María Sabina Magdalena García (1894-1985), nombre de pila de María Sabina, la chamana mazateca que curaba con hongos, un conocimiento ancestral heredado y cuidado por sus abuelos y su pueblo, será desdoblada y contenida en el más reciente códice hecho por Antonio Álvarez Morán.
Denominado Neocódice María Sabina, el collage que apela en forma y sentido a los antiguos documentos mesoamericanos será presentado el próximo jueves 6 de febrero a las 19 horas en Profética, casa de lectura, con los comentarios de Manuel A. Hermann Lejarazu y Julio Glockner, moderados por Fernanda Flores.
“Yo veo a los hongos como niños, como payasos. Niños con violines, niños con trompetas, niños payasos que cantan y bailan a mi alrededor. Niños tiernos como los retoños, como los botones de las flores; niños que chupan los malos humores, la sangre mala, el roda de la mañana. El pájaro que chupa la enfermedad, el chupamirto bueno, el chupamirto sabio, la figura que limpia, la figura que sana”, dijo alguna vez María Sabina, en entrevista con Fernando Benítez, sobre la manera en que concebía y trataba a los pequeños hongos que suministraba.
Definidos en mazateco como “ndi-shi-to”, palabra que quiere decir “niños, pequeños que brotan o angelitos que hablan”, y en náhuatl conocidos como teonanàcatl de teo, dios y nanacatl, carne, cuyo significado es “carne de dios”, los hongos fueron los “consentidos” de María Sabina.
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Nacida alrededor de 1894 en la Sierra Mazateca cerca de Huautla de Jiménez, Oaxaca, desde los siete años participó en sesiones de curación por medio de los pequeños hongos, que aprendió de sus abuelos y que utilizó hasta su muerte, conocimiento que compartió con todo aquel que la buscaba.
Como es el ejercicio del neotlacuilo Álvarez Morán, en los neocódices el artista recupera las formas de estos manuscritos pictóricos hechos en tiempos prehispánicos y coloniales por las civilizaciones maya, otomí, zapoteca, mexica y mixteca, entre otras, que registraron creencias, ritos, ceremonias, historias, sistemas económicos y cronologías.
En cada uno de sus neocódices, destaca, utiliza un códice prehispánico o colonial como referencia, de los que retoma su paleta de colores, su composición y su iconografía, para luego elegir un tema propio y de interés creativo, a los que suma su pincelada y su paleta de colores, accionándose a partir del lenguaje del collage.
Estas piezas, además, son una manera de rescatar lo que él mismo ha coleccionado a lo largo de décadas, objetos, recortes y pedazos de papel que sabe que si se quedan guardados, en un futuro, quizá, se perderán o acabarán siendo basura.
Destaca que el Neocódice María Sabina será presentado por Manuel Álvaro Hermann Lejarazu, doctor en Estudios Mesoamericanos interesado en Mesoamérica y su complejidad cultural en el período prehispánico y colonial, y por el antropólogo Julio Glockner, interesado en las plantas sagradas para quien la vida y práctica de María Sabina permite acercarse a una cosmovisión distinta a la moderna racionalidad occidental.