En los últimos tiempos, América Latina ha sido una región en disputa derivada del cambio de un mundo unipolar a otro multipolar, con una peculiaridad histórica: para enfrentar y/o evitar el surgimiento de opciones progresistas, en nuestros países se constituyeron nuevos bloques derechistas de poder encabezados por élites empresariales convertidas en oligarquías hegemónicas, dueñas verdaderas del poder económico y que controlan la fuerza mediática indispensable para sostener su hegemonía mediante la cual combaten el avance progresista culpando al Estado y a las políticas sociales de ser las verdaderas causantes de los problemas económicos, políticos y sociales, así como del continuo aumento de la deuda pública en Latinoamérica.
En esos regímenes políticos oligárquicos se privilegian los intereses, generales y específicos, del capital financiero, aunque se produzcan los perversos resultados que vive América Latina en términos de una aguda concentración de la riqueza en unos cuantos y un aumento incesante de la pobreza de millones. Esto, impulsó otro proceso social: la migración de la fuerza de trabajo, pues como advirtió el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante el neoliberalismo “le fue bien a un grupo minúsculo, pero a la mayoría de la gente le fue muy mal y tuvieron que irse a buscar la vida a otras partes.”
Desprestigiado el neoliberalismo, como está actualmente en América Latina, surge en Argentina un gobierno de extrema derecha elegido democráticamente, cuyo candidato a la presidencia, Javier Milei, se proclamó como el primer gobierno libertario y anarco–capitalista en el mundo. Desde su campaña, Milei mostró su propósito de distanciarse del neoliberalismo tradicional y propuso avanzar a un nuevo nivel: “la desaparición del Estado, que comienza con su achicamiento radical; la privatización de todo lo público; la completa liberación de mercados y, ante todo, el externo; el desmontaje del sistema de impuestos; el cuestionamiento a cualquier política de redistribución de la riqueza, afán de justicia y atención estatal a la población; la sobrevaloración de la empresa privada como única proveedora de bienes y servicios; la flexibilización laboral más profunda para favorecer a los inversionistas; la alineación con el mundo occidental y el americanismo; y la refundación de la democracia de los capitalistas” (Juan Paz. https://connuestraamerica.blogspot.com/2023/12/viva-la-libertad-carajo.html).
Los decretos como el llamado de Necesidad y Urgencia, tanto como el envío al Congreso de una propuesta que modifica más de 600 artículos de la Constitución argentina, buscan la creación de una libertad referida exclusivamente a la competencia empresarial y la irrestricta libertad a las fuerzas del mercado: la oferta y la demanda. Esto se complementa con la privatización de los bienes nacionales y públicos, que, para los libertarios, sólo en manos del capital privado funcionan eficazmente. Todo ello acompañado de un Estado desdibujado. Así, la racionalidad pública está ausente en el funcionamiento de la economía y en todo el proceso de desarrollo, lo cual termina por agudizar la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos y la pobreza generalizada entre la población y la amenaza permanente de represión a toda resistencia al proceso de libertad empresarial.
Es posible que debido al éxito electoral de Milei en Argentina, pronto se hagan visibles los seguidores de Milei (que los hay) en Latinoamérica y en México. Por lo pronto, la realidad ha impedido que Milei lleve a cabo sus primeros propósitos “anarco–capitalistas” y tuvo que recular en su propuesta de no hacer negocios con China por ser “un país comunista”, sin embargo, venciendo sus prejuicios, finalmente, solicitó el apoyo financiero de ese país “comunista”; tampoco pudo, Milei, cerrar el Banco Central y la dolarización del país, como lo había prometido en su campaña y quedan pospuestas para un “mejor momento”; finalmente, las primeras acciones, han desatado la resistencia popular y de los trabajadores a la destrucción de los derechos sociales y laborales. El que respondió inmediatamente y ofreció su apoyo solidario a Milei fue el carroñero Fondo Monetario Internacional (FMI), que tiene rato de haber sometido a los argentinos.
Los mexicanos hemos decidido seguir un camino completamente distinto al ofrecido por el capitalismo de los empresarios, que habrá de seguirse con mayor fuerza en los próximos años.