Atlixco. Un mal rato pasaron una mujer y un hombre de la tercera edad de este municipio cuando, en el caso de la primera, resultó víctima del asalto de parte de un par de jóvenes menores de edad. Y el segundo recibió las consecuencias de un rayo caído a pocos metros de su resguardo de la lluvia.
Ambos requirieron de manera urgente de una revisión más exhaustiva en un hospital. En este caso en el Complejo Médico Gonzalo Río Arronte. La mujer por problemas de crisis nerviosa y de taquicardia. El otro aún se debate entre la vida y la muerte.
La Coca Cola
Sobre la prolongación de la avenida Independencia, la calle más importante de esta mancha urbana y a la altura de la colonia Francisco I. Madero, está ubicada una tienda de abarrotes muy cerca de la escuela secundaria técnica número tres.
A ese punto dos amantes de lo ajeno ingresaron para pedir una coca cola. Y pagaron con un billete de 20 pesos. Mientras la encargada buscaba dinero para el cambio recibió, además de amenazas, varios empujones.
Y debido a su condición de discapacidad en las piernas la situación resultó más complicada. Al salir con el botín los delincuentes no sabían un detalle. Los vecinos primero, y luego ella, llamaron a la policía, cuyas patrullas emprendieron un operativo en la zona.
Después de varios minutos encontraron a los acusados escondidos en una vivienda. Mientras eran trasladados a la comisaría local, la abuelita necesitó de ayuda médica. Primero de los paramédicos de la ambulancia local y después en un nosocomio.
El resguardo
Para intentar resguardarse de la fuerte tormenta Efraín N. encontró el refugio de un árbol de copa pronunciada. De lejos observó como sus nueve vacas caminaban, también entre la lluvia, hacia donde se encontraba.
De un momento a otro un rayo hizo tierra a muy pocos metros del campesino. El ganado en su totalidad murió instantáneamente y este de milagro salvó la vida con ayuda de varios lugareños.
Aunque su diagnóstico en el Complejo Médico Gonzalo Río Arronte no es nada alentador y sí muy reservado. El siniestro sucedió en un amplio campo de parcelas en la junta auxiliar de San Miguel Ayala, a 11 kilómetros de la cabecera y hacia las faldas del Popocatépetl.