Personajes detractores del Presidente López Obrador acusaron recibo sintiendo un fuerte golpe con guante blanco, y no del Presidente sino del pueblo que lo respalda, que tras la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), las críticas y declaraciones absurdas se dejaron venir en contra del mandatario y del proyecto AIFA concluido y en operación.
“Que si la falta de planeación del AIFA, la falta de conectividad, la falta de pasajeros y la ausencia de aerolíneas que quieran realizar vuelos desde ahí”. “Que si el costo de oportunidad, en términos del tiempo perdido, que los viajeros nacionales e internacionales tendrán que trasladarse entre dos aeropuertos comunicados de manera laberíntica, y que están a más de cincuenta kilómetros de distancia”. “Que el dinero no le va a alcanzar”, “Que hubiera quedado mejor el de Texcoco”, etc. Declaraciones peyorativas que denotan su mezquindad, su pobreza de juicio y en medio de su desdén, añoran el regreso del pasado que tantos favores les hizo.
Declaraciones donde brota el rencor y hasta el odio como muestras de su clasismo y racismo, la señora de las tlayudas con expresión de desprecio es lo de menos, es un sentimiento de odio en contra del presidente de México, por lograr construir y poner en marcha el primero de los cuatro proyectos emblemáticos de su gobierno en tan solo dos años cinco meses, el primer proyecto de gran envergadura desde 1984. Ni juntos el PRI y PAN lograron posicionar a México globalmente; por el contrario, su política estuvo marcada por el saqueo, la privatización de los bienes públicos, endeudamiento y corrupción; agudizando la pobreza, la falta de crecimiento, escasa infraestructura y el desempleo.
El AIFA es el tercer aeropuerto más grande del país detrás del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el Aeropuerto Internacional de Cancún, construido con estándares mundiales como parte de un sistema aeroportuario regional que se complementa con el AICM y el Aeropuerto Internacional de Toluca. Con ello, no solo se resolvió un problema de saturación que arrastra la enorme urbe de más de veinte años, además, constituye una honra al pueblo de México, que podrá llevarlo a cualquier destino, y no solo a Canadá como aspira la impresentable Senadora panista, que insiste en su aeropuerto en Texcoco.
Es, además, el AIFA una de las cuatro obras insignias en infraestructura del presidente López Obrador, junto con la refinería en Tabasco; el Tren Maya; y la modernización del corredor interoceánico de Tehuantepec, y que pronto habrá de inaugurarse.
Grupos de especialistas han echado abajo el escepticismo técnico sobre la operación del AIFA, pues muchos analistas aseguraban que era “incompatible” la operación del viejo AICM con el AIFA, lo cual ha quedado solventado con una reconfiguración del espacio aéreo.
Mientras el AIFA permitirá consolidar las nuevas tendencias internacionales de atención a pasajeros; conectará a Europa, Asia y África con todo el Continente Americano; consolidará la tendencia de crecimiento de la actividad turística en México; y generará mayores divisas, los conservadores y escépticos seguirán aplaudiendo la fantasmal refinería de Calderón.