Hoy habrá, como otros 19 de septiembre, un simulacro nacional, ya que por una coincidencia trágica se cumplen en la misma fecha siete años del sismo de 2017 y 39 del terremoto ocurrido en 1985. Dos sismos que marcaron la vida de la población del centro del país y evidenciaron la vulnerabilidad en la que nos encontramos recurrentemente por estar en una zona sísmica.
En conferencia de medios, Enrique García Fuentes, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles del estado Puebla, propuso la creación de un Instituto para la Seguridad de las Construcciones en la entidad que vele por tener edificaciones más seguras en caso de sismos en el estado, como los que afectaron a la entidad en 1999 y 2017 los cuales dejaron pérdidas humanas y graves daños en construcciones históricas y viviendas.
Sin duda los sismos han propiciado mayores medidas de seguridad y nuevas normas para que los efectos sobre la población y las construcciones sean de menor impacto.
Han evidenciado también que, a pesar de que existe normatividad para una mayor resistencia de las construcciones que impliquen menores afectaciones hacia las personas, esa normatividad no siempre se cumple; por ello la vigilancia de las construcciones se vuelve indispensable, al igual que desterrar la corrupción en el otorgamiento de licencias y en la aplicación de leyes y reglamentos.
En el estado, si bien existe una norma que aplica para la ciudad de Puebla, misma que fue creada por especialistas del Colegio de Ingenieros Civiles del estado, faltaría crear una norma técnica complementaria que establezca los requisitos mínimos para la construcción y diseño de edificaciones sismorresistentes y como existe en la ciudad de México, un Instituto para la Seguridad de las Construcciones, que es la propuesta del Colegio de Ingenieros Civiles y que en la Ley de Construcciones, que fue aprobada recientemente por el Congreso del estado, no se aprobó aunque el colegio, en voz de su presidente, insiste en la importancia que tendría para la entidad.