Cuando la multitud expectante, reunida en la Plaza de la República en Paris en espera de los resultados de la segunda vuelta de las elecciones en Francia, se entera del resultado favorable al Nuevo Frente Popular que logró unir a la izquierda, encarnar una esperanza, un frente que logró detener a la derecha de Marine Le Pen, los asistentes en el momento de mayor fervor empezaron a cantar La internacional, el himno de todos los trabajadores del mundo. La emoción debió haber sido extrema, no cabe duda.
La Internacional, es la canción del final de la Comuna de París de 1871, cuya letra fue escrita por Eugene Pottier, “poeta, artesano y maestro de escuela”, como un homenaje a los 20 mil muertos en defensa de la Comuna. La música, fue compuesta por Pierre De Geyter en 1888, para de ahí difundirse como el himno de los trabajadores de todo el mudo (Fabrizio Mejía Madrid. “La Internacional”, La Jornada, sábado 13–07–2024: 14).
Por supuesto, al imaginar lo que significó el triunfo de las izquierdas francesas, que fue el triunfo de todas las izquierdas y los pueblos del mundo, es posible empezar a comprender la relación que existe entre diversas expresiones artísticas y la lucha de los trabajadores, la lucha de clases.
En efecto, para quienes no somos expertos en cuestiones artísticas, la emoción provocada en distintos momentos de la larga lucha por la democracia y el socialismo. Es suficiente para apreciar la necesidad de las distintas expresiones artísticas, a la calidad estética se une la esperanza de un mundo donde quepan todos, nadie se quede tras y todos lleguen juntos.
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En las siguientes líneas, con distintos fragmentos de poemas escritos por diferentes poetas. Muestran esa unión entre estética y compromiso social. El primer poema que aquí se presenta es de Roque Dalton, guerrillero y poeta salvadoreño, asesinado de manera absurda.:
Poema a la poesía
Roque Dalton
Agradecido te saludo poesía//porque hoy al encontrarte (en la vida y en los libros) // ya no eres sólo para el deslumbramiento, gran aderezo de la melancolía. //Hoy también puedes mejorarme, // ayudarme a servir, en esta larga y dura lucha del pueblo. //Poesía, perdóname por haberte ayudado a comprender// que no estás hecha sólo de palabras.
Otro poeta, Miguel Hernández, “el poeta del pueblo”, comunista, español, republicano y víctima de la vesania franquista, escribe el poema Aceituneros, que algunos fragmentos que se transcriben, ofrece una lección esencial de materialismo histórico:
Aceituneros
Miguel Hernández
Andaluces de Jaén, //aceituneros altivos, //decidme en el alma: ¿quién, //quién levantó los olivos? // No los levantó la nada, // ni el dinero, ni el señor, //sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. //
…
Andaluces de Jaén, //aceituneros altivos, //decidme en el alma: ¿quién amamantó los olivos?// Vuestra sangre, vuestra vida,// no la del explotador //que se enriqueció en la herida //generosa del sudor. No la del terrateniente//que os sepultó en la pobreza, //que os pisoteó la frente, //que os redujo la cabeza. //…
Árboles que vuestro afán//consagró al centro del día//eran principio de un pan //que sólo el otro comía. //Andaluces de Jaén,//aceituneros altivos, //pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?// Jaén, levántate brava //sobre tus piedras lunares, //no vayas a ser esclava //con todos tus olivares. //Dentro de la claridad //del aceite y sus aromas, //
indican tu libertad //la libertad de tus lomas.
El alemán Bertolt Brecht, extraordinario dramaturgo, con obras como La madre coraje, en la cual Brecht hace una crítica mordaz a la religión y la moral con la que dos bandos justifican declararse la guerra y muestra su anti belicismo con el siguiente poema:
“Con la guerra aumentan //las propiedades de los//hacendados, aumenta la//miseria de los miserables, // aumentan los discursos del general, //y crece el silencio de los hombres”.
Los ejemplos son muchos, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, cubanos que lucharon con su pluma por el triunfo de le revolución; en México, el muralismo es la muestra del compromiso social de pintores comunistas, o poetas como Efraín Huerta, José Revueltas, Jaime Avilés, los grabadores del Taller de la Gráfica Popular, evidencian el hecho de que para hacer arte no es necesaria la apología o la servidumbre a la cultura hegemónica, sino la participación del artista en la búsqueda de caminos hacia el socialismo.
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