Viernes, enero 24, 2025

Andrade: los altares no son estáticos y siguen siendo ejemplo de lo que significa la muerte

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Los altares de Día de Muertos no han sido estáticos, afirma el director del Museo de arte religioso exconvento de Santa Mónica, Sergio Andrade. Indica que desde sus inicios más formales a mitad del siglo XIX y hasta el día de hoy, en donde han tomado un cariz más festivo, siguen siendo parte de la visión de lo que significa la muerte a la par de que son un llamado a mantener respeto por lo que somos. 

Ejemplo de esa tradición, señala el historiador, es el altar montado en este recinto adscrito al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Puebla. Dedicado a los artesanos de Puebla, entre ellos un vendedor de tamales, un tlachiquero, el orfebre de bolsas de palma, la tejedora e incluso el fotógrafo, la ofrenda sigue teniendo un impulso: el que “nos recuerda que seguimos vivos”.  

Los altares, confía durante una entrevista, dan fortaleza en el sentido de lo que somos hoy. “Nos hacen pensar en la muerte, pues no hay alguien quien no lo haga aunque cada uno de forma diferente: vista con respeto, como un hecho natural, o incluso con humor, nos lleva a pensar que es lo que viene después”, reflexiona.  

Andrade acota que gestados a mediados del siglo XIX, pues antes no se tomaban con tanta importancia, fue la iglesia católica la que comenzó a darle importancia sobre todo el día de Todos santos y el día de Fieles difuntos, y a pesar del periodo liberal, siguieron perviviendo. 

Continúa que en el siglo XX, con las políticas nacionalistas y figuras como la de José Guadalupe Posadas, quien le dio a la fecha el “carisma del artista”, a la fecha se le fue dando otro tono hasta llegar a principios del año 2000 cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés), reconoció a la conmemoración de Día de muertos indígena como Patrimonio cultural de la humanidad. 

“No ha sido una cosa estática sino que ha ido cambiando, ahora en la tercera década del siglo XXI ha tomado una forma distinta, otro cariz, ligado más a lo festivo pero sigue siendo parte de la visión con el llamado a mantener respeto por lo que somos”, menciona Sergio Andrade.  

De paso, señala que hay que recordar lo hecho por reconocidos investigadores y pensadores como Eduardo Matos o Miguel León Portilla, quienes se preocuparon por rescatar del pasado prehispánico y al mismo tiempo dar el contexto adecuado a lo que es el mexicano: “el que somos mestizos, y que en el caso particular de las ofrendas o altares reflejan ese mestizaje y las herencias”.  

Sobre el altar montado en el Museo de arte religioso exconvento de Santa Mónica – 18 Poniente 103, Centro Histórico-, que estará vigente hasta el jueves 6 de noviembre, refiere que es resultado del taller de cartonería organizado por Victoria Huitzil, jefa de comunicación del museo, del que estuvo a cargo Guadalupe Rodríguez y en el que participaron varias personas.  

Entre todos, decidieron que estaría dedicada a los artesanos pues un altar es un homenaje: ya sea a un familiar, a un personaje o a un hecho, en este caso, a quienes ayudan a cumplir un quehacer. “Va por la idea de dar un justo valor a las personas que son parte del paisaje cotidiano y a otros que se van perdiendo; es darles el reconocimiento de lo que han desarrollado”, acota. 

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