Miles de habitantes de San Antonio Arenillas y La Asunción, barrios pertenecientes a la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan, así como de la inspectoría de San José Atotonilco, asentadas a unos pasos de la presa Manuel Ávila Camacho viven expuestos a los altos índices de contaminación del vaso y entre drenajes a cielo abierto que ponen en riesgo su salud.
Estas comunidades son un ejemplo de pobreza urbana con alta inseguridad que lacera a las familias con ingresos que no superan los 100 pesos al mes, sin servicios básicos y con casas asentadas a las orillas de barrancas u otras zonas irregulares.
Consumen agua de pozos artesanales; Concesiones Integrales ignora a vecinos
Uno de los mayores riesgos que corren los habitantes de esta zona es su cercanía con la presa Manuel Ávila Camacho como sucede en Arenillas y Atotonilco.
Para llegar a la primera de estas comunidades hay que circular por el Antiguo Camino a Arenillas, cuyo pavimento ha sido destruido por el constante paso de pipas que extraen agua de pozos ubicados a escasos metros del vaso, así como de otros vehículos pesados.
En el pasado, por esta vialidad circuló la Ruta Bulevard- CU hacia el centro de la ciudad de Puebla pero al quedar destruido dejó de brindar servicio, lo que obliga a los habitantes a caminar más de 30 minutos para llegar a la carretera federal a Valsequillo para tomar el transporte público.
Los pozos artesanales no solo se ocupan para llenar las pipas que se venden en el centro de San Francisco Totimehuacan y otras poblaciones como Xaxamayo, sino que también sirven para el consumo humano pese al alto riesgo de ingerir líquido con metales pesados.
En Arenillas y La Asunción también hay pozos para el autoconsumo que se excavan a escasos metros de escurrimientos y barrancas que funcionan como drenajes a cielo abierto, ante la falta de uno municipal.
Muy pocos vecinos se atreven a hablar del riesgo que representa vivir tan cerca de la presa, al expresar su desconfianza ante los extraños, por el incremento de la violencia en la zona.
Aunque recientemente el edil capitalino, Eduardo Rivera Pérez, expuso que poblaciones en extrema pobreza como Xaxamayo quedan fuera de la jurisdicción de Concesiones Integrales, Arenillas, Asunción y Atotonilco se ubican más al centro de la ciudad, pese a lo cual la concesionaria omite el servicio en cientos de domicilios.
Incluso la firma dota del suministro a fraccionamientos que rodean estas poblaciones, las cuales cuentan con sus propios pozos, con lo que ignora a los habitantes que tienen escasos recursos.
Violencia lacera a familias
Los habitantes de estas comunidades viven asustados ante la presencia de grupos armados que operan durante la noche entre las calles y andadores oscuros y sin pavimentar.
Circular en esta zona después de las siete de la noche representa literalmente exponer la vida, sin la presencia de la fuerza pública.
“Recientemente mataron a mi hijo por eso tenemos miedo y desconfianza con desconocidos”, sostiene una adulta mayor del barrio de La Asunción quien desconfía de la presencia de este medio de comunicación a las afueras de su domicilio.
La inseguridad se extiende a toda la zona que colinda con la presa, donde son comunes los asaltos, robos a casa habitación y las ejecuciones, como sucedió en noviembre pasado en Santa Clara La Venta, barrio cercano a la inspectoría de San José Atotonilco, donde fueron ejecutados cuatro hombres mientras se encontraban afuera de un establecimiento comercial.
Testigos de los hechos narraron a las autoridades, que los cuatro hombres se encontraban ingiriendo bebidas alcohólicas cuando sujetos armados con rifles tipo R-15 los rafaguearon, por lo que quedaron tendidos en el piso, lo que evidencia la impunidad con la que operan dichos grupos.
Viviendas asentadas al fondo de barrancas
Decenas de viviendas se han construido en zonas irregulares del barrio de La Asunción, las cuales se encuentran en medio del escurrimiento de una barranca.
Aunque los asentamientos han sido consecuencia de la invasión y sus habitantes reconocen el riesgo que representa vivir en ese punto, no están dispuestos a dejarlas.
Se trata de casas de ladrillo o block, la mayoría con techos de lámina y sin drenaje, por lo que usan fosa séptica o vierten sus desechos orgánicos a cielo abierto.
Al oriente de Arenillas se ubica la colonia Lomas de Coatepec, también perteneciente a la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan, en la que se observa el crecimiento urbano desordenado a escasos metros de otra barranca.
Además de carecer de agua y drenaje la población vive expuesta ante un posible desastre natural ya que sus viviendas se encuentran a unos metros de aquella depresión de tierra.
Como sucede en otras zonas de la ciudad personas desconocidas con camiones de volteo llevan cascajo para rellenar la barranca con la intención de convertir la zona en habitacional.
La colonia se encuentra en la parte alta de la junta auxiliar por lo que la depresión hacia abajo alcanza unos 20 o 30 metros de profundidad, lo que genera riesgo para las personas que se ubican en esa zona.
Casas de cartón y de madera que podrían ser arrastradas por el vaso
Aún es temporada de secas en la rivera del Atoyac, lo que propicia que las orillas de la presa en San José Atotonilco se encuentren sin agua y sea posible caminar sobre el lecho.
A unos metros de estos escurrimientos se encuentran cuartos de lona y de cartón que son utilizadas por los lugareños para guardar animales, objetos y en algunos casos para vivir.
En este punto el riesgo es la crecida de la presa que durante la temporada de lluvias podría arrastrar con las viviendas y todo lo que encuentre a su paso.
Las comunidades a las orillas de la presa en Puebla capital son también una evidencia del crecimiento desmedido y desordenado que desde ese punto se extiende a la zona de Santa Lucía y Balcones del sur, donde a través de escombro se le ha ganado espacio a la presa, pese al riesgo de que una crecida reclame el perímetro que los asentamientos humanos le han arrebatado.