El expresidente Benito Juárez García (San Pablo Guelatao, Oaxaca; 21 de marzo de 1806-Ciudad de México, 18 de julio de 1872) se presenta en un caleidoscopio de imágenes que lo revalidan como el personaje definitorio del país en muchos aspectos, afirmó el historiador del arte José Arturo Aguilar Ochoa.
El catedrático del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP completó que, de tal suerte, “Juárez es el verdadero héroe, el único del que celebramos su natalicio, él único que no murió fusilado o víctima de una asonada, como fueron los casos de Emiliano Zapata y Francisco Villa, o el de los insurgentes”.
En el marco del 150 aniversario luctuoso de Benito Juárez, presidente que fuera acérrimo defensor de la República ante el intervencionismo francés y el Segundo Imperio mexicano de Maximiliano de Habsburgo, el reconocido historiador de formación abonó a la investigación de las múltiples facetas del personaje, al analizar la integración de su imagen pública y privada.
El especialista ofreció una videoconferencia como parte del Seminario de la Mirada Documental, actividad impulsada desde hace 15 años por los institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de la Dirección de Estudios Históricos (DEH), y de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, bajo la coordinación de los investigadores Rebeca Monroy Nasr y Alberto del Castillo.
En la ponencia virtual denominada Mirando al benemérito a través de sus fotografías. Vida política y familia, Arturo Aguilar Ochoa ofreció una especie de contraparte de su obra La fotografía durante el Imperio de Maximiliano, 1864-1867, considerado un clásico del estudio de la imagen en el país.
En ella, refirió que el interés por la figura de Juárez le vino por la enorme admiración que le profesaba el escritor Andrés Henestrosa.
Benito Juárez, anotó, ha sido visto desde todos los ángulos, sin faltar el de la imagen. Ejemplo de ello son libros como Juárez en el arte (1972), antología iconográfica que la historiadora Guadalupe Pérez Sanvicente coordinó en el marco del centenario luctuoso del exmandatario.
Asimismo, destaca la exposición El buen ciudadano, montada en 2006 en el Museo Nacional de Historia, o encuentros académicos como Juárez. Memoria e imagen, que tuvo lugar en el bicentenario de su natalicio.
En ese sentido, apuntó, son pocos los acercamientos a su figura a partir de la iconografía, donde destaca el estudio de la pintura, el grabado y la caricatura política, pero no así de la fotografía, lo cual es extraño porque esta -con los escasos retratos que existen- es la fuente que inspiró a las primeras y que dieron lugar al mito, consideró.
Aguilar Ochoa comenzó su exposición con un retrato de la Colección Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez, de Palacio Nacional: una copia en papel de un daguerrotipo de su “boda” con Margarita Maza, en 1843, en la que también aparece su hermana Josefa. Sin embargo, es posible que la imagen fuera tomada en realidad durante la petición de mano de la novia, que también era un acontecimiento.
Expuso que el hecho de que el original esté perdido y solo se cuente con una copia, a la que se agregó la leyenda: el ciudadano presidente (…), es indicativo de que fue replicada para su difusión, ya siendo mandatario.
De ahí que el propio historiador la llama “la fotografía del éxito”, porque “habla del triunfo que ya había tenido en su carrera política y académica, aparte que logró desposar a una hija de la familia que lo acogió en tiempos difíciles”.
Asimismo, dijo que el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México, de la UNAM, posee el retrato de un todavía joven Juárez durante la Guerra de Reforma (1857-1861), posiblemente durante la primera vez que ejerció la presidencia de forma provisional –pues era el presidente de la Suprema Corte de Justicia–, tras el golpe de Estado al gobierno de Ignacio Comonfort.
En dicha fotografía aparece con su levita negra, sentado y mirando de perfil, una pose elegida “para reafirmar su investidura como presidente”, propósito que se deja entrever en otros retratos, entre ellos uno donde aparece de pie apoyando su brazo sobre una columna (1861-1862), la cual se reprodujo en tarjetas de visita y publicaciones periódicas nacionales y extranjeras.