En los últimos seis años, las denuncias por violaciones sexuales a menores de edad en Puebla, aumentaron en 140 por ciento, al pasar de 135 casos en 2015 a 324 en 2020, mientras que, en el primer trimestre de este año, ya se contabiliza, en promedio, un caso diariamente.
Puebla ocupa, en el escenario nacional, la quinta posición con más denuncias por violación equiparada acumuladas desde 2015 y hasta marzo pasado, al sumar 1 mil 435 familias que han denunciado ese tipo de agresión en contra de un menor de edad.
Resulta preocupante el aumento porque estas cifras esconden una realidad aún más grave, ya que sólo una mínima parte de estos abusos se denuncia, en un entorno de incremento de violencia intrafamiliar y social.
México ha sido señalado por diversos organismos internacionales y organizaciones civiles como el primer lugar mundial en abuso sexual infantil, con alrededor de 5.4 millones de casos estimados al año, aunque algunos consideran que esa cifra es poco realista porque sólo es denunciado uno de cada 100 casos de abuso de menores.
Es una realidad muy grave ya que la mayoría de los agresores sexuales de niñas y niños se encuentran en el seno familiar, en los maestros y en los sacerdotes. Son abusos que en la mayoría de los casos se callan por miedo, por inmadurez o la misma relación con el agresor.
Por ello, es necesario hacer conciencia sobre este delito, diseñar una política de prevención así como destinar los recursos que permitan generar la infraestructura y capacitar al personal que atienda a las víctimas y que no sean revictimizadas por un sistema judicial y penal que deja mucho que desear.