Al presentar su informe de labores ante el pleno del Congreso local, el fiscal Gilberto Higuera Bernal señaló que la Fiscalía General del Estado detectó un incremento de menores de 18 años involucrados en delitos de alto impacto como los homicidios, secuestros, violaciones y comercio de drogas, lo que no solo es alarmante, sino que representa un riesgo para la población que personas jóvenes se enrolen en dichas actividades.
No hay duda, es un dato que debe servir para entender y atender las causas por las que menores de 18 años se involucran en tales acciones, en un contexto social donde la violencia y las condiciones de inseguridad se han vuelto una constante.
La atención a jóvenes implica necesariamente la atención a las familias en condiciones de mayor vulnerabilidad, así como en las zonas donde los actos delictivos se cometen. La desigualdad social existente contribuye a que en muchos casos los adolescentes se encuentren en riesgo de involucrarse en actividades que llevan a actos ilícitos sin medir las consecuencias de sus acciones, ya que en el ambiente que les ha tocado desarrollarse esas actividades están normalizadas.
Procurar el bienestar de los adolescentes implica avanzar en la disminución de la violencia, la pobreza y la exclusión en que muchos jóvenes se desarrollan. Otro aspecto a atender es el consumo de drogas y alcohol, que se ha difundido en los jóvenes más de lo que las cifras registran, asociado a la expansión del narcomenudeo y el abaratamiento del costo de las drogas sintéticas, mientras que el consumo de alcohol, validado socialmente y de fácil acceso, imprime agresividad y transformación de las conductas de los jóvenes y de los adultos.
Además, mientras el sistema de justicia no penalice los ilícitos que se cometen, prevaleciendo la impunidad en gran parte de los casos, continuará enviándose el mensaje de que cualquiera puede cometer un delito sin mayores repercusiones.