Cartas a Gracia
Una nota de la Jornada, publicada por Rocío González Alvarado el día 11 de febrero, daría cuenta de un buen propósito de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México: “Pone en marcha Brugada programa de Auxilio Escolar en secundarias y prepas públicas. Anuncia acciones de mejora en 400 escuelas // Destinará 2.5 mdp. a cada una [2.5×430]”, y cuya intención primordial sería la de “garantizar la seguridad”. La nota destacaría la designación de un “servidor del gobierno capitalino” [430 en total] por cada una de las escuelas [incluidas en el programa] y quienes harían las funciones de gestor oficioso –enlace- con “autoridades educativas locales y federales, así como con la Secretaría de Seguridad Ciudadana” (SSC). La nota de Rocío González daría cuenta de las encomiendas de la jefa de Gobierno a la SSC entre las que destacarían: el monitoreo de los entornos escolares; la “respuesta inmediata de patrullas y ambulancias [incluido bomberos, ante cualquier] situación de riesgo; [la promoción de] la cultura de la paz dentro de las escuelas, por medio de talleres y actividades diseñadas junto con instituciones educativas y organizaciones de derechos humanos”; la enseñanza de la solución de conflictos [mediación]; “el fortalecimiento de la convivencia escolar [y adicionalmente] un plan de iluminación y mejoramiento de caminos seguros en más de 400 escuelas [a las que se sumaría la]” intervención de 500 planteles en condiciones vulnerables, con una inversión de hasta 2.5 millones de pesos por cada centro escolar”.
Mario Delgado, titular del despacho educativo federal destacaría algunas de las bondades del “programa”, entre ellas: buscar (pretender) “que los estudiantes lleguen seguros a las escuelas, y cuando salgan puedan regresar con toda tranquilidad a sus casas”; a ella, sumaría el fortalecimiento “de la educación media superior como una estrategia clave para erradicar la venta y el consumo de drogas entre los jóvenes”. Mario Delgado y en consonancia con el evento de la jefa de Gobierno, solicitaría “apoyo para que se acabe con los porros que están en los alrededores de los planteles, que intentan vender sobre todo drogas o desviar la atención de los jóvenes”.
El enlace educativo designado por la titular del ejecutivo de la CDMX, con la SSC, supervisaría además las acciones monitoreo, auxilio escolar y regeneración urbana; todo parecerían indicar que las autoridades de la CDMX, dedicarían una parte importante de su esfuerzo a combatir las condiciones de vulnerabilidad en la que se encuentran las inmediaciones de las instalaciones de la escuelas de educación media básica lo mismo que las media superior, aunque las estadísticas que lo demostrarían, fuesen solo para el consumo de los responsables. Aun así, valdría la pena auxiliarse de otros indicadores como los proporcionados por la Encuesta nacional de seguridad pública urbana (ENSU), publicada el pasado 23 de enero que señalaría que “61.7 % de la población de 18 años [se siente] más inseguro vivir en su ciudad, en diciembre de 2024, 67.8% de las mujeres y 54.4 % de los hombres respondieron que es inseguro vivir en su ciudad. […] 68.9 % de la población manifestó sentirse insegura en los cajeros automáticos localizados en la vía pública y 63.0 %, en el transporte público.”; indicador que afectaría, a diferencia de los cajeros automáticos (https://acortar.link/aJXQum) a estudiantes de todas las edades, lo mismo que a sus madres y padres de familia y quienes utilizarían este medio de transporte, para ir de la casa a la escuela y viceversa, entre otros destinos.
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El apartado “III. Atestiguación de conductas delictivas o antisociales de la población en los alrededores de su vivienda durante el cuarto trimestre de 2024, 59.3 % se relacionó con el consumo de alcohol en las calles; 49.8 %, con robos o asaltos; 41.1 %, con vandalismo en las viviendas o negocios; 41.1 %, con venta o consumo de drogas; 38.4 %, con disparos frecuentes con armas; 25.9 %, con bandas violentas o pandillerismo; 14.8 %, con tomas irregulares de luz (diablitos), y 3.2 %, con robo o venta ilegal de gasolina o diésel”. En tanto que en el apartado “IV. Conflictos o enfrentamientos. Durante el cuarto trimestre de 2024, 35.6 % de la población de 18 años y más, tuvo algún conflicto o enfrentamiento, de manera directa, con familiares, con las o los vecinos, con las o los compañeros de trabajo o escuela, con establecimientos o con autoridades de gobierno”.
El apartado “V. Cambio de hábitos por el temor al delito. 42.5 % de la población [de la edad de referencia, señalaría que evita llevar] cosas de valor [en tanto que] 38.4 % modificó rutinas en cuanto a permitir que las o los menores que viven en el hogar salgan solas(os) y 38.1% [evita salir] a caminar de noche por los alrededores de su vivienda” [so pena de sufrir un asalto en el OXXO, en la tienda de la esquina y que moto ratones te roben el celular, roben su coche o te priven de la vida y por lo tanto, un] 23.4 % [de los encuestados] cambió rutinas relacionadas con visitar parientes o amistades”.
¿Te imaginarías Gracia, lo frustrante que resulta buscar los índices o los indicadores que darían pie al programa de Auxilio Escolar, y que reitero, sería puesto en marcha por la jefa de Gobierno de la CDMX? Sin duda, existiría la información que permitiría seleccionar a las escuelas que se encuentran en las zonas más vulnerables de la CDMX, y que padecerían los amagos y las amenazas, traducidas en la llamada de “auxilio” formulada por Mario Delgado “para que se acabe con los porros que están en los alrededores de los planteles, que intentan vender sobre todo drogas o desviar la atención de los jóvenes”; lo mismo que con la delincuencia del fuero común y/o del fuero federal asentadas en los entornos escolares. Como señala Delgado “con el programa de Auxilio Escolar se busca que los estudiantes lleguen seguros a las escuelas, y cuando salgan puedan regresar con toda tranquilidad a sus casas”. Bien valdría la pena emular este (Programa de Auxilio escolar) en otras localidades.
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