollaron los intercambios indispensables, México obtuvo utilidades dado el empaque de su economía y, en particular, su salud política.
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