En medio de una creciente tensión comunitaria, habitantes de San Pedro Coaco, hoy conocido como Benito Juárez, han denunciado públicamente la intervención del sacerdote Bartolo Lara Bernardo en los usos y costumbres de esa junta auxiliar indígena, perteneciente al municipio de Atlixco.
Concretamente, los defensores de las tradiciones en Coaco reprueban que el sacerdote se haya inmiscuido en el proceso del sistema de cargos de la mayordomía, lo cual, afirman, fue confesado por el mismo ente la feligresía, lo cual fue registrado en un video entregado a esta casa editorial y publicado en las redes sociales.
De acuerdo con integrantes de la comunidad, el tonsurado reconoció haber intervenido en la elección de fiscales tradicionales, un proceso que históricamente ha sido determinado por los propios pobladores bajo sus normas ancestrales. Esta intromisión, señalan, forma parte de una consigna más amplia impulsada por él y sus superiores religiosos para desmantelar el sistema de cargos que ha sido preservado por generaciones.
Los denunciantes acusan al sacerdote de manipular la información oficial proveniente de diversas instituciones, omitiendo deliberadamente datos que contradicen sus argumentos, así como de difundir discursos que desinforman a sus seguidores. También aseguran que ha intentado imponer fiscales y mayordomos designados de forma ilegítima, en complicidad con el expresidente municipal auxiliar, Gabriel Silva Lozano —quien fue denunciado por abuso de poder y discriminación— y con el respaldo de ciertos líderes y caciques locales que, afirman, buscan beneficios personales y de grupo.
Según testimonios, las designaciones impulsadas por el sacerdote no se realizaron conforme a las prácticas tradicionales de la comunidad, sino públicamente en la plaza principal, rompiendo así con los rituales y procedimientos reconocidos por los habitantes.
Los miembros del sistema tradicional subrayan que el sacerdote ha demostrado desconocimiento de las tradiciones locales y ha replicado únicamente los argumentos de ciertos líderes, sin tomar en cuenta los usos y costumbres que rigen la vida comunitaria. Acusan, además, que sus acciones reflejan una actitud autoritaria que ignora las leyes civiles y los reglamentos comunitarios.
En sus recientes declaraciones, el sacerdote ha llegado incluso a señalar que la comunidad ya no forma parte de la iglesia católica por haber rechazado sus imposiciones, lo cual ha provocado mayor división interna y ha sido interpretado como un intento de fracturar el tejido social.
Finalmente, los representantes del sistema tradicional han expresado su preocupación por lo que consideran una ofensiva contra la cultura y la identidad de su pueblo, y han llamado a las autoridades competentes a respetar sus formas de organización y a garantizar la autonomía de sus decisiones internas.