“Lo que he tratado es de aprender, y lo que no he aprendido de todas las cosas que me han enseñado es por culpa de mi mala cabeza (risas). Reitero que he tratado de aprender y si algo me falta, aquí estoy”, afirmó la antropóloga, museógrafa e investigadora María Teresa Márquez Martínez ante su familia, amigos, compañeros actuales y ex colaboradores que participaron en el homenaje nacional que este 18 de mayo, en el marco del Día internacional de los museos, le brindó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En la Ciudad de México, en el Museo Nacional de Antropología (MNA), la directora del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero (CNPPCF) y el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM) de Puebla fue reconocida por sus 50 años de labor, la gran parte de ellos dedicados al rescate, estudio, conservación y difusión de los ferrocarriles y su devenir en México.
Sonriente y portando uno de sus característicos huipiles, la antropóloga formada en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) compartió algunos datos de su vida: su infancia en Ciudad Juárez, su adolescencia y su juventud en Ciudad de México creciendo en el ambiente del MNA donde su mamá Teresa Martínez era cercana y buena amiga de antropólogos como Guillermo Bonfil, Enrique Valencia, Margarita Nolasco, Mercedes Olivera o Iker Larrauri Prado, con los que convivía. “Los museos eran mi casa, el MNA era mi casa. Era bajar a las nueve de la noche y encontrarme a Mario Vázquez; él y los demás me ofrecían cosas que no hubiera conocido, pues los objetos siempre me han parecido huellas de la humanidad”, enunció en un video transmitido en el homenaje presencial que fue compartido a través de las redes sociales del INAH.
Dijo que tras formarse en la ENAH aprendió “todas las cosas que tiene que hacer una directora de museos” y trabajó en la Coordinación Nacional de Museos del INAH hasta 1988 y 1989 cuando, siendo parte del Museo de Culturas Populares, el investigador Sergio Ortiz le pidió ayuda para rescatar el patrimonio ferroviario consistente en trenes, edificios, puentes, vías, máquinas, elementos de oficina, talleres, muebles y documentos. “Me resistí mucho al principio, pero me convenció y se hizo el Programa nacional de rescate del patrimonio ferroviario que no se hubiera podido llevar a cabo sin los propios ferrocarrileros”. Acotó que una vez liquidada la empresa de Ferrocarriles Nacionales, inició el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y comenzó otra etapa de trabajo para todo el país.
Recordó que dicho programa cubrió todo México concibiendo que el ferrocarril es un patrimonio que tenía que conseguir su lugar en la cultura, pues es un patrimonio montado entre los siglos XIX y XX. “La vía del tren es el espacio físico en donde se asientan los rieles y la infraestructura para proyectos de movilidad no motorizada, como bicicletas, caballos, sillas de ruedas, casi todo puede circular por una vía porque tiene una pendiente muy suave. La vía era importante pero el patrimonio ferroviario encontrado en estaciones, puentes, alcantarillas, es la columna vertebral del proyecto que tiene mucho de turístico, de movilidad, de naturaleza y de planteamiento cultural que transforma culturalmente el espacio donde está”, aseveró en el video.
Sobre el MNFM, Márquez Martínez señaló que si bien “se ha desarrollado poco” pues no siempre encuentra mucha respuesta, el trabajo logrado se ha dado en conjunto con sus compañeros: “Nunca he estado yo sola, es imposible, ¿cómo se hace eso?”.
Así, luego de los discursos del director del INAH, Diego Prieto; Marco Barrera Bassols, coordinador de Vinculación Internacional del Fondo de Cultura Económica; de Graciela Schmilchuck, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap); y de Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión en La Jornada; Teresa Márquez agradeció la colaboración hecha con amigos y colegas de quienes, dijo, “no he recibido más que afecto, solidaridad y enseñanzas”.
Afirmó que todos ellos, los presentes y los ausentes, no ha hecho más que aprender a lo largo de estas décadas y en cada proyecto desarrollado. Particularmente, agradeció a su mamá Teresa Martínez, quien le enseñó no solo a trabajar, sino a hacerlo con honestidad y congruencia: “eso es algo que no puede uno eliminar, se queda impregnado”. También a su compañero de vida Guillermo Contreras, a su hijo Pablo “quien ha sido un compañero de trabajo, un amor cercano y absolutamente incondicional” y a Ixtli, su nueva hija.
Una mujer de hierro que ha recuperado el patrimonio ferrocarrilero de México
Alejandra Frausto, secretaria de Cultura a nivel federal, definió que Teresa Márquez era una “mujer de hierro, compañera ejemplar, ejemplo de entrega y amor al servicio público”, que con 50 años de trabajo era también ejemplo de amor por los museos. En una misiva leída por Antonio Zúñiga, director del Centro Cultural Helénico, distinguió la pasión única de la homenajeada por el ferrocarril, símbolo de la travesía, el viaje, la migración, y la historia. Así, dijo que los ferrocarriles son concebidos no solo como medio de transporte, sino como vehículo de transmisión de cultura, siendo además el patrimonio y la memoria que ha cuidado y que ahora “renace como ave fénix de acero pues pronto volverá a cruzar el sureste de mar a mar”.
Por su parte, el director del INAH Diego Prieto señaló que desde hace 8 años la conmemoración del Día internacional de los museos se acompaña con el homenaje a quienes se han destacado por su compromiso, estudio, creación e innovación de los museos, la museología y la museografía: Mario Vázquez Ruvalcaba, Iker Larrauri, Jorge Ángulo, Consuelo Maquívar, Julieta Gil, Manuel Oropeza y María Engracia Vallejo, lista a la que se incorpora Teresa Márquez, “una muy querida amiga que ha sabido vincular su formación como antropóloga con el desarrollo no solo del MNFM y la dirección del CNPPCF sino articularse con todo un programa que incursiona en un patrimonio que hasta hace tres décadas era poco considerado: el industrial, el ferrocarrilero”.
Prieto destacó además que la formación de Márquez Martínez en la ENAH le permitió acercarse a la lucha sindical y a los obreros, algo que le permitió desarrollar la lucha, la búsqueda y el empeño por recuperar el patrimonio ferrocarrilero que comenzó en 1996, que le ha costado 27 años y ha ido desarrollando un programa de recuperación de los bienes, los saberes y la cultura ferrocarrilera del país.
En ese sentido, Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión en La Jornada, refirió que las noticias que Teresa Márquez leyó de niña en su natal Ciudad Juárez, su formación académica, su entorno familiar, sus primeros trabajos, así como su participación activa en el sindicato del INAH en defensa de los trabajadores y “su militancia de izquierda radical bajo la orientación de servir a la gente y sabiendo que el pueblo es la fuerza motriz que mueve a la historia”, constituyeron el soporte y el rumbo de su carrera. “Si no lo hubiera tenido no hubiera desarrollado nada, no soy yo la que tiene la neta sino el aprender de la gente”, dijo el periodista citando a la funcionaria. “A lo largo de estos años de la construcción y la escucha de viejos sabios se convirtió en una sabia, no en balde este más que merecido este homenaje, que honra a quien lo da y a quien lo recibe”, sentenció el articulista.